Tarragona no tiene que preocuparse ni tan solo replantearse si el futuro de la Semana Santa en la ciudad peligra o no. Las nuevas generaciones suben con convicción y con ganas de ser partícipes. Y esto los pioneros lo saben. Es por eso que a la mayoría no les importa dar un paso al lado y dejar que el relevo se haga efectivo. Los cambios siempre dan respeto, pero también son necesarios para que la sociedad siga avanzando. Y lo mismo pasa con las festividades.
Esto lo han sabido interpretar muy bien desde la Cofradía del Cristo de Buen Amor. No es la única, pero sí una de las primeras que se atrevió a dar el salto y dio una oportunidad a los más jóvenes para que cogieran las riendas de la entidad.
Raúl Sánchez es el actual Hermano Mayor - Presidente de la cofradía. Con tan solo doce años decidió entrar a formar parte de la entidad. Sus abuelos eran andaluces así que desde el primer momento tuvo claro que si formaba parte de la Semana Santa de Tarragona lo tenía que hacer con la Cofradía del Cristo de Buen Amor. Sus ganas de ayudar y de colaborar se percibieron tan solo entrar por la puerta.
«Cinco años después de apuntarme decidí ir a una de las asambleas que la cofradía llevaba a cabo. Buscaban a alguien que actualizará la página web y me animé. La anterior junta me acogió muy bien y confió en mí para que desarrollara los diferentes cargos. Ha sido un proceso natural. En ese sentido, los fundadores de la cofradía nos han acogido siempre», explica Sánchez. Y lo cierto es que hicieron bien. Desde que la nueva junta está al frente, la Cofradía del Cristo de Buen Amor ha dado pasos hacia adelante muy importantes, siempre sin perder su esencia. Han reformado el ‘pas’ del Cristo para llevarlo a costal y también han comprado el paso actual de la Virgen. Pero eso no es todo, con la nueva junta, se ha creado la Agrupación Musical Cristo del Buen Amor y el Grupo Joven San Juan Evangelista. «Trabajamos día a día para ser una entidad activa y para que todos los que formen parte de ella la sientan suya. Todos tenemos un objetivo común: sacar los pasos a la calle», asegura el tarraconense.
La cofradía también es familia
Muchas horas trabajando para que todo salga bien. Y es que la semana previa se vive con mucha intensidad. Nervios, tensión, ilusión... Un sin fin de emociones que concluyen cuando la Semana Santa llega a su fin. Es en ese momento cuando la satisfacción recompensa todos los momentos delicados que se hayan podido dar. «La Semana Santa para mí significa familia. Antes la disfrutaba con mis abuelos y ahora lo hago con los compañeros y compañeras de la cofradía. Compartes tantos momentos y emociones que es inevitable acabar creando vínculos muy fuertes», explica el joven. El entusiasmo, la dedicación y el compromiso de los más jóvenes, junto con la experiencia de los más veteranos hacen que el futuro de esta festividad esté garantizado.