Sant Pere vuelve a recorrer las calles del Serrallo después de tres años

Devoción. «El sentimiento nunca se pierde» fue la frase más repetida entre todos los vecinos que ayer salieron para poder ver, de nuevo, a su patrón. La novedad de este 2022 es que la procesión recorrió todo el barrio

30 junio 2022 09:33 | Actualizado a 30 junio 2022 09:37
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Cuando hay alguna cosa que a alguien le gusta y se la quitan durante mucho tiempo, la espera siempre se hace muy larga. Se acentúa si hay sentimiento, tradición y devoción. Y si ese tiempo son tres años y, entre medio, ha habido una pandemia tan complicada socialmente como la del coronavirus, aún más. Pero eso ya es el pasado para los vecinos del Serrallo. Ya pasó. Así, ayer, después de 1.095 días, todos ellos pudieron volver a disfrutar de su patrón, Sant Pere, por las calles del barrio marinero. Este 2022, como gran novedad, la procesión recorrió todos sus rincones. Acercándose a toda la gente que, desde sus balcones, no querían dejar de inmortalizar el momento.

El dicho de «lo bueno se hace esperar» se cumplió con creces. Eran pasadas las siete de la tarde y la multitud reunida a las afueras de la iglesia de Sant Pere Apòstol del Serrallo seguía a la espera. La expectación fue máxima. Había gente de toda la vida del barrio, muchos tarraconenses que habían bajado para poder ver la procesión y, por ser las fechas que son, turistas que curioseaban.

Todos los asistentes se pusieron en alerta cuando Sant Pere empezaba a asomar la proa de su barca de madera. Ornamentada con flores a sus pies, el patrón estaba de pie, justo en el centro, y con la mano derecha extendida. Como si saludara a todos los presentes. Fue recibido a las afueras de la iglesia con aplausos, solo interrumpidos por el ruido de las grallas que acompañaban los dos pilars de cuatro que alzaron la Colla Castellera dels Xiquets del Serrallo.

Un momento que muchos vecinos del barrio marinero estaban esperando desde hacía tres años. La Covid-19 no permitió que se celebrara la tradicional procesión del 29 de junio. Pero eso ya es pasado. Gero Almazán, uno de los vecinos, detalla las ganas que tenían. «El sentimiento sigue siempre, hagas la procesión o no. Para la gente mayor y los pequeños, volver a vivirla, es importante», resaltaba Almazán, que en el itinerario era uno de los abanderados. A su derecha, tenía a otro vecino del barrio, Guillem Neguillo. Él, cuando hablaba de lo que significa volver a salir por las calles del barrio del Serrallo, empezó a notar como la piel se le ponía de gallina. Se notaba la pasión. «Para los que somos de la mar es un sentimiento. Este año, se ha hecho más larga para poder recuperar estos dos años perdidos», añadía.

Los protagonistas eran los de cada año, pero el recorrido no. Abriendo camino estaba la Vibrieta, seguida de la Colla Gegantera del Serrallo con los gegants Pere y Carme. Detrás, miembros de la Colla Castellera y también de la Coral del Serrallo. Cerrando la procesión, Sant Pere. Llevado a hombros por ocho personas y esperando su turno para llevar al patrón veinte más. Todos ellos, descalzos. Claramente, el sentimiento que hay en esta procesión es muy grande. Pitu Mosquits, persona muy ligada al barrio, decía que «toda la ciudad, y en especial nosotros, lo estábamos esperando todo el año».

La procesión empezó por la calle Gravina, entrando a la calle Salou, siguiendo por las de Sant Joan y Sant Pere, para volver de nuevo a la iglesia por el Moll de Pescadors. Un recorrido especial para una procesión especial. Todo ha cambiado, pero si es para bien, que sea para quedarse.

El acto pone fin a unas fiestas que volvieron a ser como las de antes. Gero Almazán resumía a la perfección el sentimiento de los serrallencs y serrallenques. A la pregunta de cómo han ido, respondía un claro: «Buah. Han estado bastante bien. Aquí había más ganas aún».

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