María Galindo, activista: «Los jóvenes sienten que tienen que salvarse solos»

Referente en su país, Galindo habla de ‘política concreta’ y de un feminismo que no ‘hostigue’ a los hombres

08 abril 2025 20:18 | Actualizado a 09 abril 2025 07:00
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María Galindo (La Paz, Bolivia; 1964) estuvo la semana pasada en Tarragona invitada por el proyecto Ciutats Defensores dels Drets Humans, a la que está adherida la ciudad y en la cual participan una treintena de municipios. Galindo, activista feminista, renunció recientemente a ser candidata a la presidencia de su país. Su lucha la llevó de muy joven a refugiarse por seguridad en un convento de monjas «yo que soy atea y lesbiana», y a cofundar en los noventa el laboratorio social ‘Mujeres creando’. Dirige un programa de radio de máxima audiencia y el viernes pasado conversó con alumnos del Institut Campclar.

Viene de una conversación con adolescentes, ¿qué tal?

Bueno, yo tengo una pequeña ventaja, porque esto de ir a las escuelas lo hago mucho en mi país. Creo que el gran error de los feminismos, de las izquierdas, de los ecologismos, es haberse quedado en pequeños círculos de convencidos y convencidas a decir las cuatro cosas de siempre. Yo creo que hay que ir al aula. Entrar a un aula es como entrar en la intimidad de una sociedad.

¿Qué se ha encontrado?

Que tienen miedo al futuro, a la soledad, a la vergüenza, a la incertidumbre. Creo que este capitalismo es un capitalismo muy cruel y me atrevo a creer que es más cruel aquí que en el país de donde vengo. En Bolivia, colaborar es como respirar. En cambio, aquí estos jóvenes sienten que no hay un tejido social a su alrededor; sienten que tienen que salvarse solos. Eso me conmueve muchísimo.

La ultraderecha está ganando terreno entre los más jóvenes. ¿Qué está pasando?

La gente muy joven es un tejido de hipersensibilidad al cual la izquierda no le habla. Entonces, ¿cómo un sujeto va a escucharte si no te diriges jamás a él o a ella?

Algunos chicos dicen que se sienten amenazados por el feminismo...

Nosotras en Bolivia en ‘Mujeres creando’ las generalizaciones sobre los hombres no las aceptamos. Así como no acepto que una víctima de violación sea ella quien tenga que demostrar que no provocó, no acepto que un hombre tenga que demostrar que no es un violador.

Así como no acepto que una víctima de violación sea ella quien tenga que demostrar que no provocó, no acepto que un hombre tenga que demostrar que no es un violador

¿Cómo acabó en un convento con 17 años?

Me gustaría dejar muy claro que yo no tengo ni un pelo de excepcional. Lo que pasa es que me tocaron épocas donde se implementó una metodología de represión, especialmente con los jóvenes. Digamos que queremos agarrarlo a él, pero no lo agarramos a él, sino a los que están a su alrededor para que sienta pánico y no tenga apoyo. Los arrestos eran de 50, 100 personas... Así, muchos pasamos rápidamente a la primera fila porque mucha gente abandonaba. Por eso tuve que ir al convento... Yo solo representaba a mi curso.

¿En el instituto?

Sí. Era una realidad hiperpolitizada donde tú pasabas a entender el problema de tu clase, de tu instituto, con el problema del país, con los problemas estructurales. Nosotros vivimos las ocupaciones de la ciudad por parte de los mineros y las mineras. Cuando venían ibas a repartir una sopa para que se pudieran sostener. Esa gente te recibía la sopa y te daba una lección que no te la olvidabas más.

En ‘Mujeres creando’ tienen una línea de ‘ política concreta’. ¿A qué se refieren?

Todos tenemos sueños, pero la ideología tiene que ser capaz de traducirse en algo concreto. Por ejemplo, yo sueño con un país donde haya justicia. Lo último que hicimos fue muy interesante: una mujer huyó con sus niños de su casa para salvar su vida. Fue denunciada por su pareja por haber huido. Una mujer pobre que fue a parar a un hotel por horas con sus niños y salía a trabajar y los dejaba cerrados en una habitación con comida. La policía encontró a los niños, la arrestaron a ella y la presentaron ante las cámaras. Ese día estábamos nosotras ahí para decir que se estaba criminalizando la pobreza. La liberaron y la fiscalía la protegió de los medios.

Le ofrecieron presentarse a las presidenciales. ¿Por qué no aceptó?, ¿no estaría bien entrar en la política institucional?

Fue una sigla importante que no quiero revelar la que me lo propuso. El problema es que yo les puse condiciones y la principal era hacer una listas de parlamentarios abierta de gente que esté en luchas, no solo feministas, que sea plural. El pluralismo político es algo muy valioso y muy importante. Y me dijeron: «Ah, no» Y yo les respondí: «Pues búsquense otra tonta útil».

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