Aleix Gaya difícilmente borrará el cúmulo de sensaciones vividas este Sant Magí. Se ha estrenado como dosos del pilar de los Xiquets del Serrallo, que ha subido hasta el Portal del Carro y ha saludado la imagen de Sant Magí. La calle estaba abarrotada y les ha tocado trabajar de valiente para completar el recorrido. «Había muchos nervios, pero teníamos que llegar como fuera», decía tras el titánico esfuerzo.
Gaya no tenía que estar ahí. El puesto le correspondía a su padre, pero se lesionó el día de Sant Joan. Así es que tuvo que hacerle el relevo en un día tan señalado, como es el de la procesión del día de Sant Magí. «Es un regalo para toda la colla», añadía.
La emoción de este joven de tan solo 18 años es similar a la que describía Gabriel Molina, vocal de los portantes y que, tras 38 años de trayectoria llevando el paso, le tocó cubrir la última parte del trayecto de la procesión. «He hecho lo que todo el mundo desearía», decía mientras intentaba recuperar el aliento. El bochorno de debajo de las faldas es uno de los principales inconvenientes. Pese a ello, todos los años hay lista de espera para formar parte de este colectivo.
La emoción la viven intensamente los que participan de forma directa de la procesión, pero también una parte del público que siente auténtica devoción por el patrón de Tarragona. Es el caso de las hermanas Pepi y Dolors Pont, que incluso llevaban una silla plegable para hacer más llevadera la espera. Cuando el séquito procesional ya había salido, la plantaron en las puertas de la ermita del Portal del Carro y ya no se movieron. «Tantas horas de pie ya no lo aguantamos, pero no nos perdemos nada. Es el día más importante de la ciudad», aseguraban estas hermanas. Estas explicaban que habían empezado el día yendo a misa y después incluso habían pasado un rato por los castells. «Ya no aguantamos tanto, pero no nos perdemos nada. Santa Tecla es la fiesta, pero Sant Magí es la devoción», añadían.
Sin lugar a dudas, el momento final de la procesión es uno de los más sobrecogedores de las fiestas, cuando las entidades del Seguici han completado el recorrido por las angostas y abarrotadas calles de la Part Alta y acaban más de diez días de celebración.
Sant Magí 2024 ya ha pasado a la historia. La celebración se despide con buen sabor de boca y una gran afluencia, sobre todo entre el público extranjero que acabará unas vacaciones con el móvil cargado de fotografías y grandes momentos vividos. Ahora toca empezar a pensar en una Santa Tecla en la que de nuevo Tarragona se situará como una de las principales ciudades catalanas más importantes, en materia de cultura popular. .