El precio del pescado en la subasta de Tarragona baja un 20% respecto antes de la parada biológica, que empezó en el mes de mayo. Así lo aseguran desde la Confraria de Pescadors de Tarragona, quince días después de que las embarcaciones del sector del arrastre volvieran a salir a la mar. El balance de las capturas no es malo, teniendo en cuenta los otros puertos del país, donde muchos patrones se han visto obligados a amarrar las embarcaciones, al no poder hacer frente a la subida del precio del combustible. En el caso de Tarragona, el presidente de la Confraria, Esteve Ortiz, define este inicio de temporada como «de contención». Se refiere a que la cosa no está para tirar cohetes, pero tampoco para dejar de salir a pescar. «La bajada del precio del pescado no compensa la subida del gasoil. Aguantamos como podemos», añade el presidente de la Confraria.
Antes de la llegada de la veda, el precio del pescado estaba disparado, llegando a cifras de récord. La causa tiene que ver con la nueva normativa marcada por la Unión Europea, que obliga a reducir la actividad de la flota del arrastre para que el mar respire. Es la ley de la oferta y la demanda. Si hay menos género, el pescado es más caro. Justo antes de la veda en Tarragona, pararon los puertos de Barcelona y Girona, y los pescadores se trasladaban hasta el Serrallo para comprar. Ahora, con la vuelta a la normalidad, el precio se ha estabilizado. «Todo parece indicar que, de cara el mes que viene, cuando Castellón descanse, los precios volverán a subir», añade Ortiz.
El problema es que, para que las embarcaciones sean rentables, es importante vender a buen precio el género. Si no, la subida del combustible puede llegar a arruinar a más de una. «Nos consta que hay puertos, como alguno de Galicia, que tiene embarcaciones amarradas por no poder soportar los gastos», dice Ortiz.
El presidente de la Confraria se reunió hace unos meses con la Secretaria General de Pesca, Alicia Villauriz, e insistió que para compensar la subida del gasoil, «lo que tienen que hacer es dejar trabajar a los pescadores, en lugar de poner tantas restricciones y sanciones como hacen ahora».
El problema de los atunes
Los pescadores que salen cada día tampoco no son muy optimistas en este sentido. La realidad que explican es que, a la subida generalizada de los precios de los combustibles, hay que sumarle unos efectos más bien escasos de la parada biológica, la veda. «Este año hemos notado cierta mejora después de dejar reposar el mar, per no cogemos tanto pescado como tendríamos que pescar», explica Donato Lafuente, en el pantalán del Serrallo. A su lado, Enric Torrent le da la razón: «A veces es el mar, a veces otras cosas, pero no hemos notado apenas los efectos de la veda».
Los dos pescadores atribuyen este hecho a «la presencia desproporcionada del atún que se lo come todo» y que acaba con mucho del género, tanto cerca como lejos de la costa. «Para nosotros este depredador es lo peor, porque nos afecta y además no podemos cogerlo», se queja Francisco, también pescador del Serrallo, que no entiende por qué no se les permite pescar una «especie que estaba protegida y en peligro pero que ahora está por todas partes y se come los demás peces».
«A los malos resultados de la veda tenemos que sumar la subida de los precios del gasoil; está demasiado caro», reclama Lafuente. El encarecimiento de los combustibles aparece como un torpedo en la línea de flotación del sector marítimo porque sin ellos no pueden salir a pescar. «Nos afecta mucho, encarece el precio de venta del pescado y aún así salimos perdiendo; nos pone contra las cuerdas», denuncia Torrent, de acuerdo con sus compañeros de profesión.
Algunos llegan a apuntar la posibilidad de dejar de salir a pescar por las dificultades de pagar el gasoil; y sin barcas no habrá pescado ni pescadores.
Y cada vez resulta más difícil compensar la subida de los combustibles, como comentaba el presidente de la Confraria de Pescadors, porque una parte importante del precio en la lonja se destina a pagar el gasoil. «El petróleo sube, cada vez hay menos pescadores y el pescado no se paga como se tendría que pagar: el mar está perdido», lamenta Donato Lafuente. Porque el del mar ya es un sector bastante afectado como para que, además, el precio del gasoil les complique más la vida, ya que en muchos casos no es rentable salir a pescar al mar.