Lo poco que ha llovido en el último año ya está pasando factura. La sequía por las escasas precipitaciones, como ya lo hicieran las altas temperaturas, han llegado mucho antes de lo normal este verano, obligando a decenas de municipios a decretar restricciones en el suministro de agua. Algunos ya hace semanas que empezaron a tomar este tipo de medidas, y algunos lo harán pronto si no llueve, pues sus depósitos no paran de bajar.
Los embalses se vacían y también los pozos, de donde se abastecen muchos pueblos pequeños. Uno de los que se encuentra en peor situación es Bonastre, en el Baix Penedès, donde se ha restringido el suministro de agua de boca en tres periodos al día: de 10 a 13 horas, de 16 a 20 horas y de 23 a 7 horas. Su alcaldesa, Ester Bartra, califica la situación de «extrema» y señala que «estamos esperando que la Agència Catalana de l’Aigua (ACA) declare la zona de sequía, cuando se adoptarán medidas todavía más severas». El ayuntamiento ya prohibió llenar piscinas, regar huertos y jardines con agua potable y pidió a los vecinos que redujeran el consumo doméstico, pero no ha sido suficiente: «Hay días que la gente responde y hay días que no, muchos solo miran por ellos mismos», lamenta Bartra, que recuerda que cada fin de semana un camión cisterna acude al municipio para repartir agua de boca entre los vecinos.
Una situación parecida viven en Mont-ral (Alt Camp), donde su alcalde Francesc Xavier Pagès, que reconoce que «estamos peor que otros años, esto solo ocurría en agosto», señala que «todavía no hemos aplicado restricciones horarias, solo la prohibición de llenar piscinas, pero si todo sigue igual deberemos cortar el suministro por la noche, por ejemplo». Por su parte, la alcaldesa de Sarral, Victòria Cañís, explica que «trabajamos en un proyecto para mejorar la conexión provisional con el Consorci d’Aigües de Tarragona (CAT), pues ahora casi toda el agua que entra en el depósito se acaba consumiendo».
En el caso de Alforja o Les Borges del Camp, en el Baix Camp, todavía no han aplicado restricciones, «pero estamos a las puertas», dice el alcalde de Alforja, Juanjo Garcia. El núcleo se abastece de pozo propios que, «de tener, tenemos muchos, pero la mayoría, contaminados con nitratos», recuerda. De momento, están apostando por la información y los avisos para concienciar a la población de la excepcionalidad del momento y la alta necesidad de reducir el consumo. «No solo se da el uso de boca, sino que también muchos vecinos riegan, en las urbanizaciones hay muchas piscinas...», enumera Garcia. No obstante, «la gente no tiene miramientos», lamenta.
En Les Borges del Camp, la situación es calcada. Así lo asegura el alcalde, Joaquim Calatayud. «Es el problema que tenemos los municipios que no estamos conectados a ningún pantano», exclama. En este caso, disponen de dos pozos y también de una mina. «Los pozos, prácticamente no los tocamos, y nos vamos apañando sacando agua, algunas horas, de la mina», detalla Calatayud. De momento, no se plantea aplicar restricciones, pero están a la expectativa de cómo avanzan los días. Y es que, «desde que soy alcalde (2007), una situación así no la había visto».
Por ahora, el municipio trabaja en la concienciación «y hemos enviado varias alertas pidiendo un consumo responsable del agua a través del canal de Telegram». Aun así, «cuesta mucho que los vecinos hagan caso». Espera poder pasar el verano sin tener que llegar al punto de restringir el suministro, «pero esperamos que a partir de septiembre empiece a llover, porque si no, será insostenible», alerta.
Para Joaquim Calatayud, la solución para poder garantizar el abastecimiento de agua sería poder sumarse al Consorci d’Aigües de Tarragona (CAT). «Así lo planteamos ya hace un tiempo varios municipios de la zona y, ahora, lo hemos vuelto a pedir», esperando, ahora, una respuesta de la Agència Catalana de l’Aigua (ACA).
El Siurana, en estado crítico
En el Priorat, la situación es crítica, sobre todo para los municipios que forman parte de la mancomunidad del Topograpo. Se trata de Torroja del Priorat, Poboleda, Gratallops y Porrera, que se unieron precisamente para abastecerse del embalse de Siurana. El pantano se encuentra ya por debajo del 14%, cuatro puntos menos que a principios de mes. Como recuerdan desde el Consell Comarcal del Priorat, se hizo un trasvase los días 13 y 14 de julio hacia Riudecanyes (que está por encima del 36%), «y seguramente, a lo largo del verano se seguirá», denuncia el ente supramunicipal en un comunicado.
En Poboleda, ya han tenido que aplicar medidas, aunque, por ahora, el Ayuntamiento está intentando que tengan la menor afectación posible sobre la población. «De momento, hemos restringido el riego por la noche y en las duchas de la piscina con la intención de poder recuperar volumen de agua durante las horas bajas», relata el alcalde, Josep Maria Díaz. A pesar de todo, admite que no cree que «podamos aguantar demasiado» y con la llegada, en agosto, de veraneantes las restricciones podrían incrementar. Además, la calidad del agua también se ve perjudicada, dado que a menor nivel de agua, mayor concentración de manganeso. Díaz asegura que hay potabilidad, pero sí que han pedido hacer analíticas. Ahora, están a la espera de resultados.
En Torroja del Priorat, el alcalde, Joan Sentís, explica que ya han alertado a los vecinos que reduzcan el consumo. «El caudal bajó días atrás por una incidencia de la infraestructura del Topograpo. Ya se ha restablecido, pero el problema es que el nivel del pantano es muy bajo», recuerda, por lo que «no creo que llegamos a agosto sin haber tenido alguna incidencia previa».
El Consell Comarcal y los 23 municipios del Priorat tachan la situación de «injusta e inaceptable, siendo desproporcionado y abusivo el volumen de agua trasvasado entre cuencas». Cabe recordar que la normativa de la década de los años 30 del siglo pasado otorga a los regantes del pantano de Riudecanyes una concesión de agua del Siurana, que les permite utilizar gran parte del caudal del río.
Para intentar dar con una solución al conflicto entre ambos embalses, a finales de 2018 se constituyó la Taula del Siurana-Riudecanyes, de la mano del ACA y la participación de ayuntamientos, Consells Comarcals y agentes del territorio. Ahora, desde el Priorat ya tachan el que tenía que ser un punto de encuentro de «fracaso» por «la falta de una propuesta de solución satisfactoria para el Priorat y el río Siurana».