Médicos y enfermeras respiran por primera vez desde la tregua que dio la Covid-19 en el verano de 2020, hace 15 meses. Con el SARS-CoV-2 como una enfermedad más, el sistema afronta ahora un reto pendiente: reducir las listas de espera, que han mejorado respecto a 2020 pero están lejos todavía de los niveles de 2019. El principal atasco se produce en las pruebas diagnósticas. La demora media en el Camp de Tarragona ha pasado de los 86 días de septiembre de 2019 a los 127 del mismo mes de este 2021, el último balance oficial disponible de Salut. Es un incremento medio del 47%.
Un ejemplo es la colonoscopia, proceso vital para la detección del cáncer, que ha pasado de 92 días a 158, casi el doble. La ecocardiografía pasa de 164 a 312, y lo mismo ocurre con la ecografía ginecológica, la ergometría o la gammagrafía. Dos pruebas comunes como la mamografía o la resonancia magnética también incrementan la tardanza. En 11 de las 13 pruebas hay un aumento. Se trata de una fotografía de septiembre, cuando los hospitales aún estaban encarando el final de la quinta ola veraniega.
Desde entonces, se han incrementado esfuerzos para recuperar la actividad. «La lista de espera ha crecido. Se han mantenido las operaciones de oncología y de pacientes graves, pero evidentemente hay patologías más banales que se han retrasado. Ahora estamos incrementando la actividad para recuperar todo eso», explica el doctor Joan Inglés, responsable de la Unitat de Salut Laboral del Hospital Sant Joan de Reus.
La situación es similar en el Ebre. Ahí las pruebas diagnósticas han crecido un 35% en espera al pasar de 80 días de media a 108. En esa región sanitaria se incrementa especialmente la ecografía ginecológica (de cuatro meses y medio a casi ocho), la resonancia (de dos meses a tres) o también la colonoscopia (de tres meses y medio a seis). De las 12 técnicas disponibles, los días de tardanza crecen en nueve. «Ahora los sanitarios están haciendo muchos esfuerzos para recuperar la actividad, aprovechando la estabilización de la Covid-19», indica Òscar Ros, vocal de relaciones institucionales del Col·legi Oficial de Metges de Tarragona (COM). «Hay pruebas que no se han hecho y pacientes con sintomatología que no han ido a los centros de salud. A eso se añade que han faltado controles entre aquellos que ya tenían enfermedades y no se han llegado a diagnosticar a tiempo algunas dolencias. Evidentemente, todo eso se tiene que notar. En más de un año de Covid-19 se ha dejado de hacer mucho trabajo», explica Tani Francesch, médico especialista en geriatría y curas paliativas en Joan XXIII y delegada sindical de Metges de Catalunya.
Francesch alerta de la cantidad de infradiagnósticos que no aparecen en las listas pero recalca que el problema es de estructura e irá más allá de la pandemia: «Hay algo clave como es la falta de personal, de médicos y enfermeras. Incluso aunque se quisiera aumentar plantillas, sería muy complicado, porque no hay dónde elegir. Un médico tarda diez años en formarse, seis de carrera y cuatro de especialidad. Hay muy pocos. El problema es más grave en Tarragona o Tortosa que en Barcelona». Francesch señala que «a los gestores de la sanidad se les hay que reconocer que están haciendo todo lo posible pero si no tienes suficientes profesionales, si no hay recambios, será muy difícil, así que vienen tiempos complicados».
Más lentitud en las cirugías
También se posterga la cita para las operaciones con un plazo de acceso garantizado inferior o igual a 180 días. En el Camp de Tarragona, crece la espera para las cataratas, las prótesis de rodilla y la cadera; en el Ebre, bajan las cataratas pero suben las otras dos. Otras cirugías de la región también padecen retrasos, como las varices (de 178 días a 221), la artroscopia (146 a 181), la cardiaca (de 12 a 126) o la torácica (de 59 a 121).
«La pandemia ha colapsado el sistema y eso ha supuesto una paralización. Toda esa actividad ha quedado pendiente y requerirá más recursos, que se destinaron a una única patología», reconoce Marina Roig, de la junta de personal CATAC-CTS/IAC en Joan XXIII: «Toda la actividad de cribado de colon y de mama se paró durante algún tiempo. Los profesionales están muy cansados por el sobreesfuerzo. Se está haciendo ahora un esfuerzo por recuperar, pero la plantilla es la que es. En un periodo breve el sistema vivirá un repunte de algunas patologías porque hemos perdido una parte de la cultura preventiva. No contamos con personal suficiente para realizar todas estas labores pendientes», aporta Roig.
Menos impacto han tenido las visitas al especialista. En líneas generales, ha bajado la gente pendiente de una consulta y el tiempo medio de espera, si bien se incrementa en algunas áreas como oftalmología, urología o traumatología. En el Camp de Tarragona, además, aumenta la demora para visitar al cardiólogo o al alergólogo.
Esta misma semana, el conseller de Salut, Josep Maria Argimon, reconocía que las listas de espera en Catalunya son «muy altas» pero «son las que son, son reales». Salut prevé incrementar un 23% la partida de los sueldos de los sanitarios para mantener los contratos de la pandemia.
Los registros oficiales de Salut demuestran lo que el Departament ha dicho siempre, que la cirugía oncológica y el resto de intervenciones urgentes siempre se han garantizado, por muy dura que fuera la oleada. Los tiempos se mantienen prácticamente invariables, y en algún caso van a la baja. En el Camp de Tarragona, la espera para operarse del cáncer de pulmón ha pasado de 21 días a 26 entre 2019 y 2021, la del tumor maligno de próstata ha pasado de 53 días a 45, el de colón de 11 a 12 y el de mama se mantiene en 16, la misma cifra que hace dos años. En el Ebre, la intervención de neoplasia maligna de colon ha pasado de 111 días a 11, la del cáncer de mama ha descendido de 15 a ocho días, la cirugía de tumor de piel se ha reducido de 83 jornadas a 10 y el de próstata de 12 días a ninguno.