Santa Tecla: Aplausos, silbidos y emoción en una diada castellera que deja ganas de más

El Primer Diumenge. La diada se vivió con nervios y emoción, además de un calor que recordaba el mes de agosto y que subió la temperatura festiva de la ciudad

15 septiembre 2024 21:56 | Actualizado a 16 septiembre 2024 07:00
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Parece que no se puede dar por empezada Santa Tecla si no se han hecho castells. Y es que cada primer domingo de fiestas la plaça de la Font celebra una de las diadas más potentes de la temporada y que siempre es un buen termómetro festivo. La de la fiesta mayor de este año dejó a los/las tarraconenses con ganas de más.

La jornada empezaba con el ambiente de las collas y de los primeros espectadores que elegían detrás de qué camisa disfrutarían de la diada. Algunas personas como Alba, ampostina pero residente en Tarragona, eligieron el lugar de casualidad. «Es la primera vez que vivo las fiestas de Santa Tecla y, además, nunca había visto castells. He ido viendo algunos trocitos de actuaciones por redes pero estoy muy emocionada de poder disfrutarlo hoy en directo». Sin duda una cita castellera espectacular para estrenarse en este mundo.

La tempestad antes de la calma

Conforme iban llegando las 12h del mediodía, la plaça de la Font se fue llenando más y más al igual que el interior del consistorio lleno de camisas rayadas, verdes, lilas y rojas, un preámbulo perfecto para entender un poco más porque los castells no son solo construcciones. Emoción, nerviosismo y mucha concentración se reflejaban en los rostros de algunos castellers que dirigían una mirada perdida a la plaza mientras se acababan de colocar la faja. También había ganas, muchas ganas y de todos los colores. Se notaba en las sonrisas de los veteranos mientras comentaban una jugada que aún no había pasado o en el pulgar para arriba y la fuerza y convicción de los más pequeños cuando iban saliendo a hombros hacia fuera.

Aplausos y silbidos

El bullicio en la entrada del Ayuntamiento también subía hacia la sala de arriba, aquella que hay detrás del balcón donde se colocan las autoridades, aquella que espectadores como Alba, solo pueden intuir. Faltaban poco menos de 10 minutos para las 12h, para el inicio de la diada y los cuatro representantes de cada colla castellera estaban reunidos para realizar el sorteo para saber el orden de actuación. Los invitados a esta sala y al privilegiado balcón ya tenían preparado sus bebidas y tentempiés para disfrutar de la diada. La suerte estaba echada, también para el alcalde de la ciudad, Rubén Viñuales, quien fue el primero en salir al balcón y el primero en recibir una respuesta del público: un sonoro silbido, que Viñuales aguantó con una sonrisa. Despúes, fueron saliendo por orden de actuación los representantes de cada colla. Los Xiquets de Tarragona se encargaron de abrir la diada y la Colla Jove de cerrarla. Los de la camisa morada se llevaron la ovación más fuerte al salir al balcón, algo que desde dentro del Ayuntamiento celebró con orgullo y tímidamente su presidenta, Yasmina Armesto. Todo estaba listo. Después de unos últimos abrazos, el alboroto que se vivia en el Ayuntamiento acabó y pasó al silencio que solo se rompió con las primeras notas de Los Segadors interpretados por las grallas. La diada empezó.

Un balcón por turnos

Y desde las alturas y sin camisa, algunas autoridades acompañaron al alcalde de Tarragona durante toda la diada desde el balcón. La mayoría iban entrando y saliendo pero Dolors Farré, la alcaldesa de Valls, fue de las pocas que aguantó el sol durante toda la diada y con una mirada especial dedicada a la Vella de Valls. La concejal de cultura de Tarragona, Sandra Ramos, el concejal d’Esquerra Republicana en Tarragona, Jordi Fortuny o el rector de la URV, Josep Pallarès, también disfrutaron de la diada desde allí. Al que no se le vio fue al concejal d’Esquerra, Xavi Puig, quien entró minutos antes del incio al Ayuntamiento con el casco de bicicleta aún puesto. Un gesto que despertó la risa de algunos.

A mitad de la primera ronda, ya no se veía el final de la plaça de la Font iluminada por un sol de justicia y con un calor que recordaba más el agosto de Sant Magí. La diada duró poco más de tres horas y aunque regaló castells espectaculares, muchos/as se quedaron con ganas de más, un extra que seguro que Santa Tecla consigue poner el próximo 23 de septiembre con la diada de las collas de la ciudad.

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