Este año en la demarcación de Tarragona han aprobado las pruebas de acceso a la universidad, PAU, 3.262 alumnos, pero ayer la atención se centraba en dos cuyos teléfonos no paraban de sonar desde temprano: el de Rubén Montes González y el de Laura Ribes Viudez. Ambos obtuvieron una calificación de 9,80 (sobre 10) en la fase general de la selectividad, lo que les convertía en los dos estudiantes con mejores calificaciones de la provincia.
A nivel catalán, los dos alumnos que lograron las mejores notas (obtuvieron un 9,90) son de Sant Cugat del Vallès y de Castellnou de Bages (Barcelona).
A Menorca con los amigos
Rubén atiende el teléfono camino de una cala en Menorca, donde está disfrutando con unos amigos de las vacaciones que llevan planeando durante los dos años de bachillerato. «Bueno, aquí estamos nosotros y toda Tarragona y media Catalunya», cuenta entre risas.
Quiere estudiar un doble grado en Traducción e Interpretación y Lenguas Aplicadas en la Universitat Pompeu Fabra porque es un apasionado de las letras. Cuenta que en cuarto de la ESO estudió ciencias pero descubrió que las humanidades eran lo que más le motivaba «y desde entonces me he esforzado un montón». Finalmente ha obtenido un 13,86 para acceder a los estudios que quiere. Tendrá de sobra, porque la nota de corte del año pasado fue un 11,95.
Explica que más de una vez le han preguntado por qué, sacando tan buenas notas, no se había decidido por los estudios científicos. Él explica que «las humanidades son muy importantes en nuestra vida, el lenguaje es precisamente lo que nos hace humanos; no entiendo por qué muchas veces se las infravalora».
Conoció las notas de la selectividad en el coche de su tío camino del ferry que los llevaba de Barcelona a Menorca. «Fue una locura», recuerda. Un vídeo que le grabó una amiga y que puede verse en la web del Diari muestra cómo se va emocionando al leer las notas, cada una mejor que la otra.
Reconoce que los tres días de la selectividad fueron duros porque los alumnos se juegan mucho en poco tiempo. La preparación, no obstante, ha sido más bien un trabajo e largo recorrido con el apoyo de su escuela, la Pare Manyanet, donde se ha sentido bien acompañado.
Además de estudiar mucho, cree que la otra clave del éxito ha sido el apoyo que recibe de sus amigos. «Mantener la vida social en este curso, que es muy estresante, para mí ha sido súper importante», apunta. En el viaje a Menorca le acompañan Evelyn, Mateea, Mar, Judith, Unai, Ona, María y Berta, amigos «del cole de toda la vida».
Trabajo de verano
A Laura, alumna del Institut Torredembarra, cuesta bastante más encontrarla. Coge el teléfono cerca de las cuatro de la tarde mientras come. Finalmente había una explicación: no podía atender a la prensa porque estaba en su trabajo en el bar de un camping de Altafulla.
En su caso cuenta que se enteró de las notas en la calle, porque un amigo le preguntó cómo le había ido y tuvo que explicarle allí mismo cómo mirarlas. Otra amiga se las fue dictando. Reconoce que «me quedé descolocada, lloré y todo».
Todavía no sabe lo que estudiará. Se está debatiendo entre matemáticas puras en Barcelona o un grado en ingeniería matemática y física en la URV. «Lo mejor es que puedo elegir», cuenta sonriente.
Reconoce que desde primaria ya sabía que quería dedicarse a algo relacionado con las matemáticas. Su trabajo de investigación de bachillerato (TDR) fue sobre las matemáticas del cubo de Rubik.
Le preguntamos qué le pareció la prueba de esta asignatura en las PAU (la media en Catalunya fue un suspenso, 4,87) y cree que la estructura no era muy diferente de la de otros años. Explica que con su profesor de matemáticas del instituto resolvieron por lo menos siete exámenes de años anteriores «y lo que encontré me resultó familiar». El examen que más le costó fue el de física. «Fue intenso», recuerda.
Reconoce que bachillerato es un curso duro, con muchos exámenes, «pero yo procuro pensar en que tendré el trabajo hecho en la fecha que toca y ya está... He estado lo más tranquila posible porque cuando estoy tranquila es cuando mejor me salen las cosas». De tan tranquila llegó a decirle a la reportera de una agencia de noticias que la calificación que había sacado en las PAU solo era «una nota más».
La foto se la hacemos en su instituto. Su tutora, Desam Company, dice de ella que es una alumna «brillante y muy madura».
Eso sí, las exigencias del bachillerato no han impedido que Laura disfrute de actividades que le gustan, como tocar la guitarra. «Voy a un grupo de música, al del centro juvenil de Torredembarra, y allí llevo el taller de rap» cuenta. Además da clases de repaso.
De momento no tiene ningún plan especial en vacaciones más allá de la intención de sacarse el carnet de conducir.