Museógrafo. Constructor de maquetas arqueológica y navales. Impulsor de la Setmana Santa tarraconense desde la Germandat del Sant Ecce Homo durante más de 25 años. Miembro fundador de la Associació Setge de Tarragona 1811, que perpetúa la memoria de nuestros antepasados a manos de las tropas napoleónicas. Coleccionista de miniaturas y de armas, de las que guarda algunas en su taller. Miembro del Senat Tarragoní, el organismo asesor que diseñó Josep Fèlix Ballesteros cuando era alcalde. Autor de libros sobre la maqueta Tarraco, el asedio francés a la ciudad y las milicias urbanas de 1810... Elies Torres Claravalls es de esos tarraconenses apasionados por su ciudad y que rescatan su historia más íntima.
«Me he pasado toda la vida intentando explicar la historia de la gente, de sus aventuras a lo largo de los siglos, de sus sufrimientos y de sus alegrías, de sus artes y de sus oficios. Eso es lo que he querido difundir», explica.
A su currículum pelacanyero, Elies suma que es el alma mater de las jornadas modernistas Els Pallaresos 1900 que en solo cuatro años se han consolidado. El año pasado superaron los 10.000 visitantes.
Fruto de ese afán divulgador son los libros 56 dies, Crònica il·lustrada del setge de Tarragona del 1811 y La bandera de Santa Tecla i les milícies urbanes de Tarragona del 1810. Crònica il·lustrada de la seva recuperació històrica, ambos editados por Insitu Comunicació. También de corte histórico son Torredembarra i l’art naval en fusta y Tarraco segle II d.C. La maqueta, en el que explica el proceso de construcción de la espectacular maqueta de 18 metros cuadrados que se puede visitar en la Volta del Pallol. Precisamente las maquetas han sido la pasión, y la profesión, de Torres durante dos décadas.
De la Tarraco romana al Sagunto medieval pasando por el milenario yacimiento de Olèrdola (Barcelona) o la antigua ciudad de Pollentia (Mallorca). También la Zaragoza y la Cartagena romanas, la Tarragona de la época napoleónica o la cuenca del río Francolí, Torres ha creado centenar y medio de maquetas repartidas por todo el país.
Podían haber sido más de no frustrarse uno de sus proyectos más ambiciosos. «Gané el concurso nacional para construir las dos maquetas islámicas más grandes del mundo, de 32 y 40 metros cuadrados en Córdoba. Desgraciadamente cambios políticos anularon el trabajo que tenía previsto realizar en diez años. Una lástima porque el listón era muy alto y ambicioso. En el proyecto trabajaban 26 arqueólogos de la Junta de Andalucía», explica.
El proyecto que sí llegó a buen puerto fue el de la maqueta Tarraco. Es la pieza más grande de todas las que ha elaborado y le llevó cinco años de trabajo.
Todo empezó en 2010. La Tarraco romana, el Arc de Berà (en Roda) y las villas romanas de Centcelles (Constantí) y Els Munts (Altafulla) habían sido nombradas Patrimonio de la Humanidad.
El Museu d’Història de Tarragona quería recrear la Tarraco del siglo II, época de su máximo esplendor. A la entonces concejal de Patrimonio, Maria Mercé Martorell, del PP, se le ocurrió que había que construir una maqueta y se convocó un concurso. Lo ganó Torres, que ya había elaborado anteriormente otras dos maquetas: la del asedio de 1811 y la de la Tarragona medieval.
El objetivo era presentar la maqueta en el quinto aniversario de la declaración de Tarraco como Patrimonio Mundial. Torres se puso manos a la obra con la imprescindible ayuda de los arqueólogos Lluís Piñol y Jordi López. Sin olvidar la colaboración de la Reial Societat Arqueològica Tarraconense, la URV y el Institut Català d’Arqueologia Clàssica.
Tras los trabajos previos de documentación para poder definir la planimetría y la ubicación de los edificios, la construcción se inició a mediados de 2002. Elies Torres empleó sobre todo madera, tiza plástica y poliestireno para elaborar un diseño de 6 metros de largo por 3 de ancho (18 metros cuadrados) que se inauguró el 29 de noviembre de 2005.
La habilidad manual le viene de familia. «Supongo que las manos me vienen heredadas de mi padre Elíes, maestro joyero muy solicitado en Tarragona. Yo cambié los metales nobles por yeso y madera. Mi primer trabajo profesional fue en el Museo Naval de Madrid con solo 11 años. Lo llevaba en la sangre. Y me honra decir que el legado de estas manos está asegurado con mi hija Blanca, eso sí, esta vez en los quirófanos».
Elies se enorgullece también de su profesión de psicoterapeuta. Desde hace 17 años tiene consulta propia y también da formación y asesoramiento en diferentes hospitales y centros de salud y crecimiento personal. «Me dedico a analizar la historia de cada persona que viene a verme. De ver sus anclajes, sus dificultades, sus herencias familiares... Es lo que he hecho toda mi vida. De una manera o de otra sigo explicando las historias de la gente», detalla.
Tiene a punto su quinto libro, aunque de temática muy diferente a los cuatro anteriores. Es Yo te veo, el poder de autoconocerse, un libro de autoayuda «pensado para el público hispano».
No es casualidad que dos de sus anteriores obras tratasen sobre el principio del siglo XIX en Tarragona. A Torres le apasiona la época napoleónica. «En otra vida debí vivir en aquellos años. Nací en las Escales de l’Arboç, encima de las gradas del circo romano. Iba con mi abuelo a buscar agua a las fuentes de la Oliva y encontrábamos balas y otras cosas de la guerra de la independencia», dice.
El abuelo de Elies había sido militar del arma de Caballería y participó en la Guerra del Rif. Le regaló a su nieto un sable, el primero de los muchos que ha ido acumulando Torres. Documentados y publicados en diferentes libros, la gran mayoría los tiene expuestos en diferentes museos del país. Todos son todos originales y abarcan desde el siglo XVII hasta principios del siglo XX.
En su taller se observan algunos floretes, espadas y sables que son la ‘excusa’ perfecta para otra de las grandes aficiones de Elies: la esgrima. En una de las mesas de la sala de trabajo pueden verse, en proceso de restauración, un machete de 1840, un briquet (arma corta) napoleónico y una espada de la Real Armada de 1790 con una inscripción en la vaina: «No me saques sin razón. No me envaines sin honor».
En una vitrina adyacente a la sala donde pasa consulta hay decenas de soldaditos de plomo, medallas, monedas, balas de cañón y, como no, maquetas. Destaca una de Escala Dei en la que puede ver cómo era el monasterio antes de la Desamortización y como quedó posteriormente.
De la pasión ‘napoleónica’ de Torres, nació la iniciativa de crear la Associació 1811 Setge de Tarragona, que cada 28 de junio rinde un homenaje a los tarraconenses que dieron la vida por su ciudad. También fue creador y presidente durante ocho años de la Associació Projecte Tarragona 1800 que rescata las milicias urbanas.
¿Y cómo tiene tiempo para tanta afición y su trabajo? «Ufff. Intento exprimir el día. Tengo la suerte de que mi mujer es muy paciente y que comparte bastante mis aficiones. Judit y mi hija Ivet también son recreadoras y salimos frecuentemente a recrear todos juntos», concluye Torres.