La jefa del Servei de Nefrologia del Hospital Joan XXIII: «La enfermedad renal crónica es la gran olvidada»

Las afectaciones renales son cada vez más frecuentes. Ante ello, la Dra. Garro defiende la necesidad de sensibilizar a la población y promover la prevención

15 marzo 2025 19:16 | Actualizado a 16 marzo 2025 12:00
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El pasado jueves 13 de marzo se celebró el Día Mundial del Riñón. Por ello, hablamos sobre la importancia de visibilizar y prevenir las enfermedades renales con la Dra. Júlia Garro (Tarragona, 1980), Cap del Servei de Nefrologia del Hospital Joan XXIII, miembro de la Societat Catalana de Nefrologia y profesora adjunta de la URV.

¿Cómo de presentes son las enfermedades renales en nuestro día a día?

La enfermedad renal crónica (ERC) tiene una prevalencia de entre el 10 y el 15% de la población. Casi una de cada cuatro personas puede llegar a padecerla... La mayoría de pacientes se encuentran en la fase moderada de la afectación; pero los que se encuentran en fase avanzada, pese a ser un porcentaje bajo, consumen una cantidad de recursos muy elevada: sobre un 3 o 4% del presupuesto nacional de Sanidad.

Los estudios indican que las cifras de afectación están en aumento, ¿es alarmante?

El crecimiento está en buena parte relacionado con el envejecimiento de la población. El otro factor, y preocupante, es el aumento exponencial de enfermedades cardiovasculares (diabetes, hipertensión, colesterol elevado, obesidad...). Estas tienen un impacto directo en las afectaciones renales. ¿Alarma? Entre el sector sanitario somos conscientes de esta situación. Los casos graves están en aumento y la ERC pasará a ser la 5a causa de muerte a nivel mundial. La preocupación no es solo en España, sino internacional.

¿Y qué se debe hacer para frenarlo?

El problema es que quienes toman las decisiones parece que no están considerando bien este escenario... Los nefrólogos insistimos en que se dé mayor importancia a la prevención. Tanto a nivel de políticas sanitarias como en concienciación social. Lo ideal sería colaborar con las instituciones y CAP para promover la detección inicial, que haya cribajes precisos de los perfiles de riesgo. La clave es detectar, actuar y controlar el desarrollo de la enfermedad para evitar que llegue a estadios graves.

¿Y qué podemos hacer, cada uno de nosotros?

Tener una vida activa, hacer deporte, hidratarse bien, no fumar, seguir una dieta mediterránea saludable, controlarse el colesterol y el azúcar... Todo ello es clave para tener una buena salud renal. Y detectarla no es difícil. Solo se necesita una analítica de sangre y una de orina. Así que las personas con factores de riesgo (antecedentes familiares, enfermedades cardiovasculares, fumadores o mayores de 65 años) deberían hacerse este control anualmente.

Falta más concienciación social de la enfermedad renal.

La enfermedad renal crónica es la gran olvidada. Hay un problema de sensibilización. Es una enfermedad muy silenciosa que no se detecta hasta estadios avanzados. Incluso los pacientes no son conscientes de cómo llega a afectar. No es solo dolor en el riñón. Sin duda no se ha trabajado ni formado lo suficiente, ni se han aplicado tantas políticas en comparación con otras enfermedades crónicas como la diabetes.

Más allá del aumento de casos, se ha mejorado mucho la calidad de vida de pacientes trasplantados y en diálisis. ¿Invita al optimismo?

Por supuesto. En Catalunya tenemos unos programas muy potentes de trasplantes y donación de riñón en vida. Es la mejor terapia en cuanto a calidad de vida y complicaciones. Debemos promoverlo.

La diálisis también es un tratamiento extraordinario: permite continuar la vida del paciente pese a que el órgano falle. Esto no pasa con el corazón, por ejemplo. Hemos cambiado el paradigma de la diálisis con el tratamiento a domicilio. Todo esto mejora mucho la calidad de vida y comodidad de los pacientes.

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