Cuenta Ariadna Aiximeno que ella fue la primera niña en nacer en uno de los edificios de la Plaça García Lorca de Torreforta. Aquello fue en el año 93 y ella, como todos los niños del entorno, pasó su infancia en aquella plaza que era el epicentro de toda la vida vecinal.
Pero ahora el espacio, al que dan 180 pisos y 40 locales, ha sufrido un proceso de degradación que ha terminado por convertirla en un sitio inhóspito. Ariadna ya es madre, y aunque su hija todavía es pequeña, dice que «ni se me ocurriría dejarla bajar».
Ella es una más del grupo de vecinos que se han unido para denunciar el abandono de la plaza. Entre muchas preocupaciones probablemente la principal sea la inseguridad. Explican que en los porches de una de las comunidades se han instalado personas que han colocado colchones, carros y otros enseres y que se ‘pinchan’ a cualquier hora del día.
La situación ha llevado a varias comunidades a hacer obras para cerrar los accesos a los parkings y así evitar problemas de seguridad... Y de limpieza, porque día sí y día también aparecen excrementos, vómitos, basura...
A esto se suma la presencia de un grupo numeroso de jóvenes que se dedican a destrozar el mobiliario urbano y se ponen agresivos si se lo recriminan. En todos estos casos los vecinos aseguran que llaman al 112 o a la Guàrdia Urbana y la respuesta es tardía o, directamente, no existe.
Tampoco acuden, señalan, cuando hay coches que aparcan mal en las esquinas aunque esté prohibido. Ya ha habido dos incendios y los bomberos no han podido entrar.
En este sentido fuentes de la Guàrdia Urbana señalan que en lo que llevamos de año los agentes han realizado una cincuentena de actuaciones en esta zona; la mayoría relacionadas con la presencia de personas sin techo e infracciones de las ordenanzas municipales. Señalan que también realizaron numerosas identificaciones cuando se recibieron la queja sobre los grupos de jóvenes que causaban molestias entrada la noche.
Reconocen que «muchas de estas molestias eran causadas por un mismo individuo, con numerosos antecedentes policiales y que, a pesar de los diversos ofrecimientos, ha acabado rehusando la ayuda de los servicios sociales municipales».
Completo abandono
Y después de la inseguridad el otro quebradero de cabeza es la degradación del espacio que, aseguran, termina por completar la sensación de abandono. Consultados al respecto, desde el Departament de Neteja del Ayuntamiento explican que una de las dificultades con las que se encuentran es que en los edificios hay varios pasillos y porches que son de titularidad privada y actualmente no están dentro del contrato de limpieza viaria. En el nuevo contrato se han tenido en cuenta los pasillos y todas las zonas porchadas de la plaza, así como en otros puntos de la ciudad con una problemática parecida (como los porches de la avenida Catalunya), y se realizará una limpieza ordinaria. Sobre la acumulación de hojas apuntan que no es posible realizar una limpieza diaria, aunque con el nuevo contrato habrá un nuevo sistema.
Por lo pronto Ariadna no se mueve, pero algún vecino ‘de toda la vida’ ya piensa en mudarse.