El restaurante Sol Ric, ubicado en la Via Augusta, cierra sus puertas definitivamente tras más de 60 años de historia. Se trata de un establecimiento que ha sido un emblema para la ciudad. No hay familia en Tarragona que no haya celebrado el bautizo o la comunión de sus hijos en el Sol Ric. Además, también fue un restaurante muy popular por ser pionero en celebrar calçotades.
La historia del Sol Ric se remonta al año 1959, cuando los hermanos Tomás alquilaron esta masía de la Via Augusta para poner en marcha un restaurante. Todavía ahora se mantiene el comedor de la chimenea de entonces. El ambiente del Sol Ric ha sido siempre el de una casa de campo típica catalana, con una decoración rústica y con herramientas de cobre colgadas en la pared.
De los dos hermanos –ambos profesionales de la restauración–, Simó estaba en la cocina, mientras que Antoni desarrollaba su tarea en sala. El hermano pequeño, Jordi, se incorporó al equipo en los años 70. Fue en los 90 cuando los hermanos mayores se jubilaron y Jordi, junto con antiguos trabajadores, se hicieron cargo del negocio, dando continuidad al mítico Sol Ric.
Después, pasó por distintas manos hasta llegar a los últimos propietarios, un grupo empresarial que tenía más restaurantes y negocios repartidos por el territorio. Desde Tarragona hasta Sitges, pasando por La Riera de Gaià, entre otros. Según parece, el grupo ha cerrado casi todos los establecimientos que regentaba.
Por las mesas del Sol Ric han pasado personalidades de todo tipo. Artistas, médicos y autoridades políticas, entre otras. Además, el restaurante Sol Ric ha sido una opción habitual para celebrar los bautizos, comuniones y bodas de los tarraconenses.
El motivo del cierre es confuso, aunque los trabajadores que aguantaron hasta el último momento aseguran que el actual propietario cerró el restaurante «de un día para otro», y dejando «con una mano delante y otra detrás a los empleados». Según parece, el Sol Ric cerró el pasado mes de diciembre. Desde entonces, no se ha vuelto a subir la persiana del local. Los trabajadores aseguran que nadie les ha dado ninguna explicación, «aunque ya veíamos que alguna cosa no iba bien en los últimos meses». Los empleados se plantean emprender acciones legales contra los últimos propietarios.
Algunos trabajadores lamentan lo ocurrido ya que aseguran que tenían «arraigo» al Sol Ric. Alguno de ellos llevaba más de veinte años trabajando en el restaurante de la Via Augusta.
Según ha podido saber el Diari, los últimos inquilinos se han llevado los electrodomésticos y demás mobiliario. Ahora, los propietarios de la finca deberán decidir qué hacer con el inmueble.
Por su parte, Javier Escribano, presidente de la Associació d’Empresaris d’Hostaleria de Tarragona, asegura que «el cierre del Sol Ric es el cierre de uno de los emblemas de la ciudad. Esperamos que alguien se anime a retomar el negocio, ya que se trata de un establecimiento con una larga historia y trayectoria». Escribano añade que «el Sol Ric forma parte del paisaje de la ciudad».