En el Km. 0 del Passeig de l’Escullera se encuentra uno de los monumentos más emblemáticos del Port de Tarragona: la Torre Reloj. Desde el pasado mes de agosto, se ha llevado a cabo una rehabilitación integral de este emblemático edificio, con la que se ha recuperado parte de su aspecto original. La estructura presentaba una importante deterioración debido a su situación en un ambiente tan agresivo, como es el del rompeolas del Port.
Los desprendimientos de los acabados, la oxidación de la estructura interior metálica o el estado de los elementos decorativos de piedra eran los principales problemas de este monumento declarado Bien de Interés Local de la ciudad.
Con la intervención actual, se han recuperado elementos como los vitrales de la esfera del reloj, la forja del campanario y, en especial, la restauración del mapamundi decorativo de una de sus caras. Además de todo esto, la rehabilitación del monumento también ha traído novedades, como su nueva maquinaria e iluminación, que ayuda a optimizar su funcionamiento.
Aunque, sin lugar a dudas, el aspecto más destacable es la renovación del mecanismo para recuperar el singular repique de sus campanas. Según fuentes del Port de Tarragona, se está trabajando para conseguir la autorización que permita que las campanas vuelvan a sonar en el Port como hacían antaño.
Un repique que, recientemente, ya se ha podido escuchar en alguna ocasión, como cuando se anunció que la Torre Reloj sería la imagen del cupón del 7 de enero del sorteo de la ONCE.
A las puertas del centenario
Diseñada en 1922 por el ingeniero Francisco Garcia de Membrillera, el motivo de la construcción de la Torre Reloj fue para sustituir los toques de trompeta que indicaban el inicio y el fin de las jornadas laborales de los trabajadores del Port de Tarragona. Así pues, la Torre Reloj supuso una mayor garantía del cumplimiento de la jornada laboral, ya que dejó de estar subordinada al criterio subjetivo de los encargados de dar los toques de trompeta.
Inicialmente, el proyecto generó cierta polémica. Así se refleja en el acta del 30 de abril del 1921 de la Junta del Port. Aseguraban que no era aconsejable la instalación de un reloj de campana en el puerto, considerando que el Ministerio de Fomento no tenía que intervenir en las cuestiones referentes entre patrones y obreros.Finalmente, la Junta d’Obres decidió que los gastos de la adquisición del reloj irían a cargo de las entidades solicitantes y los de la construcción de la torre las asumiría la Junta del Port.
Finalmente, las campanas de la Torre Reloj sonaron por primera vez en su inauguración, realizada para el Año Nuevo de 1923. La maquinaria original del reloj de 1922, se encuentra expuesta en el Tinglado 2 del Moll de Costa, sede provisional del Museu del Port.