El Joan XXIII, al límite por culpa de la falta de enfermeras

Doblar turnos, sin días personales y en condiciones precarias. Este es el escenario con el que se encuentran las profesionales. Sindicatos, colegios y trabajadores lo denuncian

09 diciembre 2021 19:20 | Actualizado a 10 diciembre 2021 13:00
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«El panorama es tan grave que hay enfermeras que piden días personales por la defunción de algún familiar cercano y se les deniega el permiso». Este es el testimonio de una profesional del Hospital Joan XXIII de Tarragona, quien asegura que la situación es ya insostenible. «Hemos llegado a salir del hospital llorando por la impotencia que nos genera trabajar así», añade. Colegios profesionales, sindicatos y trabajadores denuncian la falta de personal de enfermería en el hospital tarraconense. Cabe apuntar que se trata de un problema estructural, que no solo afecta al Joan XXIII.

La falta de profesionales sanitarios es un tema que se lleva arrastrando desde hace años. La pandemia solo ha hecho agravar más la situación. Las ratios de pacientes para las enfermeras han aumentado en los últimos tiempos, sobrecargando los horarios laborales y provocando episodios de estrés entre el personal de enfermería. Las bajas y jubilaciones no se cubren y las profesionales se ven obligadas a doblar turnos. «No queremos más dinero ni hacer horas extras; queremos descansar. Nos lo merecemos», dice otra enfermera.

La falta de personal afecta a todo el hospital, independientemente del servicio. Pese a ello, dos de las unidades que salen más perjudicadas son la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y el área de quirófanos y de reanimación. María, nombre ficticio de una enfermera, explica que «en quirófanos estamos doblando cada semana». Desde el hospital se programan intervenciones por la tarde, sin saber si se contará o no con el personal necesario. «Además, a nivel de ratios, no las cumplimos. Según el centro hospitalario, una enfermera puede atender hasta tres pacientes en la unidad de reanimación. Pero deben tener en cuenta la complejidad del paciente, no es lo mismo un enfermo intubado que otro que no lo está», explica María.

Otra de las quejas tiene que ver con los horarios y el calendario. «¿Os podéis creer que estamos a jueves –refiriéndose a ayer– y todavía no sé de qué trabajaré el lunes?», se pregunta María, quien asegura que «esto es así cada semana. No sé cómo pretenden que hagamos la conciliación familiar». Con la llegada de la Navidad, todavía es peor. «No sé qué días podré estar con los míos y qué días tendré que trabajar», añade María. El personal se siente maltratado por los responsables del centro. «¿Quién cuidará a los que cuidan?», se pregunta una de las entrevistadas. Otra enfermera, en esta ocasión de la UCI, opina que «esto pasa porque los que deciden cómo hacer los contratos no tienen ni idea de cómo se trabaja aquí», dice.

Fuga de profesionales

Según ha podido saber el Diari a través del testimonio de algunos trabajadores, muchas de las enfermeras que entraron a trabajar en Joan XXIII durante la pandemia, ahora han decidido irse a otros hospitales y países. «La gente no quiere venir y los que están se van. Y no me extraña, teniendo en cuenta las condiciones que hay», explica María.

Hace unos días, el sindicato CGT emitía un comunicado explicando que el personal del hospital Joan XXIII lleva a cabo jornadas «maratonianas» de hasta 14 horas seguidas y nueve días consecutivos. Según el sindicato, es prácticamente imposible conciliar la vida laboral y familiar, «ya que no podemos pedir las reducciones de jornada por el cuidado de un menor cuando las necesitamos, sino cuando a la empresa le va bien». Además, la CGT asegura que se contrata a personal sin informar, ni del servicio en el que trabajarán ni el turno que harán. «Estas circunstancias han favorecido que muchos trabajadores se hayan ido del Joan XXIII a otros centros y países con mejores condiciones laborales», explican desde el sindicato. Finalmente, alertan de la «peligrosidad que implica el aumento de ratio, con el consecuente cansancio y desgaste».

Por su lado, desde el sindicato de enfermeras, SATSE, aseguran que el déficit de enfermeras es un problema estructural, que afecta a todos los hospitales del país. «Parte de la solución pasa por incrementar el número de plazas en las facultades de enfermería», explica Cati Ródenas, delegada sindical de SATSE, quien añade que «nos consta de primera mano que los profesionales de aquí se están yendo al extranjero».

Por su parte, fuentes oficiales del Institut Català de la Salut (ICS) –que gestiona el Hospital Universitari Joan XXIII– se limitan a decir que «aquí está garantizada la seguridad del paciente», y aprovechan para agradecer el esfuerzo a todos los profesionales del sector.

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