Un grupo de buceadores se adentraron en la Playa del Miracle tras detectar un aumento de los residuos en el mar. La sorpresa que se llevaron fue de lo más desagradable. Se encontraron kilos y kilos de toallitas usadas. El grupo sacó hasta cuatro bolsas de cien litros. «Fue increíble. Había llovido y la tubería auxiliar que hay en medio de la playa se había desbordado. Pasa a menudo, pero no nos esperábamos lo que encontramos ese día», explica María Ortega, instructora de la escuela de buceo Subkro, quien hizo la limpieza. «Vimos como un campo de fútbol lleno de una especie de alga marrón. Muy grande. Metimos las manos y vimos que no eran algas. Eran toallitas usadas que se estaban apoderando del mar». Así empieza el relato de estos buceadores tarraconenses. El monstruo del alcantarillado llega al mar.
Nos remontamos a mediados de octubre. La empresa Subkro, con sede en el Port Esportiu y especialista en hacer bautizos de buceo, organizó, junto con la ONG Good Karma Projects, una limpieza de la Playa del Miracle. «Estamos acostumbrados a que, cuando llueve fuerte, la tubería se desborda y llegan al mar residuos de todo tipo, como compresas, palitos de las orejas, discos desmaquillantes e incluso ratas», explica Ortega. Pero lo del otro día fue distinto. La presencia de muchas toallitas usadas sorprendió al grupo de buceadores.
La semana pasada, el equipo volvió de nuevo a adentrarse al mar y el episodio se repitió, aunque en menor medida. «Si nadie lo recoge, al final, el mar se acaba llevando los residuos. Esto puede ser muy perjudicial para nuestro día a día», explica Ortega, quien quiere hacer un llamamiento a los tarraconenses: «El lavabo no es una papelera. Los bastoncillos de las orejas, las compresas y las toallitas van a la basura», acaba.
La posible solución
Ematsa, la empresa municipal que se encarga del tratamiento de las aguas residuales, es consciente de esta problemática, que lleva arrastrándose desde hace años. Con el ánimo de buscar un remedio, Ematsa instaló el pasado verano unas redes en el colector de El Miracle para que los desperdicios no llegasen al mar. Actualmente, se está trabajando en la mejora del sistema. Según fuentes de Ematsa, las redes han demostrado ser efectivas para recoger los residuos, pero se está revisando el mecanismo de extracción, con el objetivo de abaratar los costes y de analizar el impacto.
Durante el primer trimestre de 2021, está previsto reubicar el sistema en un punto más interno del rebosadero para evitar la entrada de arena durante las rachas de fuerte viento.
Por el momento, el balance es positivo y se estima que se han recogido alrededor de 2.400 kg desde verano. La intención es ampliar el sistema a otros puntos de manera progresiva y complementar la acción con mensajes de sensibilización y concienciación, como por ejemplo, las placas con mensajes incluidos que hay en algunas alcantarillas.
Problema histórico
Se trata de una problemática histórica. Prueba de ello es que, en Tarragona, durante el año pasado, llegaron a las estaciones depuradoras de agua residual un total de 192 toneladas de residuos, la mayor parte de ellas eran toallitas. Son despojos que provocan importantes obstrucciones en los colectores y acaban en averías importantes en los equipos. La retirada, limpieza y reparación han supuesto un gasto de aproximadamente 350.000 euros en el último año. Además, el impacto de las toallitas causan un grave impacto ecológico al no ser biodegradables.
Desde Ematsa se han impulsado actividades y acciones para conscienciar sobre esta problemática, como por ejemplo, talleres en las escuelas y visitas en las estaciones depuradoras para dar a conocer el ciclo integral del agua.