El pescado de Tarragona alcanza precios de récord. A modo de ejemplo, esta semana la gamba –tamaño grande– iba a 85 euros al kilo, cuando en enero del año pasado no llegaba a los 60 euros. El motivo de esta subida de precios tiene que ver con la nueva normativa marcada por la Unión Europea, que obliga a reducir la actividad de la flota del arrastre. Tarragona ya hace años que descansa dos meses con el objetivo de dar un respiro al mar. No ha sido así en otros puertos de Catalunya, como es el caso de Vilanova i la Geltrú o Blanes, flotas que hasta este año solo descansaban un mes al año. Con la nueva ley encima de la mesa, las Confraries de Barcelona y Girona se han visto obligadas a hacer un parón de dos meses. Los pescaderos optan por desplazarse hasta Tarragona para comprar el género, lo que aumenta la demanda y, por lo tanto, el precio acaba incrementándose considerablemente.
El resultado es una subasta llena de pescaderos pujando para conseguir el mejor pescado al mejor precio. Pepe trabaja en una empresa de Blanes, que se encarga de exportar e importar al por mayor a nivel mundial. Su tarea es comprar el pescado. «Normalmente, estoy en el puerto de Vilanova i La Geltrú, pero ahora estamos de veda biológica, desde el pasado 4 de enero y hasta el próximo 8 de marzo», explica Pepe, quien añade que «mi empresa me envía al puerto más cercano donde haya flota del arrastre activa y, de esta manera, podemos cumplir con los pedidos».
Los pescadores reconocen que nunca antes se había vendido el pescado tan caro. El presidente de la Confraria de Pescadors de Tarragona, Esteve Ortiz, celebra que el sector pueda ganarse bien la vida. «Tarragona ha sido un modelo a seguir, teniendo en cuenta que durante mucho tiempo hemos sido los únicos en hacer dos meses de veda. Queda demostrado que es positivo. Por un lado, el mar descansa y se recupera. Y, por el otro, se centraliza el mercado del pescado, la demanda aumenta y el valor sube. Acabamos ganando todos», explica Ortiz, quien asegura que otro de los motivos de la subida del precio es que, con la pandemia, no llega pescado de fuera, «y se revaloriza el de aquí. Todo un logro», dice Ortiz.