La explosión en la empresa IQOXE de la petroquímica de Tarragona, que causó tres muertos y siete heridos en enero, se produjo por "una concatenación de circunstancias no detectables que llevaron a una reacción química súbita e inesperada por ser desconocida".
Así lo han explicado este martes el catedrático de Ingeniería Química Julià Sempere y el profesor del departamento de Ingeniería Química y responsable de Seguridad del Instituto Químico de Sarrià (IQS), Eduard Serra, que han liderado el informe pericial encargado por la empresa para investigar el suceso.
Los autores han asegurado que la tecnología del reactor era de última generación y el sistema de seguridad el más avanzado disponible.
La investigación, que será publicada en breve en revistas científicas, ha comprobado en laboratorio que el MPEG, el producto químico que se estaba fabricando y que hasta ahora no era considerado peligroso, en determinadas circunstancias y sometido a temperaturas superiores a 300 grados es capaz de descomponerse y generar una presión superior a los 200 bar, lo que lo hace altamente explosivo.
Entre las "circunstancias no detectables", el estudio señala la inestabilidad de la mezcla dentro del reactor; la diferencia de temperatura entre la parte alta y la base del reactor; que el producto final no cubría, al menos, el eyector pequeño del reactor; y que la velocidad de la reacción, indetectable, no permitiese maniobra alguna.
Según Sempere, "ninguno de estos hechos, por sí solo, hubiera sido determinante para poner en riesgo la seguridad del reactor; únicamente la coincidencia de todos ellos generó una situación que nosotros hemos reproducido en el laboratorio y que conlleva la descomposición violenta del MPEG".
"En esta situación, inesperada e imprevisible por desconocida, las medidas de contención fueron sobrepasadas", han indicado los autores.
Tras el descubrimiento de la peligrosidad del MPEG, el equipo de IQS ha alertado al sector de la industria química y a los fabricantes de este tipo de reactores para que se adopten las nuevas medidas preventivas y de seguridad necesarias.
La violencia de la explosión provocó que una parte del reactor se desprendiera y se desplazara a una distancia "sin precedentes" -más de dos kilómetros- e impactará en un edificio del municipio de Torreforta, provocando la muerte de un vecino. "Era absolutamente impensable que un fragmento del reactor volase más allá de los 1.200 o, a lo sumo 1.500 metros, pero nunca a 2.500", han señalado los investigadores.