El Ayuntamiento de La Canonja ha comprado el inmueble del prostíbulo Vicente Ferrer, ubicado a pie de la antigua N340 y que ya hace unos meses que está cerrado. El objetivo principal del Consistorio es dignificar el espacio y a estas alturas se está trabajando en dos propuestas para ocupar el edificio. Una tiene que ver con la seguridad y, la otra, con el ámbito sanitario asistencial. Por el momento, el Ayuntamiento prefiere no dar más pistas sobre el futuro de este equipamiento.
El club Vicente Ferrer se construyó a principios de los años 70. En un primer momento, fue un restaurante con habitaciones en la planta superior, que daba servicio a todos aquellos operarios que participaron en la construcción de las fábricas del actual complejo petroquímico. Fue en esa época cuando empezaron a levantarse empresas como la IQA o BASF. Después fue una especie de bufet libre, donde muchas familias tarraconenses celebraron el bautizo o comunión de sus hijos. Más tarde se convirtió en un club-prostíbulo, uno de los últimos del lugar. Sus puertas cerraban definitivamente hace unas semanas.
El Ayuntamiento de La Canonja ya hacía años que iba detrás de la compra de este equipamiento. «Considerábamos que no era agradable que, en la entrada del municipio, hubiera este negocio. Preferíamos otra cosa», explica el alcalde de La Canonja, Roc Muñoz. El inmueble salió a subasta, pero la operación no tiró adelante. De eso ya hace dos años. Finalmente, el Ayuntamiento entabló conversaciones con el propietario y llegaron a un acuerdo. Así pues, el Consistorio compró el Vicente Ferrer por una cantidad de 700.000 euros hace aproximadamente tres meses. «Quien mejor que nosotros para comprarlo y poder hacer algo que dé servicio al municipio y al territorio en general», opina Muñoz.
Según ha podido saber el Diari, el prostíbulo –que en los últimos años ya funcionaba de una manera casi precaria–, lleva detrás deudas importantes derivadas de sanciones y otros temas administrativos, de las cuales se está haciendo cargo el Ayuntamiento.
Instalaciones vacías y limpias
Por el momento, el Consistorio se ha limitado a limpiar el interior del equipamiento y a dejarlo más o menos acicalado. Las instalaciones del antiguo prostíbulo han quedado prácticamente vacías. El Ayuntamiento de la Canonja, ahora, ha encargado un proyecto para saber el coste de arreglar el tema de las filtraciones de agua, además de instalar alguna red para evitar la entrada de las palomas.
Por otro lado, el Consistorio se encuentra inmerso en los trámites para comprar también el solar adyacente al equipamiento y las naves de detrás. «La idea es convertir la entrada al municipio en algo bonito. Un cambio radical a lo que estábamos acostumbrados estos últimos años», apunta Muñoz, quien cifra el gasto total de la operación en un millón y medio de euros.
Dos opciones
Todo ello se lleva a cabo mientras los servicios municipales siguen estudiando en qué se transformará este mítico equipamiento. «Hay gente que nos acusa de haber comprado el inmueble sin saber por qué. Esto no es verdad. Tenemos dos proyectos muy ambiciosos encima de la mesa, pero no los daremos a conocer hasta que no tengamos claro cuál el definitivo», dice Muñoz.
Según ha podido saber el Diari, las posibilidades son dos. Por un lado, unas instalaciones dedicadas a la seguridad y, por el otro, un equipamiento destinado a un servicio sanitario asistencial, como podría ser, por ejemplo, un centro de día para gente mayor, teniendo en cuenta la tipología del edificio.
Eso sí, el Ayuntamiento de La Canonja trabaja con un calendario marcado. Este año, el proyecto definitivo debe estar definido perfectamente y las cubiertas arregladas. No será hasta el año que viene cuando se ponga en marcha la maquinaria para ejecutar las obras.