El Centre Penitenciari Mas d’Enric, inaugurado a finales del año pasado, dispone de una piscina de grandes dimensiones. Desde hace más de un año, incluso meses antes de que el recinto abriera sus puertas, dicha piscina era ya apta para el baño porque, a pesar de no haber internos todavía, la depuradora funcionaba perfectamente. Ahora, cuando está el verano a las puertas, todavía no se sabe cuándo entrará en funcionamiento. Según fuentes consultadas por el Diari, al parecer no hay partida presupuestaria para contratar a dos socorristas externos, que es el número que se necesita debido a las dimensiones de la piscina.
La idea que hoy por hoy tiene más peso es convocar primero un curso entre los reclusos para la formación de socorristas, un paso que todavía no está aprobado por la Direcció General de Serveis Penitenciaris. En un principio el contrato se haría a través del CIRE –Centre d’Iniciatives per a la Reinserció–. Todavía no se sabe cuándo se puede abrir la piscina, de medida olímpica.
Traslado de presos
Actualmente, el centro penitenciario cuenta con 316 internos, de los cuales 22 son mujeres. De ellas, cinco se encuentran a la espera de juicio y diecisiete ya han sido condenadas.
Desde hace aproximadamente dos meses van llegando a la prisión de El Catllar nuevos internos, principalmente desde las cárceles de Ponent, Can Brians, Quatre Camins, Puig de les Basses, etc. Van acudiendo hasta el nuevo centro penitenciario a cuentagotas después de pasar un sistema de clasificación en sus respectivos centros para cambiar de destino. La mayoría de los que piden un traslado están ya condenados.
En algunos de los casos llegan a El Catllar para asistir a algún juicio y ya se quedan. A pesar de este continuo traslado, de los siete módulos para adultos que hay en el centro penitenciario sólo están abiertos tres. También lo están el de mujeres y el de jóvenes.
El 24 de noviembre del año pasado 180 internos de la antigua prisión de la avenida Argentina fueron trasladados a las modernas instalaciones de Mas d’Enric, en el término municipal de El Catllar. Durante este tiempo no se ha producido ningún incidente remarcable.
La nueva prisión cuenta con importantes medidas de seguridad, como doble valla más perímetro de seguridad para evitar que desde el exterior se puedan lanzar objetos al interior, principalmente droga y teléfonos móviles. Ello ha provocado que en este medio año de funcionamiento no se haya detectado ningún lanzamiento de objetos desde fuera de los muros de la cárcel.
En cambio, sí que se han decomisado pequeñas cantidades de droga durante los contactos vis a vis y en los registros que se realizan a los visitantes antes de acceder al interior para visitar a algún preso.