Tres de julio. Apenas son las ocho de la tarde, pero son muchas las personas que empiezan a instalarse en la arena de la playa de El Miracle. Las sombrillas, sillas y fiambreras toman protagonismo. Y es que todos quieren coger el mejor sitio para no perderse ni un detalle del primer espectáculo de las XXXII edición del Concurs Internacional de Focs de Tarragona. «Hace treinta años por lo menos que venimos. Siempre nos colocamos en el mismo punto. Desde aquí se ve a la perfección», comentan Antonio y Gemma. Y razón no les falta, ya que no son los únicos que están de acuerdo con esta afirmación. A su lado se encuentra la familia López. Hace varias ediciones que vienen juntos, después de comer bajan a la playa y pasan toda la tarde hasta que se hacen las diez y media de la noche. Aun así, tanto unos como otros coinciden en que vienen este año con la perspectiva muy alta. «El Concurs de Focs siempre nos sorprende y estamos convencidos de que esta vez no será una excepción», afirma la benjamina de la familia.
Mariona Campos y Àlex Segura también han decidido bajar a la playa para ver el espectáculo de la pirotecnia Josman. «Cuando era pequeña iba con mi abuelo a verlo. Nos sentábamos en el Balcó del Mediterrani y recuerdo ir siempre dos horas antes para no quedarnos sin sitio. Para mí es una tradición», comenta Campos. Segura también había venido anteriormente: «Intento venir cada año al menos una vez. Nunca me lo pierdo», añade.
Sea como sea, todos los presentes coincidían en que el Concurs Internacional de Focs de Tarragona es algo especial y que vale la pena verlo y vivirlo, aunque sea una vez en la vida. Todos sacan pecho de la inciativa que se celebra en la ciudad.