Rosario Hidalgo, una vecina de La Granja de 72 años, pidió cita para ver a su médico de familia el viernes pasado, 14 de octubre. Le dieron para el 22 de noviembre, 38 días después. «Tener que esperar más de un mes es muchísimo, y eso que yo me cuido y no necesito mucho a los médicos, pero no puede ser», denuncia ella.
Puede ser un caso extremo en tardanza, pero sigue la tónica de largas demoras en el CAP La Granja, como denuncian los vecinos. «Lo mínimo es que estemos por encima de los 20 días cuando se pide cita, pero hay casos mucho más graves», destapa Manuel Martín Bravo, uno de los ciudadanos al frente de la movilización. Hoy se manifestarán en la puerta del centro, y prevén hacerlo todos los miércoles. Otro ejemplo en verano fue todavía más flagrante: un vecino fue a pedir cita el 26 de julio y se la dieron para el 13 de septiembre, exactamente 50 días después. Una última muestra, de ayer, a través de una petición por internet: la visita más inmediata es para el 11 de noviembre, 23 días. Si la consulta es no presencial, el plazo se acorta al día 3. La dilación queda entonces en 16 jornadas.
La situación complica la asistencia sanitaria a una parte sustanciosa de la población tarraconense, en un área de influencia del CAP cifrada en 30.000 personas. Los vecinos de Ponent denuncian que, superado lo peor de la pandemia, no se haya vuelto a la normalidad en el centro. «Esta situación ha dado lugar a una falta grave de atención sanitaria a personas vulnerables que tienen una patología que requiere seguimiento periódico por parte los servicios sanitarios», denuncian ellos.
El Institut Català de la Salut (ICS) concreta que «en la actualidad la demora para dar visita a los usuarios oscila entre tres días y dos semanas», y añade que «hay huecos para visita presencial en prácticamente todos los médicos a partir del 2 de noviembre, en 15 días». El ICS recalca que «hay un circuito adecuado para resolver las demandas espontáneas diarias que no se tienen que demorar, incluye la gestión de enfermera de la demanda, agenda de incidencias de médico de familia y reserva de visitas espontáneas en la mayoría de agendas de médicos del centro». Pese a eso, se está trabajando en un plan de mejora de accesibilidad. «Por lo que atañe a los profesionales, entre septiembre de 2019 y septiembre de 2020 la EAP de Torreforta ha crecido en unos ocho profesionales, básicamente tres administrativos, tres enfermeras, 1,5 referentes de bienestar emocional e intervención comunitaria y 0,5 nutricionistas, manteniendo el número de médicos de familia y pediatras», apuntan desde el ICS.
Jordi Daniel, médico en el CAP de Salou y miembro de CAMFiC, la Societat Catalana de Medicina Familiar i Comunitària, admite que la lista de espera que hay en algunos centros «es un tema preocupante» que va contra la esencia de lo que debería ser la Primaria. «Uno de los valores primordiales de nuestra especialidad es la accesibilidad y actualmente hay diferentes factores que han contribuido a reducirla», indica Daniel.
Uno de ellos es la falta de profesionales, la dificultad de hallar facultativos para todo el sistema. «Otro factor es que hemos ampliado la cartera de servicios, cada vez hacemos más cosas, y sin una dotación correcta de recursos», apunta el médico de Salou.
El peso de los problemas sociales
Luego influyen condicionantes externos. «Hay muchísimas demandas de pacientes totalmente inadecuadas, que corresponden a otros profesionales, problemas sociales que aparecen en consulta y que realmente demoran el tiempo de programación», dice Jordi Daniel.
Es una de las claves de las dificultades en el CAP La Granja pero también en otros equipamientos: circunstancias sociales o emocionales también se cuelan en la consulta del médico de cabecera.
Una de las soluciones pasa por ordenar las labores y repartirlas de otra manera. «Tenemos que potenciar el trabajo en equipo. No todo tiene que pasar por el médico de familia. Actualmente hay un papel potenciado de la administración, que puede resolver muchas demandas. También la enfermería tiene un potencial enorme para decidir y gestionar, o los nutricionistas y los psicólogos. Todos ellos pueden resolver situaciones. Ya se está haciendo en algunos sitios», cuenta Daniel que, eso sí, garantiza agilidad en los circuitos y «un extraordinario tiempo de respuesta si vemos que estamos ante algo urgente o grave, como puede ser la posible detección de un cáncer». Lo ideal, según este médico de familia, sería un tiempo de visita incluso inferior a cinco días.
