Alteraciones en el ritmo cardíaco y en los patrones del sueño. Estas son las dos principales afectaciones detectadas entre vecinos de diferentes barrios de Tarragona que han participado en un proyecto de ciencia ciudadana impulsado por investigadores del Departamento de Ingeniería Informática y Matemáticas de la URV.
El objetivo del estudio es analizar los efectos de la contaminación acústica en la salud de las personas a partir de sistemas que mesuran los decibelios y monitorizan variables de salud asociadas al ruido.
Los primeros resultados han puesto de manifiesto que en los tres barrios estudiados –Serrallo, Tarragona 2 y Francolí– se supera con creces, y en algunos casos se duplica, el límite permitido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que fijó el 2019 en 45 decibelios. El objetivo es que el estudio tenga continuidad ampliando el número de personas participantes y haciéndolo extensivo en otras ciudades.
Los primeros resultados se han extraído a partir de los resultados obtenidos de 35 vecinos y vecinas de diferentes barrios de Tarragona estudiados, de donde se tenían indicios previos de que podría haber problemas derivados del exceso de ruido.
Para hacer el estudio, el grupo de investigación CloudLab, del Departamento de Ingeniería Informática y Matemáticas de la URV, desarrolló la app Soundless, que las personas participantes descargaron a su teléfono móvil para medir el ruido. También se repartieron pulseras inteligentes que detectaban diferentes métricas de salud asociadas con el ritmo cardíaco y alteraciones del sueño.
En otoño pasado se hizo una sesión informativa con las personas voluntarias. Se pidió a los voluntarios que activaran la pulsera durante la noche y siempre manteniendo el teléfono móvil cerca. Esto permitía que se generara una correlación entre el ruido y las posibles afectaciones en la salud -ritmo cardíaco y estado del sueño-.
A través de los datos aportados por el teléfono móvil cuando se ponía en marcha la app se podía averiguar la localización aproximada por barrio, que ayudaba a detectar si había varios vecinos, grupos o comunidades afectados por la contaminación acústica en horarios o circunstancias similares. “La arquitectura de la app está diseñada para que los datos que se suben a la nube mantengan siempre la privacidad de las personas que participan. Conocemos su localización aproximada en el barrio, pero en ningún caso no sabemos ni dónde viven, ni quién son ni de qué dispositivo se realizan las grabaciones”, comenta Daniel Coll, investigador del proyecto.
El doble del máximo permitido por la OMS
El estudio se hizo durante los meses de noviembre y diciembre y los resultados indican que durante todas las noches grabadas se generaron excesos de ruido en los tres barrios estudiados, donde se superaba el límite de 45 decibelios marcado por la OMS.
La cifra más preocupante de contaminación acústica y alteraciones en los parámetros de salud se registró en el barrio del Serrallo, que se atribuye al paso de diferentes trenes que entran y salen por el Port de Tarragona y al corredor del Mediterráneo. “El tren de mercancías ha llegado a generar picos de 90 decibelios de día y por la noche, y ha provocado alteraciones en el ritmo cardíaco y en el estado del sueño en los vecinos de la zona”, afirma Pedro García, investigador principal del proyecto. “El más grave es que el ruido se debe a la avanzada edad y deficiente mantenimiento de la máquina, que no tendría que circular cerca de viviendas”, alerta.
En los barrios Tarragona 2 y Francolí se detectó que el exceso de ruido -también siempre por encima de los límites permitidos- lo generan los vehículos que circulan diariamente por la Autovía del Mediterráneo. “El hecho que no cuente con barreras acústicas dificulta la solución al problema”, añade el investigador.
El objetivo del equipo investigador es continuar con una segunda fase de esta investigación durante los meses de verano, con la incorporación de más participantes y evaluando más datos para obtener una visión más amplia y detallada de la problemática derivada del ruido. También se quiere hacer extensivo, en un futuro, en otras ciudades.
El estudio ha recibido la financiación de la Diputació de Tarragona y se ha hecho con la colaboración de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Tarragona (FAVT), la Asociación de Vecinos del Barrio de Francolí y de la de Tarragona 2, junto con una comunidad vecinal del Serrallo.