El anteproyecto del POUM dibuja una Tarragona de 172.641 habitantes para 2050, un escenario que representa un crecimiento de unas 36.000 personas respecto la situación actual, que corresponde a la construcción de 14.342 viviendas nuevas. La propuesta se hace en base a las conclusiones del estudio demográfico y socioeconómico, así como teniendo en cuenta otros factores, como la racionalización del uso del suelo, la no dispersión del territorio y la cohesión social.
Este es uno de los elementos sobre los cuales se pone el acento en el informe urbanístico y territorial que aprobó la Comissió Territorial d’Urbanisme del Camp de Tarragona del pasado martes, el cual hace hincapié en «la apuesta por la regeneración y transformación urbana y la cohesión territorial frente al crecimiento en expansión».
Este escenario reduce sustancialmente las cifras que preveían el anterior Pla d’Ordenació Urbanística Municipal, cuyo texto refundido se aprobó hace diez años. En concreto, la propuesta que hace el anteproyecto en cuanto a la construcción de nuevas viviendas es un 58% inferior respecto al documento anterior.
De hecho, la recuperación del modelo de ciudad que preveía en aquellos momentos es una de las posibilidades que presenta este anteproyecto del POUM y sobre el cual se pronuncia este informe urbanístico. Al respecto, se tiene en cuenta que el potencial de viviendas previstas –que era de 34.000, lo que suponía un crecimiento de unos 85.000 habitantes– «da respuesta a unas expectativas de crecimiento avaluadas en una coyuntura económica y social del momento de la elaboración de los trabajos iniciados en 2007, que nada tiene que ver con el momento actual».
El informe urbanístico y territorial tiene en cuenta que los estudios de población y socioeconómicos prevén un «estancamiento poblacional, en el que los habitantes de Tarragona prácticamente no varían en los próximos 30 años». Por lo que se cree oportuno que «la ciudad pueda desarrollar una tendencia de crecimiento como también de pérdida de habitantes».
También se descarta una tercera alternativa, que pasa por el mantenimiento de las previsiones del planeamiento vigente, es decir, las normas urbanísticas. En este caso, se tiene en cuenta que «no puede asumirse», ya que tan solo regulan el suelo urbano y el suelo no urbanizable.
Las ARE siguen adelante
¿Dónde se sitúan estos crecimientos? Una parte significativa del nuevo parque de viviendas que debe desarrollarse en los próximos años es el que consiguió ‘salvarse’ con las normas urbanísticas y que hace referencia a los polígonos de actuación y a los planes de mejora urbana, que estaban en un avanzado estado de tramitación. Es el caso, del plan parcial 1, que afecta a la Avinguda d’Andorra y en el que se prevé la construcción de 338 pisos o el PMU-34, que ocupará los terrenos junto al Nou Estadi- Costa Daurada, con 522 viviendas.
También se mantienen las Àrees Residencials Estratègiques, ya que dependen de un planeamiento superior y, por tanto, siguen adelante. En total había dos ámbitos que estaban afectados, como son el de Pou Boronat y Sant Salvador Sud- Pallaresos. En total prevén la construcción de 2.299 viviendas plurifamiliares, de las cuales el 50% son en régimen de protección pública.
En cuanto a las 11.155 viviendas restantes se propone la creación de cuatro nuevos sectores residenciales, sin especificar sus dimensiones ni las cifras de viviendas potenciales que tendrá cada uno de estos. Tres de los ámbitos se sitúan en la zona de Ponent, mientras que el tercero afecta a la zona norte.
Una de las apuestas es el ámbito denominado Horta Gran - Avinguda de Roma, el cual se considera como «puerta de entrada a la ciudad en poniente», con una función estratégica de centralidad, teniendo en cuenta que aquí se sitúa el espacio candidato a acoger la nueva estación de ferrocarril.
El segundo de los ámbitos es el Riu Clar y se sitúa en la zona de influencia de este río – entre la calle Francolí y Camí Mongons– y teniendo en cuenta los límites tanto de la T-11 como de la A-27. Este es un sector que quiere desarrollarse «preservando las características paisajísticas del espacio natural de la Horta Gran en el tramo final del río, como parque urbano vinculado a esta nueva centralidad». Y, en este sentido, se prevé la creación de un nuevo espacio con vocación de plaza pública, además de la preservación y recuperación de la extensión agrícola.
El tercero de los sectores afecta al ámbito norte de Bonavista. Este debe permitir compactar este barrio con el plan parcial 10, además de «resolver el déficit en reservas de espacios públicos y equipamientos de este sector».
Finalmente, el avance del POUM también prevé desarrollar un nuevo sector de crecimiento residencial en el ámbito de L’Oliva, mejorando la conexión entre la ciudad y el barrio de Sant Pere i Sant Pau. En este sentido, se apunta que su delimitación y ordenación deberá tener en cuenta tanto las «dificultades topográficas», como «el valor paisajísticas del Turó de l’Oliva».
Nueva centralidad
El avance del POUM reconoce el ámbito definido por la Horta Gran y el polígono industrial Francolí como el «eslabón» necesario para impulsar definitivamente la conexión entre el centro de la ciudad y los barrios de Poniente. Y, al respecto, se incluyen operaciones como el traslado de la CLH o la reconversión del polígono Francolí, como ecobarrio tecnológico. Asimismo, habla de la preservación y armonización de usos agrícolas en la Horta Gran, como «gran espacio libre con nuevas funciones ambientales, socioeconómicas y de educación».
Más Anella Verda
En materia de medio ambiente «se propone clasificar los suelos que se concentran alrededor de la Anella Verda como suelo no urbanizable». En total son unas 378 hectáreas y afectan a espacios en los que no podría construirse como es la Budellera, Terres Cavades y el entorno de la Ermita del Llorito, además del ámbito junto al Golf Costa Dorada, en el que se incluye Mas d’en Sorder y Mas de la Creu. Estos son algunos de los planes que habían despertado más polémica del anterior planeamiento, que el actual Gobierno ‘aparcó’ y que ahora quedarían definitivamente en el cajón ya que se prevé este cambio en la calificación del suelo.
El concejal de Territori, Xavier Puig, ponía en valor que uno de los aspectos que se puso en valor durante la Comissió d’Urbanisme es que este avance del POUM «redimensiona de forma adecuada el crecimiento de acuerdo con las necesidades reales de la ciudad, más allá de la simple rentabilidad económica». Puig defendió que este nuevo trámite «nos acerca un poco más a la aprobación inicial, prevista para el otoño». «Contrariamente a lo que decían algunos, el avance que aprobamos es un documento bien hecho, en tiempo, fondo y forma», concluía.