La vicepresidenta del Col·legi Oficial de Metges de Tarragona (COMT), Mireia Garcia-Villarrubia, confirma que «hay muchos centros en los que las visitas se están dando a 30 días vista», lo que «acaba repercutiendo en la saturación de las urgencias de los hospitales, a pesar de que la gente tenga que ir allí y esperar horas».
La doctora también denuncia «la falta de personal» que «se agravará de aquí a 2025 con la jubilación de muchos médicos», apuntando al problema demográfico de plantillas que viene exponiendo el COMT desde hace tiempo.
Garcia-Villarrubia cree que «lo ideal sería no esperar más de una semana», aunque también estaría bien «que la población hiciera un buen uso del servicio, porque hay algunas cosas que son más urgentes que otras». Desde su punto de vista, los «problemas psicosociales también se han convertido en habituales» y al final depende del médico: «Estar encima de estas situaciones puede alargar mucho la visita y a veces hay profesionales que se dedican mucho a ellas».
Lourdes Franco, médico de familia en Amposta y secretaria de Primaria en Metges de Catalunya, admite que «la situación en la Primaria es mala y la espera es generalizada, hay centros que dan de un día para otro, algunos para una semana y otros para un mes».
Franco apunta a «unos facultativos sobrecargados y eso repercute en que muchos tengan situaciones de ‘burnout’ o incluso de depresión». Franco indica otros factores que intervienen: «Se están jubilando muchos médicos. Tampoco se han recuperado las 800 plazas en Catalunya que quitaron los recortes. Hay una falta crónica de profesionales y la gente joven no va a querer coger esta especialidad. Las bajas cortas no se cubren y otros médicos asumen los pacientes del compañero».
Hoy, protesta (11 h.)
«Se han jubilado médicos y no ha habido repuesto»
Manuel Martín Bravo, uno de los vecinos al frente de la movilización en el CAP La Granja, denuncia que en el centro de Ponent «se han jubilado bastantes personas y esos puestos no han sido cubiertos, tampoco los especialistas tienen días fijos». Lo cierto es que el CAP Torreforta-La Granja vive una situación muy particular, donde los problemas que sufre la Primaria se han amplificado. Lo exponen los mismos vecinos: «En estos barrios obreros y populares se ceba la pobreza y la precariedad laboral y, por tanto, es donde más necesaria es una atención sanitaria pública y de calidad». Los vecinos exigen que «de una vez se inicien las obras de ampliación del CAP y que terminen en el menor tiempo posible».
Esta plataforma explica que ha recogido 2.000 firmas entregadas a la Regió Sanitària y ha solicitado al Síndic de Greuges de Catalunya una investigación sobre el servicio. Estos ciudadanos han organizado una concentración extraordinaria para hoy a las 11 horas en el interior del CAP por «este grave problema de desatención».
La presencialidad en los CAP se ha recuperado este año, aunque en 2021 la atención a distancia casi se equiparó a la que se hizo ‘in situ’
Hay casi tantas consultas en la atención primaria en Tarragona presenciales como telemáticas. Al menos fue así durante el año pasado, según las diferentes memorias de las regiones sanitarias. En 2021, en el Camp de Tarragona hubo 2,6 millones de visitas presenciales a los CAP, algo menos que las que se registraron sumando la atención telefónica (1,4 millones) y la telemática (1), donde se incluyen plataformas como La Meva Salut o la comunicación a través de correos electrónicos.
Un 48% de las visitas no fueron presenciales. Hay que tener en cuenta, eso sí, que hubo más de 127.000 visitas a domicilio, y que fue un año, a diferencia del actual 2022, condicionado prácticamente en su totalidad por las restricciones de la pandemia.
Similar proporción se reproduce en las Terres de l’Ebre, según las memorias de las diferentes regiones sanitarias. Un total de 933.451 consultas fueron en el propio centro, el 54% del global. El 46% restante, un total de 805.775 visitas, fueron por telefonía o internet. Se hicieron unas 80.000 visitas a domicilio.
La realidad, con la pandemia bajo control, es distinta en este 2022. «La presencialidad se ha ido recuperando en la medida de lo posible, aunque todo se alterna, también seguimos haciendo atención telemática o por teléfono», dice la doctora Mireia Garcia-Villarrubia, vicepresidenta del Col·legi de Metges de Tarragona. Lourdes Franco, médico de familia en Amposta y secretaria de Metges de Catalunya, indica que «hemos recuperado la actividad presencial, pero no volveremos a la situación previa a la Covid». Franco ve como «algo positivo esta regulación», que «agiliza los procesos para mucha gente joven», aunque pide que haya autonomía: «Debería haber una autogestión de agenda de cada profesional en función de como es la población».