Se han cuadruplicado los casos atendidos de menores de edad víctimas de abusos sexuales en Tarragona después de la puesta en marcha del servicio Barnahus en la provincia.
Si en 2018 la tasa de expedientes abiertos por motivos compatibles con abuso sexual era de 3,8 cada 10.000 niños, en 2022 se elevó hasta los 18,1 en Tarragona. El centro se puso en funcionamiento en 2020 y, desde entonces, se han atendido a 622 niños, 518 de los cuales son niñas y 104 niños.
Esta semana se ha puesto en funcionamiento el nuevo edificio para este servicio donde se atiende a las víctimas en entornos adaptados y más amables en el Complex Educatiu de Tarragona. El conseller de Derechos Sociales, Carles Campuzano, ha destacado la necesidad de hacer «emerger» una realidad que a menudo se ha «escondido».
El perfil de la víctima
Las víctimas atendidas en Tarragona, mayoritariamente, tienen más de 14 años (392). Del total, 286 abusos han tenido lugar en el ámbito intrafamiliar y 336 fuera de la familia. En cuanto a la vía de entrada al servicio, destacan los cuerpos de seguridad (212) y salud (159), también educación (94).
Después de tres años con el servicio en funcionamiento, Tarragona encabeza el conjunto de territorios catalanes en cuanto a la tasa de expedientes abiertos por motivos compatibles con abuso sexual. Se encuentra en 18,1 por cada 10.000 niños y adolescentes, muy por encima de Barcelona ciudad que es del 8, o de Lleida y Girona que está en el 6. De hecho, desde que se abrió el centro provisional en Tarragona, el número de casos atendidos se ha duplicado. El 2020 se acompañó a 106 víctimas y el 2022 se llegó a las 265.
La directora general de Atención a la Infancia y la Adolescencia, Ester Cabanes, ha valorado la implementación de este modelo como una apuesta para que las víctimas puedan «recuperar su vida» y tener «una vida adulta lo más plena posible». Siguiendo el hilo, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha ligado el aumento en la detección de casos a la «simplificación de los pasos» y ha destacado el hecho que los servicios de atención «se adapten a las víctimas y no al revés».
El modelo barnahus
Baranhus quiere decir «casa de los niños» en islandés y es un modelo de atención a los niños víctimas de abusos sexuales que ya se aplica en los Estados Unidos y en el norte de Europa. Se trata de una atención integrada dónde, en un solo espacio, la víctima tiene a su disposición varios servicios: análisis forense, atención psicológica o la realización de la prueba preconstituida.
En Tarragona se inició este modelo en 2020 en un lugar provisional del Complex Educatiu y desde esta semana la provincia ya dispone de un edificio propio diseñado para que sea un espacio amable y cálido, que facilite el trabajo de los profesionales con los niños.
Además, cuenta con una sala con videocámara donde un adulto puede entrevistar la víctima, mientras el fiscal o el mismo juez conduce la conversación sin intervenir directamente. Unas declaraciones que después podrían servir en el proceso judicial.
Con los datos de Taragona, Campuzano ha calificado la prueba piloto de «éxito» y lo ha atribuido al trabajo «conjunto» de profesionales de varios departamentos de la Generalitat como Salud, Justicia, Servicios Sociales o el cuerpo de Mossos d’Esquadra, además de fiscales y jueces, trabajando «de manera coordinada» y poniendo «la víctima en el centro». Justamente, el impulsor del modelo Barnahus, Bragi Gudbrandsson, ha subrayado la importancia que la judicatura forme parte del «núcleo de actuación».
Además, el Govern se ha comprometido a abrir doce centros Barnahus en Cataluña este 2023, uno de ellos en Tortosa.