No todo el mundo sabe lo qué es el esperanto. Quien más quien menos reconoce que es una lengua. Pero, ¿de dónde sale? ¿Es regional o universal? ¿Qué valores esconde? ¿Quién la habla? En nuestro territorio se puede hablar cada semana gracias al esfuerzo y fe de la asociación Tarragona Esperanto.
Cada jueves se reúnen en la Cooperativa Obrera de Tarragona una decena de personas que comparten un par de horas hablando esperanto. En nuestra visita nos reciben cinco de ellos, Josep Maria, Paco, Manel, Sol y Andrea. «La mayoría nos conocimos en la Universidad de Tarragona cuando era delegación de la Universidad de Barcelona, entonces en cursos de esperanto, de donde salieron varios esperantistas», explican.
En mayo de 1968 se celebró en Tarragona el XXIV congreso universal de jóvenes esperantistas. Coincidiendo con ese encuentro, se inauguró la calle Doctor Zamenhoff, padre de la lengua, que se halla cerca de la Tarraco Arena Plaça. En 1991, Tarragona también acogió el 25è Congrés Català d’Esperanto.
Más allá de las reuniones semanales, abiertas a todos aquellos que quieran aprender la lengua, Tarragona Esperanto también ha hecho alguna presentación en institutos y participan en encuentros internacionales y a nivel estatal. Sin ir más lejos, a principios de mayo tiene lugar el 78 Congreso Español de Esperanto en Málaga y en agosto también habrá un encuentro internacional en Barcelona.
«El esperanto nace con una conciencia humanista y de paz, siguiendo un poco los valores de la revolución francesa de igualdad, fraternidad y libertad –cuentan nuestros esperantistas–. Es una herramienta de comunicación para las personas que está en contra del imperialismo lingüístico, ya que no quiere suplementar las otras lenguas, sino que solo pretende ser un idioma internacional».
¿Qué tipo de gente habla esperanto? «Hay mucha gente joven y jubilada. Los primeros suelen ser por inquietud, y los segundos, porque además tienen más tiempo que la gente de mediana edad, que es el sector menos frecuente. Pero es un grupo de edades muy variadas», apuntan.
El esperanto, que tan solo tiene 16 reglas gramaticales que caben en media página, no se reduce a encuentros semanales y congresos. Forma parte de una comunidad internacional que comparte los valores apuntados. «Durante los Juegos Mediterráneos nos vino a visitar un italiano que hablaba esperanto.
Antes también habían venido un chino, un ruso, ingleses, o un periodista iraní, entre otros», dicen desde Tarragona Esperanto, y añaden que «gracias a las redes sociales estamos más en contacto que nunca con gente de todo el mundo a través de Facebook, Whatsapp, Telegram y también hay apps para ponernos en contacto por el planeta».
Origen de la lengua
En 1887 el doctor Lázaro Luis Zamenhof edita en Varsovia el primer libro sobre la Lengua Internacional bajo el seudónimo Dr. Esperanto, que rápidamente se convierte en el nombre de la lengua.
El intento de reforma, Ido, amenaza con producir un cisma entre los hablantes de la lengua y dificulta durante años el progreso del esperantismo, aunque su consecuencia positiva es la fundación en 1908 de la Asociación Universal de Esperanto.
Tras la Primera Guerra Mundial, la clase trabajadora esperantista fundó la Sennacieca Asocio Tutmonda (Asociación Mundial Anacional), que contó con la ayuda de la URSS bolchevique hasta la llegada del estalinismo y la subsiguiente persecución del esperanto en la URSS. También en la Alemania nazi, la Rumanía de Ceaucescu, los EEUU de McCarthy y la España franquista se persiguió el esperanto.
A partir de la Segunda Guerra Mundial, la Asociación Universal de esperanto adquirió mayor prestigio, presentando un modo de actuar más acorde con los nuevos tiempos. Aunque la lengua probablemente no ha abarcado la población que esperaba en un principio, sigue bien viva y hoy en día es el nexo en común de una comunidad internacional que comparten en ella valores universales.
No puede saberse con exactitud cuánta gente habla esperanto porque no hay censos ni estadísticas. Hay sólo apreciaciones que varían mucho según el criterio sobre el que se basan. Una cifra verosímil es la de alrededor de un millón de hablantes en todo el mundo.
El esperanto, lengua universal, halla su rincón cada semana en Tarragona con un pequeño grupo abierto a nuevos miembros que comparten sus valores fraternales.