La situación en el CAP de Bonavista-La Canonja cada vez es más preocupante, según el sindicato USITAC, que exige más profesionales en el centro sanitario. El personal más perjudicado es el de enfermería que ve como cada vez está recayendo más responsabilidad sobre sus hombros pese a que no se amplia la plantilla de trabajadores.
Actualmente, en el centro del barrio de poniente están trabajando seis enfermeras. «El volumen de faena es desproporcionado», asegura una de las trabajadoras del CAP. Y es que a las tareas que realizan normalmente este personal sanitario (box, analíticas, visitas a domicilio o curas inyectables) hay que sumarles la gestión de la Agenda de respiratorio y la Agenda del Covid-19, por las que deben tratar a todo aquel ciudadano que acuda al centro sanitario con problemas respiratorios o con síntomas propios del Covid-19. También se encargan de realizar los tests PCR y luego hacer seguimiento de los diagnosticados positivo durante catorce días y a sus contactos. «Cada día hay que hacer más pruebas PCR y en muchas ocasiones acuden familias enteras a hacérsela. Estamos desbordadas...».
El sindicato USITAC explica que en los otros centros sanitarios la Agenda de respiratorio y la Agenda de Gestión del Covid-19 se lleva de manera conjunta entre el personal médico y la enfermería, siendo el CAP de Bonavista-La Canonja el único que se gestiona exclusivamente por estos últimos. Ante esta situación, el sindicato USITAC asegura que las enfermeras han manifestado verbalmente que se sienten «agobiadas y al límite tanto física como psicológicamente».
Sín un mando específico
La situación en este centro es «caótica», explica Isabel Barco, delegada del sindicato USITAC del Camp de Tarragona. Además de las condiciones laborales a la que está expuesto el personal de enfermería, este cuenta sin la presencia de la figura de referencia, la Adjunta del centro, que, explican desde USITAC, no ejerce sus funciones de manera regular desde febrero, por diferentes motivos personales, viéndose «desamparados» en la organización del centro y precisando de la presencia de la adjunta del CAP Torreforta para que les explicara los nuevos procedimientos para tratar pacientes con Covid-19. Precisamente es desde ese mes de febrero que el sindicato y los trabajadores, aseguran, se han reunido con los directores del ICS y de enfermería del Camp de Tarragona sin que estos hayan podido dar soluciones a la problemática.
A todo esto, explican que son muchas las ocasiones que la frustración y el malestar de la ciudadanía se descarga sobre estos mismos trabajadores que están desbordados de tareas. «El personal de enfermería está agotado y no están preparados para aguantar una segunda oleada fuerte», avisa Isabel Barco quien advierte que para hacer un buen seguimiento de los brotes se requiere de más recursos humanos para evitar la transmisión comunitaria.