Rafael Gràcia (Barcelona, 1958) es licenciado en medicina y cirugía por la Universitat de Barcelona. Ha sido director de atención primaria de la Gerencia Territorial Metropolitana Norte del ICS. Desde el año 2008 gasta el 2011, fue el director gerente del Hospital de Girona, Josep Trueta, centro del cual ya había ocupado el cargo de directo médico desde el 2004 hasta el 2008. En abril de 2016, el ICS nombró Gràcia nuevo gerente territorial, substituyendo a Pere Montserrat.
–¿Cuáles son las sensaciones con el proyecto del nuevo Hospital Joan XXIII que presentó el conseller Comín en Tarragona?
–Buenas. Pienso que como proyecto global soluciona los problemas que tenemos como hospital. Es una antigua reivindicación de la ciudad y de los profesionales. A finales de verano, llevaremos a cabo el concurso de ideas. El año que viene se elaborará el proyecto ejecutivo y, el 1 de enero de 2019, empiezan las obras. Tener lista la primera fase en cinco años es una buena noticia.
–¿Algún fallo en el proyecto?
–No, pero nos hubiera gustado que la fase dos y tres del proyecto ya tuviera partida presupuestaria y fecha de inicio y de finalización. Pero estamos seguros que, cuando la cosa se ponga en marcha, todo irá rodado y sin darnos cuenta ya tendremos el hospital. No habrá mucho espacio entre las tres fases.
–¿Porqué es necesario un nuevo hospital en Tarragona?
–Para responder esta pregunta, solamente hace falta fijarse en el edificio actual.
– ¿Qué le pasa?
–Se trata de un edificio de 50 años. Desde el 2009, cuando entramos en crisis, las inversiones han sido casi nulas, cosa que ha provocado insuficiencias, tanto desde el punto de vista estructural como funcional. No es un hospital preparado para dar respuesta a las necesidades de la ciudad.
–Hay quien piensa que es una locura construir un hospital nuevo, teniendo en cuenta la cantidad de metros cuadrados vacíos del Hospital de Sant Joan de Reus.
–El Sant Joan es grande, pero otra cosa es que los dispositivos que hay en el interior puedan dar respuesta a todos los servicios del Joan XXIII. De entrada, el hospital de Tarragona, según el plan funcional, será de más de 80.000 metros cuadrados, y el hospital de Reus cuenta con unos 90.000. ¿Cómo pondremos el Joan XXIII en el Sant Joan? No salen los números.
–¿Qué opinión tiene sobre que la Generalitat se haga con la gestión del Sant Joan de Reus?
–Eso se lo tiene que preguntar a los ciudadanos de Reus.
–¿Tarragona tiene miedo a perder el liderazgo sanitario?
–¿Porqué? No.
–¿Usted ha entendido el plan sanitario estratégico que tiene preparado la Generalitat?
–Sí. Pretende sumar esfuerzos para mejorar la respuesta de los servicios, teniendo en cuenta todos los agentes. Intentar eliminar duplicidades y buscar sinergías para ofrecer un proceso más eficiente a los ciudadanos. Hay algunas premisas que se han tenido en cuenta, como por ejemplo, que todo lo que se pueda hacer al lado de casa, es mejor. Ahora bien, cuando el dinero es público, se tiene que regir por la austeridad, independientemente de si hay crisis o no, y se deben optimizar los recursos.
–¿Por lo tanto, cree que se eliminarán algunos servicios?
–No lo sé. Se está elaborando el plan.
–¿Existe la cocapitalidad sanitaria?
–Reus es capital de la salud mental y de la oncología. Tarragona es especialista en la unidad del corazón y de la hemodinamica.
–Los sindicatos aseguran que falta personal.
–Lo dicen hoy y siempre. Es su función como sindicato.
–¿Pero es verdad que faltan profesionales?
–No, no es verdad. Si hiciera falta más plantilla, pondríamos más, pero no es el caso. Pero esto depende desde la óptica que se ve. Si eres de los que pones los recursos, te fijas en los indicadores y sigues lo que marca el estándar. Si lo ves desde el otro lado, el de los sindicatos, siempre piensan que los recursos son escasos para la actividad que hacemos.
–Pero las urgencias se colapsan.
–Antes sí, ahora ya no. En las urgencias antiguas había un problema estructural. Pero eso no significa que las nuevas no se colapsen algún día en una situación de emergencia. Por el momento no ha pasado. Es un servicio excelente.
–¿Qué ha cambiado?
–Antes, las urgencias estaban fragmentadas y esto restaba eficiencia. Ahora tenemos un servicio integral, y las unidades centralizadas. Y esto aporta eficiencia.
–El servicio de cirugía ambulatoria mayor (CMA) ha pasado de tener tres auxiliares para tres quirófanos, a tener dos auxiliares para cuatro quirófanos.
–¿Y cuántas enfermeras hay actualmente?
–No lo sé. Pero no hacen la misma función los enfermeros y los auxiliares.
