Piedras esparcidas por el suelo. Fragmentos de lápidas y elementos funerarios siendo catalogados. Este es el aspecto actual de los jardines de Santa Tecla y la capilla de Santa Tecla la Vella. Pero no por mucho tiempo.
El pasado 3 de noviembre empezaron las obras de adecuación del espacio para abrirlo al público en una primera fase que terminará a finales de febrero de 2023. Se trata de una acción coordinada por el Arzobispado de Tarragona, el Ayuntamiento de Tarragona, la Diputació y los servicios territoriales del Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya. Estas cuatro entidades han financiado la actuación con una dotación total de 24.000 euros.
Otra de las actuaciones en esta primera fase es la musealización de la capilla con la creación de una pieza audiovisual para explicar la evolución del mundo funerario cristiano. La intención es que los dos elementos, tanto los jardines como la capilla, estén abiertos al público de forma gratuita durante el mes de marzo, para que de lunes a viernes lo visiten centros educativos y el sábado el resto de la población.
En estos momentos se empiezan a clasificar y retirar algunos elementos que hay en los jardines. Andreu Muñoz, director del Museu Diocesà de Tarragona, explica que «su destino, en función de su etiquetaje definitivo, será los jardines del Arquebisbat o bien el Museu Bíblic Tarraconense. Muñoz explica que la intención es almacenar y catalogar para más comodidad en su investigación».
El director del Museu Diocesà de Tarragona asegura que «hace un año consideramos que la recuperación de estos elementos serían un buen regalo para la ciudadanía» aprovechando la celebración de los 700 años de la llegada de la relíquia de Santa Tecla a Tarragona.
Por su parte, el alcalde de Tarragona, Pau Ricomà, sostiene que esta actuación «ayudará a contar bien la historia medieval de la ciudad». Ricomà considera que con la recuperación del espacio, Tarragona gana un nuevo elemento patrimonial en beneficio de académicos, pero también de los tarraconenses. El alcalde celebra que esta primera fase es una realidad «gracias a un solapamiento de voluntades» entre las entidades participantes.
Una zona poco conocida
La capilla de Santa Tecla la Vella ha sido un espacio de reservas de la colección lapidaria del Museu Diocesà. Por ese motivo ha estado cerrada durante décadas. «Ahora queremos dotarla de un relato, convirtiéndola en una sala museográfica más», asegura Andreu Muñoz. El director del Museu Diocesà de Tarragona cuenta que este es un lugar poco conocido. «Seguramente el 99% de los tarraconenses no habrá entrado nunca en la capilla», apunta.
Los orígenes del lugar nos remontan a la Tarragona de época tardorromana. Fue entonces cuando los jardines empiezan a tener una actividad funeraria. Dicha función continúa durante la construcción de la Catedral en el siglo XII, pero termina durante la Guerra del Francès, con una explosión demográfica que motiva la creación del actual cementerio de Tarragona.