El Día Marítimo Mundial sirvió de marco para la presentación, en El Teatret del Serrallo, la presentación del libro El Serrallo; origen del nom del barri de pescadors de Tarragona; un ensayo histórico a través del cual el autor desvela el origen del topónimo.
La obra nace del hecho de no encontrar respuestas concluyentes a las preguntas del autor, quien decide encaminar personalmente una investigación larga y compleja para encontrarlas. Finalmente, se encuentra con un conjunto de ‘piezas sueltas’ que, al juntarlas, explican el origen del nombre de El Serrallo. Como dice Vicent, «no hay un documento escrito que lo acredite, pero hay pruebas que lo evidencian».
Para explicar el recorrido a lo largo de la historia que permita dar respuesta a la gran pregunta, el autor decide plasmar un resumen claro y conciso ya en la misma portada del libro, en la que aparecen dos fotografías: arriba, un serrallo ubicado en Ceuta y abajo ‘El Serrallo’ de Tarragona. Y es que uno le da el nombre al otro.
Pero, ¿qué entendemos por ‘serrallo’? Quizás algunos piensen en el famoso harén de mujeres de un palacio musulmán. Lo cierto es que no van mal encaminados. Al parecer, existen varias relaciones entre la cultura musulmana y el nombre del arrabal marinero, y el anexo principal es la Guerra de África de 1859.
Un alicantino en tierras tarraconensesGuerra con MarruecosSu nombre completo es Vicent M. Garcia Llopis, natural de El Campello (Alacant). El autor guarda muchas similitudes entre el barrio de El Serrallo y su lugar de nacimiento, motivo por el que, a pesar de tener que abandonar su Alacant hace 16 años, sigue encontrándose como en casa. Apasionado de la lectura y la historia, se graduó en Geografía. Hace aproximadamente cinco años empezó a preguntarse de dónde venía el nombre del barrio donde trabajaba y con el que tenía una bonita relación. Y así decidió comenzar una investigación y escribir un libro en su honor.
Dicha contienda, también llamada Primera Guerra de Marruecos, fue un conflicto que enfrentó a España con el sultanato de Marruecos entre el 1859 y 1860 durante el periodo de los gobiernos de la Unión Liberal del reinado de Isabel II, caracterizado por el de Leopoldo O’Donell y sus principales generales, como por ejemplo Joan Prim y Rafael Echagüe, un vasco de pura cepa que será la pieza clave en esta historia.
La guerra de África se lleva a cabo en un momento de decaimiento en España, quien había perdido colonias americanas y «ve en Marruecos un caramelo dulce y apetitoso», explica Vicent. «Lo intentan aprovechar como un nuevo proyecto colonial». Por este motivo, la gente estaba a favor de la guerra. «No se hablaba de otra cosa. Esa había sido la guerra más importante en la historia contemporánea, en el sentido que fue la que más apoyo tuvo por parte de la población». Esto hizo que, como en muchos otros municipios de España, se utilizara la política de memoria para dar nombre al barrio de Tarragona una vez finalizada la guerra, así como el monumento de Prim en Reus, la plaza de Tetuán en Valencia, etc. Otra anécdota más que recoge Vicent –refiriéndose a esta repercusión positiva de la guerra– es el hecho de que los leones del Congreso de los Diputados de Madrid están hechos con los cañones fundidos que les cogieron al ejército marroquí.
El ‘serrallo’ eran los palacios de los regidores turcos, que es lo que conquistaron en CeutaPero, ¿por qué ‘Serrallo’?
El barrio nació a mediados del siglo XIX, momento en el que se construyó la línea de ferrocarril Tarragona-Reus-Montblanc-Lleida. Por esto, y la ampliación del puerto, se vieron obligados a expropiar los terrenos donde habitaban los pescadores, que fueron desplazados a la playa del Llatzaret y autorizados, en 1865, a levantar casas, siempre y cuando fuesen hechas de madera y encima de ruedas, con el fin de facilitar el traslado cuando fuese necesario por las autoridades militares. Porque en esos momentos la zona era plaza fuerte de Tarragona, zona de acción militar. No será hasta el 73 cuando se les permitirá edificar con materiales sólidos.
Quien firma esa real orden para autorizar el asentamiento de las barracas de forma oficial es, curiosamente, el general Echagüe, quien dimitió en el 63 tras la guerra, pero que en el 65 recibe el título de capitán general de Catalunya debido a un cambio de gobierno repentino en el que muchos de los altos mandos de la Guerra de África vuelven al poder. Sólo estuvo cuatro meses en el cargo, periodo suficiente en el que firma la orden que autoriza al barrio a existir como tal. Él decide bautizarlo con el nombre de ‘El Serrallo’ y es que él había recibido anteriormente el nombre honorífico de ‘Conde del Serrallo’ ya que fue quien conquistó el serrallo de Ceuta para convertirlo en base de operaciones en la guerra de África. Llamado ‘serrallo’ porque realmente es el término con que se denomina a los palacios de los regidores turcos, que es exactamente lo que conquistaron en Ceuta, un serrallo abandonado. Por tanto, como si se tratara de un ejemplo más de política de memoria, el barrio recibe su nombre en su honor.
La conquista del serrallo ceutense tomó el nombre de ‘Batalla del Serrallo’. El general Echagüe mandó tropas procedentes de los cuarteles de Tarragona. Hubo entre 400 y 500 bajas en esta contienda, algunos de Tarragona. En la guerra de África hubo 9.000 bajas, muchas de ellas por cólera. Paradójicamente, esta guerra fue un completo éxito para el gobierno, pues levantó una gran ola de patriotismo por todo el país. A pesar de que el desenlace no colmó las expectativas, el clima presentaba tal euforia patriótica que no ha tenido comparación en la historia reciente. Según algunos autores, se trata del ‘primer caso de intoxicación mediática en la Historia de España’, cosa sencilla, teniendo en cuenta que el 75% de la población era analfabeta.
El abogado, escritor y político de Tarragona del siglo XIX Antoni de Magriñà, cuenta que El Serrallo de Tarragona fue «llamado así en recuerdo de la acción en que fue herido en la guerra de África el General Echagüe (Conde del Serrallo) el año 59». ¿Es que algún soldado de Tarragona le salvó la vida? O, simplemente ¿el general decidió poner su nombre a un barrio que emergía, sin más? Eso jamás se sabrá, pero sin duda se trata de otra prueba más del origen del topónimo.