Francesc Gras es de lo que madrugan para ir a la playa. Todos los días, entre las cinco y media y seis, este vecino de El Catllar va a darse un baño, lo que asegura que le ayuda a «empezar el día de otra forma». Este ritual se vio truncado el pasado viernes por la mañana, cuando de repente estaba caminando por la Savinosa y vio el rastro de lo que podría ser una tortuga. «Todavía no me lo puedo creer. Era súper reciente y estaba todo revuelto», asegura.
Gras explica que forma parte de la generación que ha crecido y ha aprendido con los documentales de La 2 y los reportajes de National Geographic. Así es que cuando vio las marcas en la arena, en seguida pudo identificar que pertenecían a una tortuga caretta caretta, de las que hace algunos años anidan en el litoral catalán. «No soy un entendido en la materia, pero se veía muy claro. Son como una media luna, que hacen con las aletas, y podía identificarse muy claramente una franja de subida y otra de bajada», indica.
Jardinero de profesión, asegura que siempre ha tenido una «conciencia» y una «sensibilidad» por el medio ambiente. Pese a ello, encontrar las huellas de una tortuga que acababa de anidar en la playa que ha ido toda la vida –cuando la mayoría de los que han vivido una experiencia así han tenido que coger un avión para ir a Tortuguero– considera que «fue un regalo de la naturaleza. Las cosas no pasan porque sí».
Gras iba dispuesto a darse un baño y ni siquiera llevaba el teléfono móvil. Así es que lo primero que hizo fue ir a por este, que lo tenía en el coche, y llamar al Seprona. «Fue lo primero que me vino en la cabeza», indica. Al no obtener respuesta al otro lado de la línea intentó con la Guàrdia Urbana y, a la espera de que llegara la primera patrulla de agentes se quedó para custodiar lo que más tarde se confirmó que era el primer nido de tortugas de este año en Catalunya, con un total de 114 huevos.
«Me quedé porque sé que después pasa el tractor para la limpieza y hubiera borrado las huellas», indica. A partir de ahí se puso en marcha el protocolo para estos casos. «Estamos contentísimos porque desde que se activó con la llamada a la Guàrdia Urbana, ya se avisó a Neteja para que no pasara y se activó el personal tanto de Medi Ambient, como de Costas y la Brigada», indica el concejal de Medi Ambient, Guillermo García.
El edil socialista pone en valor que «por primera vez en los últimos diez años de experiencia, y probablemente en toda la historia, los protocolos se activaron gracias al avistamiento de un ciudadano anónimo». Esto activó un amplio dispositivo con los técnicos municipales, del Departament d’Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural, el Centre Tecnològic Beta de la Universitat de Vic-Universitat Central de Catalunya y el CRAM, además de los Agents Rurals.
Lo primero fue recuperar los huevos y mover el nido para evitar que estos se pudran o puedan malograrse en caso de borrasca. A partir de ahí se instalaba el sistema de vallas de madera que deja completamente protegido el nido, de cara a los bañistas y depredadores.
el día a día del nido
En paralelo, el Ayuntamiento de Tarragona y el CRAM ya han iniciado las conversaciones para poner en marcha la red de voluntarios que se encargará de la custodia del nido. «El protocolo de la Generalitat obliga a que en las dos últimas semanas esté vigilado las 24 horas, pero no será así, porque queremos que esté antes», indica García. Los interesado tienen que rellenar un formulario y entrarán a formar parte de una bolsa que permitirá calendarizar los turnos y poner en marcha la formación on-line para adquirir los conocimientos básicos para esta eclosión, prevista para mediados del mes de septiembre.
Más pedagogía
Mientras se está planificando esta parte, el Ayuntamiento de Tarragona asegura que la vigilancia se mantiene de forma «informal», ya sea a través de la Unitat de Medi Ambient de la Urbana (UMA) o los servicios de limpieza y Salvament Marítim, además de la colaboración que ofrecen los mismos bañistas y vecinos de la Savinosa, que quieren ver cómo nacen las primeras tortugas en esta playa.
Para el Ayuntamiento de Tarragona, que fuera un ciudadano anónimo el que diera el aviso tras identificar el rastro confirma la importancia y la necesidad de que «hace falta más pedagogía» y que los tarraconenses deben tener esta información. La llegada de tortugas ha ido a más y el incremento de temperaturas del mar, a causa del cambio climático, hace que estas cada vez más busquen sitios más propicios para anidar. Y el Mediterráneo occidental lo es. Por este motivo, la administración local defiende la importancia de continuar con los talleres, charlas y actividades de avistamiento para que la ciudadanía pueda identificar estos indicios, generando una conciencia social y ambiental, tanto en cuanto a la preservación como a la conservación.
«En Catalunya tenemos tres puntos más propensos a la nidificación como son el Delta de l’Ebre, el Tarragonès y el Maresme y esto va en aumento, por lo que hace falta mucho trabajo de pedagogía», indica el responsable municipal de Medi Ambient. Las primeras acciones al respecto se iniciaron en 2014 y se intensificaron a partir de 2021, cuando un ejemplar anidó en la playa del Miracle. Desde entonces, las acciones des del Àrea de Medi Ambient han ido en aumento, e incluso llegan a todo el personal de playas –Neteja, Urbana y Creu Roja– antes de iniciarse la temporada. El objetivo es que desde el primero al último conozcan los protocolos sobre cómo tiene que actuarse y que delante cualquier sospecha se llame enseguida al 112 para salir de dudas.
Finalmente, el consistorio asegura que tiene prevista la contratación de un «coordinador» que «participará del día a día del nido, como el voluntariado, la prevención y la comunicación».