El ‘Diari’ ha podido hablar esta mañana con uno de los estrechos colaboradores del papa Francisco, fallecido esta mañana. Se trata de monseñor Jordi Bertomeu, enviado personal en misiones especiales por el papa de Roma. Es natural de Tortosa, vive en el Vaticano y es conocido como el James Bond del Papa por su tarea de investigador contra casos de abusos dentro de la iglesia.
Bertomeu asegura que «la primera reacción al conocer la noticia ha sido que se trataba de una fake news. Me ha cogido por sorpresa, no me lo podía creer». Inmediatamente, le han confirmado la noticia desde Roma.
Monseñor Jordi Bertomeu entró a trabajar en el Vaticano un año antes de la llegada del papa Francisco. Se conocieron en 2013. Por ese entonces, Bertomeu era un oficial más. En 2018, la cosa cambió. El Papa mandó a Bertomeu a Chile para que resolviera una crisis relacionada con abusos a menores. Aquí empezó su historia de amistad. «Cuando volví a Roma, después de la misión, inicie una relación muy estrecha con el Papa. A partir de aquí me envió a otros países con misiones especiales», explica Bertomeu, quien la mayoría de veces que se encontraba con el Papa era a través de visitas privadas a su apartamento, y no como audiencia oficial, como hace la mayoría.
«Me siento un privilegiado por haber conocido una persona con una personalidad tan inmensa. Descubrí un hombre que, a parte de tener cualidades de gobernante, era muy humano», explica Bertomeu, quien destaca «su mirada de misericordia, queriendo a todo el mundo de forma incondicional, sea cual sea la manera de posicionarse en el mundo». Monseñor asegura que le sorprendió mucho como el Papa recibía con los brazos abiertos a todo aquel que se le acercaba.
Además, Bertomeu asegura que el papa Francisco era un hombre con un gran sentido del humor. «Era muy divertido y era capaz de reírse de él mismo», dice Bertomeu quien añade que lo que menos soportaba era la corrupción económica.
La última vez que monseñor Bertomeu y el papa Francesc se vieron fue el pasado 14 de enero. «Estuvimos juntos antes de mi viaje a América Latina y a Filipinas. Habíamos quedado que, al volver, es decir, esta semana, iría a verlo para contarle. Cuando volví ya estaba enfermo», explica Bertomeu.
El Papa no había visitado nunca tierras tarraconenses, pero sí que recibió a la Confraria de la Cinta de Tortosa en el Vaticano. «Siempre me preguntaba: `¿Cómo está la dichosa Tortosa?’», explica.
¿Y ahora qué?
Ahora hay lo que se conoce como sede vacante. Lo primero que se deberá hacer es enterrar al Papa y comenzar el proceso de congregaciones generales. Los cardenales llegarán a Roma y empezarán a pensar quién debe ser el sucesor. «Primero pasaremos el duelo. Pensar que cuatro de cada cinco cardenales los ha hecho el papa Francisco. Estamos muy afectados», dice Bertomeu.
Los posibles sucesores entrarán en conclave y votarán hasta encontrar una clara mayoría. «Estoy convencido que su sucesor no está entre los que se rumorean. Seguro que es un nombre protegido. Es muy fácil cargarse un candidato», opina monseñor.
El entierro del papa está totalmente reglado y protocolarizado, aunque Francisco dejó claro que quería que fuese una cosa sencilla, simple. «No quería que su cuerpo fuera expuesto», explica Bertomeu.