José María Sabaté Mícola habla desde la indignación de un hombre que se cree víctima de una injusticia y desde la impotencia de un ciudadano que lleva cuatro meses chocando de frente con la administración.
Su calvario comenzó el 24 de marzo, cuando fue a montar en su coche y no lo encontró en el lugar donde lo había dejado, en la calle Unió. «Me lo han robado», fue lo primero que pensó. No imaginó que la grúa se lo pudiera haber llevado.
No tenía motivos para ello. Aparcó en zona azul, pero puso un tíquet a las diez de la noche del día 23 que le permitía estacionar allí hasta las 11 de la mañana del día 24.
Sí había en la acera una señal que advertía de la prohibición de aparcar por los actos de la Semana Santa, pero en el cartel se decía que la prohibición regía a partir de las 20.0 horas del día 24.
Y, sin embargo, la grúa se llevó su vehículo a primera hora de la mañana. «Como tiene matrícula de Andorra, habrán pensado que soy rico», dice este jubilado que asegura cobrar una pensión de 620 euros al mes.
«Pues que sepan que para mí tener que pagar 213,84 euros –113,84 por el depósito y 100 por la multa, con pronto pago– es una faena que me revienta el presupuesto», dice, tras aclarar que reside en Andorra porque fue allí hace años por motivo de trabajo, aunque él es de Tarragona. Su impotencia y frustración aumentan cuando va a la Guardia Urbana.
«Me dicen que no tenía que haber pagado la multa, pero me obligaban a ello para poder retirar el coche y regresar a Andorra». Ahora asegura que le responden que «no me pueden devolver el dinero porque el caso ya está caducado. Es una vergüenza», concluye.
La Guàrdia Urbana confirma que los residentes en el extranjero deben pagar la multa en el acto y añade que el espacio donde aparcó este hombre «estaba reservado para un camión grúa y que la señalización provisional establecía el horario entre las 20:00 horas del día 23 y las 12:00 del 24, por lo que la señal inhabilitaría ese lugar para estacionar.