«Han pasado cinco años, pero Tarragona no olvidará nunca ese 14 de enero de 2020»

Cinco años después de la explosión de Iqoxe, los vecinos aseguran que los avances en seguridad no han sido suficientes para que la ciudad recupere la confianza con la química

13 enero 2025 20:49 | Actualizado a 14 enero 2025 07:00
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«Eran pasadas las seis y media de la tarde. Salía de trabajar de la tienda y, de repente, un ruido muy fuerte me paralizaba el corazón. Sabía que alguna cosa grave había pasado. Me giré y vi la bola de fuego. El cuerpo se me paralizó y solo pensaba en ir a recoger a mi hijo a la extraescolar y marcharme de allí. Pero no podía moverme». Este es el testimonio de Ana Sotillo, una vecina de Bonavista, quien recuerda ese fatídico 14 de enero de 2020 como uno de los peores momentos de su vida.

Han pasado cinco años desde entonces y algunos vecinos aseguran tener todavía el miedo en el cuerpo. Para Tarragona –y sobre todo para los barrios de Ponent– ese día cambiaron muchas cosas. Uno de los reactores de la planta de derivados de la empresa Iqoxe –ubicada delante de La Canonja y Bonavista– explosionaba, dejando un total de tres fallecidos. Dos eran trabajadores de la compañía y el tercero era un vecino de Torreforta. Una plancha metálica del reactor salió disparada y colisionó con un edificio ubicado a casi tres kilómetros de Iqoxe. El techo de la vivienda cedió, provocando así la muerte de la tercera víctima.

«El cuerpo se me paralizó y solo pensaba en recoger a mi hijo. Pero no podía moverme»

Ana Sotillo, vecina de Bonavista

Una gran bola de fuego iluminaba la ciudad, mientras que el caos y la confusión se hacían presente. Nadie sabía lo que ocurría y las indicaciones de los servicios de emergencia eran contradictorias. «Recuerdo ver como algunos vecinos de mi bloque salían corriendo con el coche hacía no sé qué lugar», explica Matías García, vecino de La Canonja, quien relata como los cristales de su vivienda se rompieron en pedazos tras la explosión. «Han pasado cinco años, pero Tarragona no olvidará nunca ese 14 de enero de 2020», añade García.

La confusión era tal que, media hora después de los hechos, los servicios de emergencia todavía no sabían qué empresa era la afectada, y los ciudadanos no sabían qué hacer. No sonaron ni las sirenas. Primero dijeron que no se había activado el Plaseqcat, después dijeron que sí. Un caos absoluto.

«Fue una noche con miedo. No sabíamos cómo actuar. Las sirenas no se activaron y el descontrol era exagerado. Veíamos como algunos pueblos de alrededor se confinaban, mientras nosotros no», explica Loli Gutiérrez, presidenta de la asociación de vecinos de Bonavista.

Nada más producirse la explosión, las entradas y salidas de los barrios presentaban un tráfico mucho más denso de lo habitual. «Recuerdo que la Rambla de Ponent era un bullicio de coches. Los vehículos giraban bruscamente y pitaban. Estábamos aterrorizados», explica Neus, una vecina de Campclar.

Al día siguiente, la ciudad era otra. «Ese día, los tarraconenses fuimos realmente conscientes del peligro al que estamos expuestos. Convivimos con una industria química de alto voltaje. Ese día lo supimos bien», comenta Antonio, un vecino del barrio de La Granja.

«Ese día, los tarraconenses fuimos conscientes de que vivimos envueltos de industria química»

Antonio, vecino de La Granja

El día después de la explosión, una Tarragona conmovida e indignada salía a la calle. Los trabajadores, familiares, representantes políticos y sindicatos se concentraban por la mañana a las puertas de la empresa. Ya en se momento, los sindicatos denunciaban la precarización de los trabajadores.

Por la tarde, era la ciudadanía –cerca de tres mil tarraconenses– quien protestaba en la Plaça de la Font. Se respiraba tristeza, rabia e indignación. Exigían a las administraciones mejor comunicación en caso de emergencia.

«No es suficiente»

Cinco años después, los vecinos aseguran que no se ha avanzado en nada y que, si se volviera a repetir un episodio como ese, los tarraconenses no sabrían qué hacer. Lo cierto es que después del accidente de Iqoxe, la Generalitat ha implementado una serie de mejoras, como puede ser la recuperación del Plaseqta, los avisos por el móvil o la instalación de sensores. Sin embargo, para la población no es suficiente.

