Este domingo 10 de diciembre se cumplirán 75 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) y el aniversario no podría llegar en peor momento.
Siete décadas y media después de ese paso tan histórico como valioso, la necesidad de recordarlo muy a menudo ha pasado de urgente a vital debido a la vulneración constante de esos Derechos Humanos que, lejos de ser universales, parece que solo están reservados a la mitad privilegiada del mundo. Pasa a la otra punta del planeta, al otro lado del horizonte... y también en Tarragona.
En ese contexto unas 200 personas se han reunido este miércoles a orillas del mar -el escenario escogido no podía ser más adecuado- para celebrar y recordar la efeméride de los 75 años y darle un toque tarraconense.
Con público mayormente ciudadano y la presencia de varios partidos (ERC, PSC y ECP) el Camp de Tarragona quiso premiar el trabajo incansable de tres organizaciones y una persona que cuidan y protegen los Derechos Humanos aquí, en nuestra casa.
La consellera d’Igualtat de la Generalitat, Tània Verge, y el presidente del Port de Tarragona, Saül Garreta, han sido los encargados de entregar el reconocimiento a la tarraconense Neus Roig y a las organizaciones H2O, Fundació Bonanit y Reus Refugi, a los que han alabado como «motor escondido de nuestra sociedad».
«Muchas veces no somos conscientes de lo que significa defender los Derechos: no es una cuestión individual, sino colectiva», ha dicho la consellera Tània Verge. Los reconocimientos se han entregado en representación de un conjunto de personas, entidades y colectivos que luchan cada día para garantizar los derechos más básicos y amparar a las personas más desfavorecidas. Derechos que la mayoría tenemos asegurados (a una vivienda digna, a una alimentación sana, a la compañía, a la libre expresión de género, a conocer a nuestros a padres e hijos, etc.), a menudo no están garantizados ni para nuestros convecinos. Por eso estas organizaciones y personas se vuelven imprescindibles también aquí.
H2O es un colectivo LGBTI+ del Camp de Tarragona que desde 1998 dignifica a las lesbianas, gays, bisexuales y trans a través de acciones culturales, sociales y educativas. Su director, Lluís Romero, recogió ayer el premio y remarcó el trabajo incansable de la entidad para «un futuro en libertad, de inclusión y respetuoso para todas».
La Fundació Bonanit se esfuerza para acoger a personas con diversidad de capacidades que tienen dificultades para encontrar una vivienda y les proporcionan comida, compañía e higiene. Cada noche acogen un centenar de personas en Tarragona. «Este es un reconocimiento al trabajo silencioso. Hoy sólo tengo una palabra: gracias», dijo el presidente de la fundación, Antoni Vives, que recomendó «gravar» el primer artículo de la DUDH -que reza que ‘todos los seres humanos nacemos libres e iguales en dignidad y derechos’ y que nos debemos comportar ‘fraternalmente’- en la entrada de todas las escuelas.
Y Neus Roig, abanderada desde Tarragona de la lucha contra el robo de bebés y el olvido, protagonizó un discurso muy emotivo y sin preparar con el que quiso reivindicar el reconocimiento de la huella dactilar como un modo infalible para evitar las llamadas desapariciones forzosas. «Tenemos que seguir luchando por algo tan sencillo como la identidad», denunció Neus Roig.
Desde Reus Refugi, dónde trabajan con personas refugiadas que llegan al Baix Camp, Xifré Ramos exigía un compromiso auténtico de las administraciones y «vías seguras» para llegar a Europa. Con ellos, tres entidades y una persona de altísimo valor social recibían el reconocimiento que se merecen tantas otras organizaciones e individuos. El verdadero tesoro humano del Camp de Tarragona.