«Toda la vida que he querido ser castellera. Hoy, por un día, cumpliré mi sueño», explicaba Ruth, una joven de siete años que subía de enxaneta en el pom de dalt preparado por los Xiquets del Serrallo. Hacer castells y ponerse el casco de la canalla era una de las muchas actividades que se podían hacer durante todo el fin de semana en el entorno de los tinglados del Moll de Costa. El Port de Tarragona se lo ha currado para montar una programación dedicada sobre todo a los más pequeños, y para organizar una auténtica fiesta durante los tres días.
Desde castells, hasta elementos del Seguici, como la Vibrieta o la Cucafereta, hasta gegants y charangas, pasando por pesebres, y talleres de grafitis y trenzas africanas. Durante todo el fin de semana han pasado más de cinco mil personas por el Tinglado 1.
Desde hace años, la zona del Moll de Costa se ha convertido en centro neurálgico para las fiestas de Navidad. Uno de los Refugis acoge el Magatzem Reial –el almacén donde los Reyes Magos organizan los regalos– y, desde el Port, han querido complementar la actividad con una programación dedicada a los niños.
Entre las Escales Reials y el Tinglado, esta mañana se podía hacer una pequeña degustación de las entidades que hay en el barrio del Serrallo. Lucas, de 5 años, tocaba por primera vez uno de los tambores que acompaña la Vibrieta. Anna, de 7, pintaba los Gegants del Serrallo. «Las entidades del barrio siempre estamos dispuestas a participar en iniciativas del Port», decía Sisco Cobo, presidente de la Associació de Veïns del Serrallo.
La mañana se ha completado con los paseos en golondrina acompañados del violinista ucraniano Danylo y con el concierto de la charanga Tocabemolls, que ha llenado de ritmo la jornada. También había un espacio gastronómico.