La Generalitat de Catalunya, a través del Departament d’Acció Climàtica, el Ayuntamiento de Tarragona y la Associació Mediambiental la Sínia están ultimando los últimos detalles para el acuerdo de custodia de la finca de La Plana del Vinyet, en el límite entre los municipios de Tarragona y Altafulla. Este definirá el papel de la entidad ecologista en el proceso de recuperación de los terrenos, cuyo futuro las tres partes consideran que debe ser la renaturalización.
«A nosotros nos gustaría que fuera un espacio para fomentar el voluntariado ambiental, transportando lo que hemos hecho en el Gaià, que todo el mundo reconoce que es un modelo de éxito», apunta Hèctor Hernàndez, desde La Sínia.
El acto de presentación servirá para dar a conocer la hoja de ruta para este espacio, después que hace unos días se cerró la convocatoria para la asistencia técnica para la redacción del proyecto constructivo de la recuperación de la finca. Al respecto, el director general de Medi Natural, Marc Vilahur, apuntaba que este trabajo «nos dejará una foto final del espacio». Previamente se han hecho los estudios hidrogeológicos, entre otros, para conocer qué podrá hacerse en un entorno que ocupa una superficie de 21,5 hectáreas de terreno, junto al entorno de la desembocadura del Gaià y la playa de Tamarit.
Vilahur confirma que se ha previsto una línea de actuaciones a corto y a largo plazo. Y, entre las primeras, está el desmontaje de los restos de una antigua fábrica, cuyas obras de demolición deberán tener en cuenta la descontaminanción y restauración del espacio, ya que hay restos de amianto.
Estos terrenos tienen una larga historia, ya que los compró la compañía Endesa para la construcción de una central térmica, por la proximidad con algunas de las principales vías de comunicación. Finalmente, la energética se decantó por otro espacio en Cubellas, por lo que esta zona quedó en el olvido. Durante muchos años hubo varios intentos para hacerse con este entorno privilegiado, que finalmente acabó ‘salvándose’ de la presión del ladrillo.
Endesa mantuvo la propiedad hasta que en 2020 la Generalitat, a través del Institut Català del Sòl (Incasòl) se hacía con los terrenos, por los que pagó la cifra de 935.000 euros. La operación la cerró el entonces conseller de Territori, Damià Calvet, quien aseguró que con esta adquisición se abría la puerta a la protección del sistema ecofluvial y costero de esta zona.
En estos tres años, desde que se cerró la operación, estas tres partes han mantenido varias reuniones para intentar definir una hoja de ruta para este entorno. Los objetivos son ambiciosos, teniendo en cuenta que ahora mismo esto es un campo de cultivo. La Sínia apuesta por la recuperación de la antigua laguna, facilitando que llegue el agua del Gaià, con vegetación autóctona. Un entorno similar al del Estany d’Ivars, que se beneficie del ecosistema que ya habita en todo este entorno.
«El gran éxito del proyecto es que habremos conseguido preservar el espacio de cara a las próximas generaciones y esto es muy importante», concluye Hernàndez.