Decenas de miles de jubilados de toda España –en la provincia se manifestaron en Tarragona, Reus y Tortosa– tomaron ayer las calles y plazas para exigir el fin de las «pensiones de miseria» y exigir que las prestaciones se revaloricen por encima del 0,25% anual –el mínimo legal– acordado por el Gobierno durante los cuatro últimos años. Los pensionistas rechazan que sus prestaciones apenas se incrementen un 0,25% cada año, lo que supone, de media, una subida de dos euros. Y consideran que desde que se aplica esta medida, han perdido buena parte de su poder adquisitivo si se tiene en cuenta la evolución de la inflación.
Las protestas también anticipan los recortes que sufrirán las nuevas pensiones a partir de 2019, con la aplicación del factor de sostenibilidad.
En Tarragona un centenar de jubilados se concentró en la Plaça de la Font, ante el Ayuntamiento, para sumarse así a la jornada de movilización convocada por el colectivo Pensiones con Dignidad, que se unió a la protesta a nivel estatal de la mano de la Coordinadora Estatal para la Defensa del Sistema Público de Pensiones y que contó con el apoyo de diferentes colectivos, entre ellos los principales sindicatos, CCOO y UGT.
Victoria Muñiz, una de las impulsoras de la protesta en Tarragona, se lamentaba de que el Ejecutivo español da la espalda a los jubilados y los pensionistas, cuando éstos están siendo un pilar fundamental para muchas familias. Los pensionistas tarraconenses avisaron de que llevarán a cabo más acciones y, de hecho, su intención es concentrarse una vez a la semana para reclamar unas pensiones dignas.
500 personas en Reus
La Marea Pensionista de Les Comarques de Tarragona reunió ayer unas 500 personas en la plaza de Prim de Reus, en el acto de protesta que se realizó bajo el lema ‘Per la defensa del sistema públic de pensions. Per les pensions nostres i dels nostres fills’. En el transcurso de la concentración se leyó un manifiesto donde se denunció que el gobierno quiere acabar con el sistema público de pensiones, y donde también se tocaron otros temas como la ley de dependencia, o los recortes en sanidad y educación.
En Madrid los jubilados sorprendieron a los policías y lograron rodear el CongresoLos convocantes recordaron que defienden el sistema público de pensiones, no sólo para ellos, «sino para nuestros hijos y nietos», asegura Carlos Iaquinandi, miembro de la Marea Pensionista de les Comarques de Tarragona. También les preocupa el interés de muchos gobernantes por promover los planes de pensiones privados, alertando que temen que el objetivo final sea desproveer a la sociedad de un sistema de pensiones suficiente para mantener a aquellos que ya las cobran.
En el manifiesto también se aclaró que «lo que hoy salimos a defender no es algo que pedimos, sino algo que tenemos. Que incluso figura claramente en la Constitución. Esa a la que ellos recurren cuando les conviene, pero se olvidan cuando hay que recordar el derecho al trabajo o a una vivienda digna».
Después de la lectura del manifiesto, el acto finalizó con la quema de cartas de la ministra de Trabajo, Fátima Báñez, en las que se informaba de la previsión de aumento de las pensiones en un 0,25%, «una cifra insignificante que va del euro al euro y medio», remarcó Iaquinandi.
Indignación en Tortosa
En Tortosa, un centenar de personas se concentró ayer al mediodía frente a la sede de la Seguridad Social, en el barrio de Ferreries. Los asistentes mostraron su indignación por la carta que les ha enviado el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, informándoles de la subida de un 0,25 por ciento de sus pensiones este año. Como acción simbólica, durante la concentración rompieron una carta a nombre de Celia Villalobos, la dirigente del Partido Popular que preside la comisión del Pacto de Toledo.
Rodean el Congreso
La sorpresa mayúscula de las jornada estuvo en Madrid. Los jubilados no solo mostraron su músculo como en las otras ciudades, sino también capacidad de sorprender al mismísimo Ministerio del Interior. Miles de jubilados rodearon desde antes de las once de la mañana el Palacio de las Cortes para reclamar «pensiones dignas». La convocatoria, a través de redes sociales y respaldada por los sindicatos no era ni mucho menos secreta, pero cogió totalmente desprevenidas a las fuerzas de seguridad, que, sin vallas antimanifestantes y sin material antidisturbios, se vieron totalmente desbordadas e incapaces de evitar que la ‘marea pensionista’ consiguiera lo que no logró ni el movimiento 15-M en sus días de mayor auge en 2011: rodear físicamente el Congreso y ‘sitiar’ el hemiciclo, hasta el punto de impedir la entrada y salida de los diputados. Los manifestantes en Madrid lograron cortar la carrera de San Jerónimo, dejando atrapados a varios vehículos, entre ellos un autobús, y acceder a las escalinatas de los leones del Congreso, tras desbordar el débil cordón policial. Los funcionarios tuvieron que pedir refuerzos a las Unidades de Intención de la Policía (UIP, antidisturbios), que fueron recibidos por los congregados con gritos de «somos pensionistas, no terroristas».