Marta Alejandrino (47 años) vive entre Tortosa y Tarragona. Cubre cada día los 90 kilómetros entre las dos ciudades y lo hace con su vehículo eléctrico. «Lo compré hace cuatro años. Hice cuentas. Fue una inversión para poder ahorrar gasolina, que estaba subiendo ya mucho de precio, porque iba a hacer muchos kilómetros», explica.
Le costó 32.000 euros y decidió afrontar ese mayor dispendio para poder economizar en combustible. «También lo quise hacer por concienciación, por compromiso con la lucha contra el cambio climático», añade mientras recarga en el punto de la Imperial Tarraco.
Marta, que trabaja de enfermera en el Hospital Verge de la Cinta de Tortosa y estudia Medicina en el Joan XXIII, se siente un poco pionera: «Nadie de mi entorno tenía coche eléctrico entonces, y tampoco ahora, así que mucha gente no lo entendió». Su experiencia es agridulce, por problemas como la falta de puntos para cargar y de apoyo técnico, pero lo cierto es que cada vez hay más conductores que se animan a adquirir un eléctrico puro.
Un ‘sorpasso’ significativo
En las últimas semanas se ha producido en Tarragona un ‘sorpasso’, y no por menos esperado es revelador de las tendencias: en lo que va de año ha habido por primera vez más ventas de automóviles eléctricos que de diésel.
La inercia habla del incremento de un modelo pero también del ocaso de otro, como derivada de la transición energética en el mundo de la automoción. De enero a agosto se matricularon 524 vehículos diésel en la provincia, con una cuota de mercado del 6,2%. Los eléctricos 100% matriculados alcanzaron la cifra de 538, un 6,3%, un porcentaje escaso aún pero creciente. Esas cifras aún quedan lejos de las que consigue la gasolina, que sigue siendo el combustible rey en la provincia, con una cuota que roza el 50% de las matriculaciones, e incluso de los híbridos, que se quedan con un porcentaje del 34% en este reparto, según el balance de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac).
El gasoil encara su ostracismo en los coches nuevos, si bien en el parque automovilístico tarraconense hay diésel para rato. De los 435.660 turismos registrados en la provincia, según datos de este año de la DGT, un 48% son gasoil, 211.496, y un 50% son de gasolina, 220.200. Los eléctricos son solo el 0,5% de ese parque.
La matriculación de turismos y todoterrenos diésel se ha desplomado casi un 40% este año en relación con el anterior. Los 1.256 vehículos de ese carburante vendidos en 2022 supusieron un 16% menos. Hay que recordar que 2019 acabó con 3.048 matriculaciones, más del doble que en el último año.
Crecimiento a ritmo insuficiente
El diésel ha pasado a estar mal considerado desde el punto de vista ambiental, por mucho que las versiones más recientes comercializadas respeten las normas de emisiones. La cantidad total de emisiones de los dos tipos de vehículos se ha reducido en los últimos año. Sin embargo, si se analiza el ciclo de vida total un coche diésel contribuye más al calentamiento que uno de gasolina a través de sus emisiones de dióxido de carbono, según un informe de la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente.
Por tanto, a la hora de comprar un coche de combustión, la mayoría de los conductores lo tienen claro y se van a la gasolina. Mientras, híbridos y eléctricos crecen, pero a ritmo insuficiente.
A pesar de que crezcan las cuotas de los electrificados, híbridos incluidos, y que constituyan el 40% del total de matriculaciones, Emili Beltran, secretario general de Astave (Associació Empresarial de Tallers de Reparació i venedors de l’Automoció), en Tarragona, matiza: «El porcentaje de vehículo eléctrico puro es terriblemente reducido todavía. Cuando añadimos el híbrido las cifras sí mejoran, pero hay que tener en cuenta que estamos hablando de un coche que estará fuera de la normativa europea en el futuro, que prevé exclusivamente el eléctrico».
«Te cobran en más sitios»
Tener un eléctrico dista mucho de ser un ideal. «Hay pocos puntos para repostar y muchos cargadores no funcionan. Además, cada vez es más común que te cobren por recargar, como pasa en Reus. A lo mejor recargar al completo te puede valer 15 euros», admite Marta Alejandrino, que no esconde su decepción: «Hice una apuesta como ciudadana por un vehículo así y me encuentro con muchos problemas. Creo que los políticos que toman decisiones no están acompañando».
Tarragona debe aumentar exponencialmente sus puntos de recarga del coche eléctrico si quiere cumplir con las nuevas directrices de la Unión Europea. Es una de la conclusiones de un estudio reciente de Anfac. La entidad ha presentado su actualización de Mapas de Infraestructura de recarga de acceso público para que todos los territorios puedan alcanzar los objetivos de reducción de emisiones del plan Fit For 55.
Hay poco tiempo por delante y mucho por hacer. Los alrededor de 300 puntos de recarga actuales en Tarragona deberían duplicarse a finales de este año. Anfac pone una cifra: 752. Pero los objetivos se dibujan a más largo plazo: a finales de 2025, en poco más de dos años y medio, el dato debería escalar a las 1.542 conexiones.
La tarea por delante es ingente, porque supone multiplicar prácticamente por cuatro el balance actual de estas terminales de acceso público. Otro hito de este trayecto ambicioso se ubica, por el momento, a siete años vista. En 2030, debería haber 5.251 dispositivos, 13 veces más de los que existen en la actualidad.
«No se cumplen las previsiones»
Desde Tarragona, Emili Beltran, sostiene que «como gremio, lamentamos que no se hayan cumplido ni una cuarta parte de las previsiones hechas por el Gobierno hace tres años en cuanto a despliegue». Hay, sin embargo, otro freno. «Quizás lo que sucede es que el ciudadano tampoco tiene una previsión de compra de vehículo eléctrico a corto y medio plazo. No hay una presión social significativa, no existe un volumen de compradores previsto», detalla Beltran, que reclama a las administraciones cumplir con sus compromisos.
Para José López-Tafall, director general de Anfac, «los objetivos establecidos por la Unión Europea no se cumplen solo con el esfuerzo del sector, sino que precisan de un gran esfuerzo por parte del resto de los actores».
Igual que Beltran, el directivo indica que «es imprescindible el compromiso del Gobierno y de las comunidades y corporaciones locales para implantar en el territorio la infraestructura necesaria». López-Tafall considera que «la industria de la automoción está liderando la descarbonización y ya está poniendo en el mercado una amplia oferta de vehículos electrificados».
El otro freno sigue siendo el precio. Desde el mes de junio, los compradores de un coche eléctrico o aquellos que instalen un punto de recarga podrán lograr una deducción del 15% en el IRPF sobre un máximo de 20.000 euros.
Las principales marcas de automoción y concesionarios de la provincia celebran este tipo de ayudas para incrementar la comercialización de estos turismos. Creen que en los próximos meses se podrá animar la compra y eso puede contribuir a que España se iguale con el resto de países europeos. También proponen que la administración siga implantando ayudas y que sean más directas.
El gasoil, carburante rey hasta 2016
Durante muchos años el diésel, ahora desplomándose a marchas forzadas, fue el carburante rey elegido por el consumidor a la hora de comprar un coche, por delante de la gasolina. En 2014, se matricularon en la provincia 8.582 vehículos de diésel frente a los 6.771 de gasolina, según las estadísticas de la DGT. La inercia siguió en 2015 hasta que en 2016 se produjo el vuelco: 11.435 de gasolina frente a 9.596 de gasoil, iniciando un cambio de tendencia acentuado en los últimos años.