Alejandro Ruiz. Trabajador de 24 años, con un sueldo estable y con pareja, pero con residencia en su hogar familiar. El caso de este joven de Reus, que vive en Vinyols i els Arcs junto a sus padres, encajaría perfectamente en el perfil tipo del 83% de los jóvenes catalanes menores de 29 años que no se pueden emancipar, según revela el informe Joves i emancipació. Una aproximació a Catalunya i la Unió Europea, presentado esta semana por el sindicato Comissions Obreres, según los datos que proporciona el Observatori Català de la Joventut. Se trata de la cifra más baja desde que se elabora la estadística y, aunque puede estar influida por la pandemia de la covid-19, sigue con la tendencia a la baja que se inició en 2008, coincidiendo con el estallido de la anterior crisis económica.
La principal conclusión de este estudio es que las condiciones laborales, el contexto económico y factores, como por ejemplo, el elevado precio de la vivienda (tanto la de alquiler como la de compra), sitúan a España entre los países europeos donde el joven tarad más en independizarse de sus padres, con una media de edad de 29,8 años, cuando en el conjunto de la Unión Europea es de 26,9 y en algunos países del norte de Europa, como por ejemplo Suecia, Finlandia o Dinamarca, esta se sitúa en 19 y 21 años, respectivamente.
Alejandro Ruiz entiende que España sea uno de los países con la edad de emancipación más alta de Europa. Y lo ve así por varios motivos. «Yo trabajo y tengo pareja, pero ella estudia y solo trabaja los fines de semana, lo que le sirve para sus gastos y estudios. Pero solo tenemos un sueldo entre los dos, por lo que ahora es imposible irnos a vivir juntos. Los precios de los alquileres están por las nubes y tendríamos que vivir por encima de nuestras posibilidades», explica este joven reusense, quien también incide en que «en otros países de Europa está muy inculcado el tema del alquiler y los jóvenes tienen más oportunidades. Aquí, en cambio, siempre hemos tenido más la cultura de la compra. Ahora, cuando parecía que empezábamos a buscar más el alquiler, resulta que los precios se han puesto imposibles».
Pero las dificultades para poder emanciparse no solamente pasan por encontrar una vivienda asequible, ya sea de alquiler o en propiedad, sino que el actual contexto económico también aprieta considerablemente a unos jóvenes con unos sueldos más que discretos. «La gasolina cuesta el doble que hace poco tiempo. Yo vivo en Vinyols i els Arcs pero trabajo en Tarragona, por lo que cada mes me gasto 150 euros en gasolina. No tenemos vehículo de empresa y, aunque me pagan los gastos de los desplazamientos por trabajo, lo hacen a mes vencido por lo que tengo que adelantar yo el dinero. Y si hablamos, por ejemplo, del precio que tenemos que pagar los jóvenes por un seguro de coche vemos que es abusivo. En mi caso pago 1.100 euros al año», se lamenta Alejandro Ruiz.
Ante este panorama, este joven tiene muy claro que «mientras mi pareja esté estudiando yo seguiré viviendo en casa de mis padres para poder ahorra dinero. Después, cuando ella empiece a trabajar, nuestra primera opción es buscar un piso de alquiler, para después dar una entrada y poder comprarnos una vivienda en propiedad».
En el estudio presentado por CCOO se destaca que entre los años 2007 y 2012 se produjo un gran aumento de la tasa de paro juvenil y se inició el descenso en la tasa de emancipación. No obstante, a partir de 2013, la caída de la tasa de paro juvenil no se refleja en un aumento de la tasa de emancipación, que siguió en tendencia descendente hasta la actualidad.
Parcialidad y temporalidad
Este hecho sugiere que, en Catalunya, tener un trabajo no es condición suficiente para emanciparse, tal y como explica Alejandro. Las tasa de parcialidad y de temporalidad no han dejado de aumentar desde el estallido de la anterior crisis económica, afectando hoy en día a más del 27,2% y el 62,14% de los trabajadores jóvenes, respectivamente.
Por lo que respecta a los salarios, el estudio destaca que los trabajadores jóvenes llegaron a la crisis económica provocada por la pandemia sin haberse recuperado todavía de la fuerte contracción salarial que sufrieron en la anterior crisis económica. Es destacable que, desde el año 2012, el salario medio de los trabajadores menores de 25 años se sitúa en cifras inferiores a la línea AROPE (60% de la mediana salarial global), lo que deja a los trabajadores jóvenes, por definición, como un colectivo en situación de riesgo de pobreza o de exclusión social.
Los datos de Catalunya contrastan con los del resto de Europa, donde en 2021 la edad media de emancipación era de 26,9 años. En el caso del mercado laboral, los datos del estudio de CCOO demuestran que unas más elevadas tasas de paro, parcialidad y temporalidad juveniles no se relacionan a nivel europeo con un retraso de la edad de emancipación, tal y como sí ocurre en Catalunya.
No obstante, si nos fijamos solo en aquellos países que se encuentran por debajo de la media de gasto público en protección social relacionada con la vivienda, vemos como las tasas de paro y temporalidad ganan relevancia a la jora de predecir la edad media de emancipación.
Protección de los jóvenes
En este sentido, se demuestra que un gasto público social adecuado protege a los colectivos más vulnerables, en este caso los jóvenes, desvinculado hitos importantes de la vida de las personas como la emancipación, de los vaivenes del mercado laboral.
Por lo que respecta a los salarios que perciben las personas jóvenes se relacionan con la edad de emancipación a nivel europea: a mayor nivel salarial de la población joven se produce una edad de emancipación más precoz.
El estudio también demuestra que en aquellos países europeos donde existe un parque de vivienda de alquiler social más extenso y donde se realiza un mayor gasto público en protección social relacionada con la vivienda, es donde los jóvenes se emancipan a edades más tempranas, como por ejemplo en Suecia, Finlandia o Dinamarca.