El sector turístico tarraconense está a la expectativa. Llega la temporada alta de verano y las previsiones no son tan optimistas como quizás lo eran a comienzos de año. La Semana Santa y el mes de mayo lo han cambiado todo. Los números no han sido los esperados y las metas marcadas no se han cumplido. Por eso la cautela manda. Todavía hay esperanza en alcanzar las cifras prepandemia, pero ahora ya no se ve tan factible como en el inicio del 2023. Hay diversos factores que han instalado esta postura, pero hay uno que sorprende porque es novedoso respecto a otros estíos.
«La buena climatología en Europa a nivel general nos está afectando. Sobre todo de cara al mercado inglés. El turista británico prefiere quedarse en su país, reservar más adelante o incluso espera hasta última hora para hacer las reservas». Son las palabras de Xavier Guardià, portavoz de la Federació Empresarial d’Hostaleria i Turisme de la provincia de Tarragona. Hablar del turista británico para el turismo de la provincia es hacerlo de un perfil que siempre ha sido clave. Vienen muchos y suelen gastar mucho también. Son el principal activo. Sin embargo, ellos también están teniendo que lidiar con los efectos de la inflación y del brexit. Su economía se está viendo resentida.
Albert Savé, presidente de l’Associació Hotelera Costa Daurada i Terres de l’Ebre confirma que el mercado británico está adaptándose a la nueva economía mundial: «El turista británico se está teniendo que adaptar al mercado. La diferencia entre la libra y el euro cada vez les cunde menos y el brexit también lo están notando. Ahora probablemente su gasto será más bajo porque las vacaciones (vuelos y alojamiento) son más caras y aquí van a gastar menos porque todo ha subido. Incluso ya hay británicos que ha reservado solo tres-cuatro días y no una semana como solían hacer antes».
Mireia Sans, presidenta de l’Associació de Càmpings de la Costa Daurada i Terres de l’Ebre, confirma que ya en el mes de mayo ha notado como el turista británico no solo ha gastado menos, sino que ha venido menos, probablemente por el tema de la climatología que comentaba Guardià: «El mercado británico ha bajado un 20% en mayo en comparación con el año pasado».
Lo cierto es que las reservas han notado y esperan seguir notando este descenso de turistas británicos, pero también han tenido que lidiar con la ausencia de otro perfil extranjero que ha hecho mucho daño. «Estamos notando mucho la pérdida del turista ruso. Para nosotros no era un mercado cualquiera, ya que éramos líderes a nivel nacional. Cuando pierdes un mercado pequeño no pasa nada, pero cuando pierdes uno tan grande pues deja un agujero que se tiene que rellenar y cuesta un poco más», añade Guardià.
Savé también confirma esta pérdida: «El mercado ruso llegó a ser el tercero o incluso el segundo y ahora lo hemos perdido casi de manera completa. Por eso hay dos tipos de turistas que están ganando un peso más importante: son los franceses y el propio turista nacional. Sans añade otro perfil que ha ganado peso y que espera ganar más: «El mercado irlandés y el portugués han subido muchísimo».
Todo esto dibuja un panorama que mejora, pero no al ritmo que se esperaba. A principios de año se pensaba incluso llegar a niveles prepandemia, pero estas son unas expectativas que ahora mismo ya no se plantean, al menos para Joan Calvet, presidente de l’Associació d’Apartaments Turístics Costa Daurada i Terres de l’Ebre: «El mes de mayo nos ha fallado, ha sido más flojo de lo esperado. Se puede decir que no ha cumplido con las expectativas, aunque quizás nos deberíamos preguntas si las hemos puesto demasiado altas. Ahora mismo estamos en un periodo de contención, pero en general creo que tenemos mucho margen de mejora».
Sin embargo, Savé cree que todavía se pueden alcanzar los niveles prepandemia, aunque no será fácil: «Ya estamos viendo una recuperación y no hemos llegado pero estamos cerca de los niveles de 2019». En el contexto reina la incertidumbre, aunque lógicamente desde la tranquilidad porque los números no son ni mucho menos malos. Mejorables, sí, pero brillantes en comparación a veranos de pandemia en el que todo quedó en la nada.
Sans tiene una visión mucho más optimista y cree que al menos en los campings ya se va a conseguir llegar a las cifras de 2019: “Nuestra previsión es tener un verano muy similar al verano prepandemia y creemos que llegaremos a los datos de 2019”. Eso sí, la presidenta llama a la prudencia porque el nivel de gastos será menor: “El nivel adquisitivo de las familias es más bajo, cada vez tienen menos ahorros y todo está subiendo”.
Las lecturas y las previsiones coinciden en cierto punto optimista, aunque si se va a superar o no la barrera de los niveles prepandemia es la gran duda. Hay motivos para la esperanza, puesto que comentaba Guardià anteriormente, las reservas a última hora cada vez toman más fuerza. Calvet desvela los números que en estos momentos se manejan para la temporada alta de manera porcentual: «Para el puente de San Juan tenemos cerrado un 70-75% de ocupación y el mes de junio al completo lo tenemos con un 60-65% de reservas. En julio tenemos ya un 80% de reservas y en agosto estaremos cerca del 90%. Para hacer valoraciones de septiembre y octubre todavía hay que esperar».
La inflación está retrasando las reservas, pero también las está modificando en su forma y fondo. Así lo asegura Guardià que explica la nueva fórmula por la que apuestan tantos los turistas nacionales como los extranjeros en general: «La inflación está provocando que las estancias vayan a ser más cortas. La gente ahora va a pasar a quedarse unos días cinco días y no 10 días como se hacía antes. Eso provoca que los huecos sean más difíciles de llenar»
Savé también lo considera así y está totalmente de acuerdo con este diagnóstico: «Estamos viviendo un cambio de mercado. El cliente ruso hacia estancias más largas y ahora como son clientes de mayor proximidad pues hacen estancias más cortas. Te vienen de dos a cinco días y antes venían una semana o diez días».
El turismo se prepara para un verano diferente. Los británicos gastarán menos, los rusos han desaparecido del mapa casi en su totalidad. Mientras, el turista francés, portugués y nacional va cogiendo protagonismo. ¿Será suficiente para alcanzar los niveles prepandemia? Esa es la gran duda.