–Yo planteo las ratios. Es decir, el volumen de profesionales necesarios en cada unidad. Después, el director de la CMA y del hospital son los que deciden qué perfiles profesionales ponen en los quirófanos. Es un debate de ellos. Las ratios del Hospital Joan XXIII son las estándar en todos los hospitales catalanes.
–Los sindicatos también aseguran que desde que acabaron las obras de la ampliación de las urgencias se ha reducido un profesional por turno.
–Esto es falso. Se ha aumentado la plantilla de urgencias. Es un hecho totalmente objetivo. Teníamos menos profesionales trabajando el día antes de inaugurar las urgencias, que el día de la inauguración.
– ¿Cómo se actúa si hay una epidemia?
–Reforzando los recursos y el personal. Actualmente, las urgencias están bajando el nivel 4 o 5, lo que significa que los usuarios están entendiendo que deben dirigirse a los centros de atención primaria. Pero si conviene, el hospital incrementa los recursos para hacer frente a la epidemia. De hecho, este año pasado, tuvimos que hacer un doble refuerzo.
–¿Porqué hay tanta lista de espera en el CAP La Granja-Torreforta?
–El indicador de demora publicado en los medios de comunicación no es la media del Centro de Atención Primaria de la Granja. Sí que es cierto que hay algún profesional que tiene mucha demora, pero cuando nos fijamos en el tiempo de respuesta de la mayoría de médicos, nos damos cuenta que es óptimo. Pero, demostrado está que, solamente que uno de los profesionales tenga una demora más amplia es suficiente para saltar la alarma. Aún así, hemos identificado el problema y lo estamos tratando.
–¿Y cuál es?
–No es un problema de plantilla, es un problema de gestión. Por eso hemos puesto en marcha un programa que permite ordenar los flujos de entrada e identificar los médicos con algunos problemas de agenda concretos. Si analizamos las ratios de la plantilla en relación a la población atendida, nos daremos cuenta que los profesionales médicos de los centros de atención primaria de Tarragona no tienen un problema de carga de trabajo. Otra cosa es ver como somos capaces de dar respuesta a la comunidad.
–¿Y qué hará GIPPS después de recibir el informe del Síndic de Greuges, en el cual recomienda a la empresa pública revisar el convenio de los trabajadores de 2008?
–El informe del Síndic es solamente una recomendación. Normalmente, cuando este órgano actúa, tiene la cortesía de llamar a la otra parte y preguntar. A mi, –gerente del GIPPS, también–, no me ha llamado y no le he podido explicar como ha sido la película desde el otro lado.
–Estoy preparada para escuchar su versión de los hechos.
–El problema es que el comité de empresa niega una sentencia. Empecemos. En el año 2008, empresa y trabajadores llegan a un acuerdo para cambiar de convenio. Para que el acuerdo se válido, era necesario, en aquella época, que se ratificará por el Consejo de Administración y por el Departament d’Economia i Finances de la Generalitat. No se hizo.
–Luego llega el decreto de Rajoy..
–Y con él, las empresas debían cambiar los convenios. Justamente esto, motivó al comité de empresa a presentar una denuncia porqué se les había eliminado algunos de los días de libre disposición, contemplados en el convenio del 2008. Pero la justicia no les da la razón porqué dice que el acuerdo del 2008 es nulo de pleno derecho, lo que significa que no ha existido nunca.
–¿Entonces?
–La justicia da 60 días a la empresa para ejecutar la sentencia. O aplicamos el convenio del SISCAT o abrimos negociaciones. Le pedí al comité que preparara una propuesta, ya que si no nos espabilábamos, nos podían demandar por incumplimiento de la sentencia. Finalmente, tuvimos que tomar una decisión, pero esto no significa que se paren las negociaciones. Estoy seguro que llegaremos a un acuerdo, sin poner en riesgo la economía de la empresa.
–¿En qué punto están?
–Estamos esperando que los servicios jurídicos nos digan cuáles son los limites que no podemos sobrepasar en un acuerdo, para no faltar al principio de legalidad. Que me digan cuál es el margen de negociación. Entonces nos volveremos a sentar con el comité y, si tenemos voluntad, llegaremos a un acuerdo.
–Una última pregunta sobre el tema. ¿Quién debería haber llevado el acuerdo al Consejo de Administración y a la Generalitat en el año 2008?
–El gerente que en ese momento gestionaba GIPPS. Yo no era.
–¿Cuál es el ambiente en el Sociosanitari Francolí, gestionado por GIPPS?
–Las situaciones de conflictos y de tensión afectan a los trabajadores. Son tensiones naturales derivadas de una negociación. Pero estoy seguro que lo solucionaremos.
–Para acabar. ¿Se volverán a implantar TAVI en Tarragona?
–Hace ocho meses, hubo la instrucción de retirar la unidad. En 18 meses, CatSalut volverá a pronunciarse. O modificará la instrucción o la mantendrá. Personalmente creo que la revisión de la instrucción abrirá la puerta a colocar TAVI en hospitales de referencia, aunque no tengan cirugía cardíaca, como se hace en el resto de países de Europa.