Tres personas malviven desde hace más de medio año en el Portal del Carro, justo en la entrada de la ermita de Sant Magí. Son extrangeros y aseguran que están de paso, que en cuestión de semanas se irán de la ciudad. Se da el caso de que estas tres personas conviven diariamente con los miembros de la Confraria de Sant Magí. Tienen la sede en el mismo Portal del Carro. Desde la entidad denuncian la situación y aseguran que no pueden más. Explican que, desde la llegada de los tres individuos, la calle está llena de suciedad. Además, aseguran que se trata de personas violentas que, en más de una ocasión, se han enfrentado a ellos de malas maneras.
La historia se remonta a hace un año, cuando llegó la primera persona. Esta se acabó yendo y llegaron tres más. Aquí empezó el problema real, aseguran desde la Confraria de Sant Magí. Desde entonces, en la parte superior del callejón –casi en la entrada de la ermita– se pueden ver colchones, mantas, paraguas y hasta carros de la compra. «Procuramos no decirles nada, porque en alguna ocasión nos han insultado. Lo que pasa es que, si tenemos reunión en la sede, no nos queda más remedio que pedirles que nos dejen pasar», explican desde la Confraria.
Los tres individuos se pasan el día en el lugar «chillando y discutiendo», explican testimonios. Solo lo abandonan cuando es la hora de ir a buscar el desayuno a Cafè i Caliu –un espacio destinado a personas con vulneralidad y que se encuentra a pocos metros de distancia, en la Plaça de les Pescateries Velles–. «Allí dejan los tetra briks de vino, la basura y hacen sus necesidades. Somos nosotros los que tenemos que recogerlo y limpiarlo antes de cada acto», dicen desde la entidad.
Y es que la Confraria de Sant Magí lleva a cabo una actividad bastante frecuente en el lugar. Desde visitas grupales, hasta conciertos, pasando por las juntas. «El otro día vinieron unas monjas a visitarnos. Querían ver la ermita. Cuando vieron el entorno se quedaron muy paradas», explican. «No nos parece normal. Este es un espacio muy importante de la ciudad. Es la sede del patrón de Tarragona», denuncian desde la entidad.
La discusión
Hace unos días, se vivió un episodio de lo más desagradable. Era viernes 17 de mayo y estaba previsto un concierto del Cor Jove de la Schola Cantorum. «Les pedimos si podían apartar los colchones y las mantas para poder poner la sillas. Se pusieron nerviosos y un tanto agresivos», explican desde la organización, quienes añaden que «hemos avisado muchas veces a la Guàrdia Urbana y nos dicen que no pueden hacer nada».
Por su lado, el mosén de la ermita de Sant Magí, Joan Magí, asegura que «no los podemos obligar a marcharse. La calle no es nuestra», añade.
Controles diarios
Desde la Guàrdia Urbana explican que se han intensificado los controles diarios, sobre todo en las horas de entrada y salida de los alumnos de Lestonnac –escuela que hay al lado del Portal del Carro–, y que, en más de una ocasión, se ha llamado al servicio de limpieza para que se lleven la basura.
Por otro lado, desde el Institut Municipal de Serveis Socials (IMSS) explican que se ha hablado con ellos en más de una ocasión, y que, en algún caso, se han acogido a los recursos temporales que da el Ayuntamiento. Desde el IMSS aseguran que se trata de individuos que están de paso a la ciudad y que no quieren arraigarse demasiado.