Nueva jornada, nueva incidencia. Los usuarios del corredor ferroviario del sur cuentan los días por retrasos e incidentes desde que se restableció la normalidad en el servicio entre Tarragona y Barcelona. «Están luciéndose desde que han abierto», manifiesta una usuaria.
El lunes fueron los retrasos y una caída de tensión. El martes continuó el calvario. El miércoles se constituyó un gabinete de crisis porque seguían los retrasos. El jueves fueron la megafonía y los paneles en las estaciones. Y este viernes ha sido una avería en la catenaria en el tramo de Bellvitge a El Prat y una incidencia en la R16, además de los servicios por carretera en los tramos de la R2 Sud entre Sant Vicenç de Calders y Cunit, y de la R4 entre Sant Vicenç de Calders y El Vendrell.
«Están luciéndose desde que han abierto»
Al filo de las 08.45 horas, las usuarias y los usuarios alertaban de una supuesta «explosión» en la catenaria, que en realidad se trataba, según fuentes de Adif y de Renfe, de una bajada de tensión que ha generado el problema técnico –falta de suministro eléctrico en la catenaria– en este tramo entre las dos estaciones de Barcelona: «Un tren R2 se ha detenido en la vía de al lado y justo en ese momento vimos un destello y cayó un trozo de catenaria sobre el tren», explicaba una usuaria.
El maquinista, comentan, ha salido para conversar con los usuarios e intentar dar explicaciones sobre el problema que se había dado en la infraestructura. La bajada de tensión de la catenaria provocó un efecto dominó a la circulación ferroviaria en Barcelona y por extensión sus ramificaciones hacia Tarragona y Girona.
«Tienes que decidir entre familia o trabajo si quieres mantener la salud mental»,
Una pesadilla para el usuario
La vida del tren se ha convertido en un auténtico sinvivir para muchas personas: «Tienes que decidir entre familia o trabajo si quieres mantener la salud mental», explica una persona. Otra apunta que debe trabajar a distancia: «Mi jefe me obliga a teletrabajar para que no tenga que coger el tren», indica otra. «A punto de perder el trabajo por llegar tarde continuamente». «Cinco horas desde mi casa a la puerta del trabajo... y eso que son solo 80 kilómetros». Son las reflexiones que surgen tras experimentar el día a día en el tren.
Todo ello llega a afectar personalmente: «Tengo unos niveles de ansiedad que no son ni normales», denuncia un usuario. «Son ganas permanentes de llorar», relata otro. «Ansiedad, taquicardias, malestar, miedo a que nos echen del trabajo...», resumen.
«Tengo unos niveles de ansiedad que no son ni normales»
Otro testimonio: «Después de 15 años seguidos trabajando de cara al público, muy feliz y con mucha vocación, dos años después de dejar Barcelona para ir a vivir con la familia al Baix Camp (línea R16), tuve que cambiar de trabajo».
«No podía soportar el estrés de saber que no llegaría a tiempo, que los usuarios estarían esperando a que yo abriera, y que los compañeros no siempre podían cubrirme, ni yo a ellos cuando se iban de vacaciones. Ahora sigo llegando tarde, pero al menos nadie me espera», añade.
«Acabé divorciada y sola a las vías, la plataforma es la esperanza»
De historias, mil y una más para contar: «Acabé divorciada y sola en las vías, la plataforma es la esperanza». «Estamos desquiciados, cada día sin saber el cuándo, el cómo y el dónde».
Sara Pérez, una usuaria diaria desde hace ocho años para ir a Gavà, ha sido una de las afectadas: «Pagas tu billete rigurosamente cada día y ellos son un poco impresentables».
Pérez ha subido a un tren después de más de una hora esperando en Bellvitge-Gornal y lamenta que «lo peor es que no dicen nada y no ofrecen una alternativa». A su lado, en el andén, está Carlos Goitia, que trabaja en el aeropuerto y tenía una cita médica en el Hospital de Bellvitge, pero se marcha sin haber llegado al médico y resignado porque «toda la mañana perdida».
Manifestaciones próximamente
La plataforma Dignitat a les Vies está acelerando la convocatoria de manifestaciones para las próximas semanas. Las usuarias y los usuarios aseguran que están llegando al límite de sus fuerzas y exigen medidas y soluciones.
Dignitat a les Vies está en contacto con Renfe y con Adif y se ha convertido en el altavoz de las denuncias de las pasajeras y los pasajeros, que no han hecho más que aumentar desde que se restableció el servicio.