Las gradas del Circ Romà de la Plaça dels Sedassos se abrirán a finales de este mes, después de tres años cerradas. El concejal de Patrimoni, Hermán Pinedo, no descarta desmontarlas «si finalmente no funcionan». El gobierno municipal prevé poner en marcha un proceso participativo y una mesa de trabajo para elaborar el plan de usos del monumento. «A mí, la intervención no me gusta, creo que no tiene ningún sentido. Pero se hizo y se pagó y, por lo tanto, debe aprovecharse», aseguraba ayer Pinedo, haciendo referencia al proyecto que puso en marcha su predecesora, la exconcejal Begoña Floria. Pero Pinedo lo tiene claro: «en caso de que no funcionen, ya me he informado y es tan fácil como coger una grúa y desmontarlas».
Hasta hace unas semanas, el Ayuntamiento no podía acceder al recinto, ya que legalmente las obras no habían terminado y el asunto se encontraba inmerso en un litigio. «Ahora, por fin, hemos resuelto el contrato y, por lo tanto, ya estamos en condiciones de poder hacer lo que queramos. Calculo que este febrero podrán empezar las obras», explicaba Pinedo. Los trabajos pendientes hacen referencia a mejorar la pintura, la iluminación y a instalar algunos de los escalones que faltaban. El tiempo de ejecución se prevé de unas dos semanas, según el concejal de En Comú Podem.
Unas obras gafadas
En junio de 2018, el Ayuntamiento anunciaba la finalización de las obras de recuperación e integración urbanística de un tramo de las gradas del Circ Romà. De manera provisional, se instaló una valla protectora para evitar que la gente accediera al interior. Además, se anunció que se pondrían cámaras de videovigilancia para acabar con los actos vandálicos. Han+ pasado poco más de un año y medio y en el lugar no ha ocurrido nada. Está muerto. El Ayuntamiento, entonces liderado por el PSC, se justificaba asegurando que la intervención no había finalizado. La empresa constructora fue denunciada por impago por parte de las subcontratadas. Además, el Consistorio no retornó la fianza que depositó la adjudicataria ya que consideraba que las obras no habían terminado. Un cúmulo de despropósitos que han acabado con el monumento cerrado al público.