Joan Maria Adserà se ha convertido en el primer tarraconense en presidir la Unió d’Hospitals, la principal patronal de sanidad concertada de Catalunya, tomando el relevo de Enric Mangas, presidente durante dos mandatos marcados por la pandemia.
¿Cómo define el mandato que ahora arranca?
Es un momento de crecimiento y tenemos el reto de ser una entidad más grande y territorial. Además, recientemente hemos incluido el apellido ‘sanitaria y social’. Desde que llegó la Covid se ha puesto el acento en estos términos y es el momento de poner a la persona, su familia y necesidades en el centro. Es un proceso que ha hecho el país y La Unió. Se ha demostrado la necesidad de incorporar la asistencia social de manera estructural.
¿En la pata social qué queda por hacer?
Hay que hacer un proceso acelerado de acreditación, modernización y cambios en los equipamientos. Debemos entender las residencias como una familia numerosa, que se parezcan a un hogar. Hay que construir espacios amigables para las personas con discapacidades, y esto vale dinero y tiempo. En paralelo, hay que reconocer el trabajo de los auxiliares, que tienen un salario un 30% por debajo del personal clínico. Debe haber un pacto de país que reconozca a los trabajadores del ámbito social. Esto nos hará ser más justos.
«El Pacte Nacional de la Salut es una herramienta muy poderosa para no quedarnos inmóviles durante una década»
También ha ampliado manos en su nuevo gobierno.
Hemos creado un sistema menos presidencialista y más de candidatura, con una amplitud de actores que den visibilidad a los ámbitos fuera de los hospitales, criterios de género, la juventud y la amplitud territorial. Poniendo de escaparate también los entornos sociales complejos.
Entra al cargo con un convenio reciente. ¿Le gusta?
El convenio del SISCAT es el que regula más trabajadores de Catalunya, más que el ICS, y supone un peso importante de los presupuestos de la Generalitat. Este peso es una responsabilidad muy grande que no depende solo del presidente de La Unió, sino de mucha gente. Ha sido un muy buen convenio, pero ha sido muy dificil negociarlo saliendo de pandemia, con todo lo que ha sufrido el personal sanitario. En este sentido, estoy contento con el reconocimiento que ha hecho el Gobierno.
¿Quedan cosas por mejorar?
El día que se firma un convenio no se acaba un trabajo, sino que comienza. Ha sido una lucha y hay que celebrarlo, pero llegará el momento de volver a levantar los papeles y ver qué hay. Nuestra obligación y la de los sindicatos es depurar estas cuestiones.
Es un presidente de Tarragona. ¿Qué hay que hacer aquí?
Se ha demostrado que los territorios con mayor nivel socioeconómico tienen menos morbosidad. Esto implica más trabajo desde la medicina comunitaria para revertir la situación. Es necesario revertir esta inequidad y eso se hace con recursos. Por suerte el gobierno es consciente. Es un proceso largo, pero se debe hacer una apuesta.
«El día que se firma un convenio no se acaba el trabajo, sino que comienza. Y llegará el momento de levantar los papeles»
¿Qué le pide a un hipotético cambio de gobierno?
Los cambios en salud no son rápidos y contamos con una herramienta muy poderosa, que es el Pacte Nacional de Salut. Esta iniciativa nos tiene que permitir dibujar un mapa que sobreviva a las legislaturas. Esperemos que llegue a buen puerto, sabemos que se está haciendo bien y cuenta con los mejores expertos, políticos y profesionales en su redacción. Es la única manera de no quedarnos inmóviles en la próxima década.
También llama a una apuesta por la transformación digital.
Por suerte el sistema de salud está fuertemente digitalizado, Catalunya ha sido exportadora de la receta electrónica, funciona mejor que muchos otros sectores. Aun así es necesario reforzar las herramientas de comunicación. También es fundamental reforzar la ciberseguridad, son datos importantes de mucha gente, quizás junto a las materias económicas y jurídicas deberían ser los datos más protegidos. Ha de continuar el trabajo que se ha hecho y no sabemos hasta dónde nos llevará.