La FAVT ha convocado una protesta para esta tarde a las puertas de Iqoxe

Muestra del descontento es la protesta que se llevará a cabo hoy, a las seis de la tarde, a las puertas de la empresa Iqoxe. La concentración está convocada por la Federació d’Associacions de Veïns de Tarragona –FAVT– y algunos sindicatos. «Necesitamos un plan de seguridad serio y actualizado, que esté a la altura del territorio», reivindica José Martín Carrasco, portavoz de la FAVT, quien añade que «como vecinos, no vamos a olvidar nunca lo ocurrido». Además, Carrasco se queja de que todavía no se haya celebrado el juicio contra los directivos de ese momento. «Las tres muertes no pueden quedar en agua de borrajas», dice Carrasco, quien añade que «los ciudadanos merecemos saber qué pasó».

«Necesitamos un plan de seguridad serio, que esté a la altura del territorio»

José Martín Carrasco, FAVT

El accidente de Iqoxe también provocó disputas entre diferentes entidades vecinales. Cada una tenía su punto de vista. En el caso de Bonavista, la presidenta de la asociación de vecinos, Loli Gutiérrez, explica como la empresa cumplió haciéndose cargo de los daños en edificios y mobiliario. «Yo creo que sí que se ha avanzado, aunque es insuficiente», opina Gutiérrez, quien añade que «en temas de seguridad nunca hay que sentirse satisfecho». La líder vecinal insiste en que es necesario invertir en información y en realizar más simulacros.

Gutiérrez destaca que, desde ese fatídico enero de 2020, el barrio de Bonavista «está más unido y es más consciente del trabajo que hacemos desde las asociaciones».

Otro de los barrios afectados fue Campclar. El presidente de la Associació de Veïns Campclar Zona Esportiva, Marc Colilla, siguió la tragedia desde lejos. Estaba de Erasmus. «No sé porqué me dio por hacer capturas de pantalla de lo qué iban tuiteando los servicios de emergencia. Ahora, con el paso del tiempo, es alucinante como se contradecían. La confusión era total», explica.

Colilla asegura que se ha avanzado muy poco en materia de seguridad. «Y si se ha hecho, no ha sido suficiente para que mejore la percepción de los vecinos», asegura.

«Hice capturas de pantalla de lo que iban ‘tuiteando’ y es alucinante como se contradecían»

Marc Colilla, Presidente de la Ass. Veïns Campclar Zona Esportiva

Otro de los barrios que ha capitaneado la lucha vecinal para mejorar en seguridad industrial ha sido El Serrallo. «Es un tema que nos preocupa mucho. Ya no solo por las empresas, también por los trenes que pasan por nuestro barrio cargados con mercancías peligrosas», dice Sisco Cobo, presidente de la Associació de Veïns del Serrallo.

La mayoría de vecinos entrevistados coinciden en que tenían la esperanza de que el accidente en Iqoxe haría cambiar y mejorar las cosas. Aseguran que, pasados cinco años, Tarragona sigue en el mismo punto de desconfianza que en enero de 2020. La ciudadanía no quiere que se olvide esa fecha. «No estamos dispuestos a vivir otra tragedia para que cambien las cosas», concluye Antonio, vecino de La Granja.

El proceso judicial, pendiente de la Audiencia Provincial

El Juzgado de Instrucción 1 de Tarragona abrió diligencias previas por la explosión en Iqoxe –posteriormente se formaron piezas separadas por el tema medioambiental y por el reactor–. Después de más de cuatro años de investigación, la jueza considera que hay indicios para juzgar a tres directivos y a la propia empresa por los delitos de imprudencia grave con resultado de muerte y lesiones; contra los derechos de los trabajadores; y por estragos.

Por otra parte, la magistrada también decidió llevar a juicio el caso del reactor –ponerlo en marcha supuestamente sin contar con los permisos–. En dicho asunto están las mismas personas investigadas y la empresa. Y en la de la depuradora a la lista se añadieron dos directivos más.

Sin embargo, si finalmente los casos llegan a juicio y quién se sienta en al banquillo lo decidirá la Audiencia Provincial al resolver los recursos de apelación presentados.

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