Es la crisis después de la crisis. Cuando parece que por fin la emergencia ocasionada por el Covid-19 comienza a dar una tregua al sistema sanitario, ahora empieza a vislumbrarse lo que viene: el atasco que se creará entre los pacientes que se quedaron en la lista de espera para ser sometidos a una prueba o una operación, y los que no pudieron ser atendidos porque los hospitales estaban centrados en la pandemia y que también, tarde o temprano, entrarán en la lista.
Basta con repasar los datos que publica el CatSalut cada mes para observar cómo han crecido las listas de espera entre febrero y abril de este año. En la mayoría de los casos el número de pacientes en la lista varía poco (la actividad estaba bajo mínimos así que tampoco entraban muchos nuevos enfermos); mientras que los días que esperan se disparan; en algunos casos hasta el 40 y el 50%.
El tiempo garantizado
Cuando se habla de listas de espera lo primero que hay que aclarar es que hay ciertas operaciones y pruebas diagnósticas sobre las cuales hay una garantía, es decir, el CatSalut se compromete a realizarlas en un tiempo máximo determinado.
En el grupo de las operaciones que se garantiza que se harán en un plazo de 45 días o menor se encuentran algunas operaciones oncológicas. En los hospitales locales, tal como puede verse en el gráfico, el número de pacientes ha ido variando (señal de que ha habido operaciones pese a la crisis) pero en todas las operaciones el tiempo de espera ha subido. Eso sí, en casi todos los casos el plazo garantizado todavía se cumple, aunque en varias intervenciones el número de días comienza a estar cerca del límite. Las intervenciones de este grupo que acumulan más espera de la garantizada son las de riñón y de vías urinarias y las de la piel.
Además de las oncológicas o las cardíacas, hay otras tres operaciones que tienen un tiempo garantizado igual o inferior a 180 días (seis meses): cataratas, prótesis de cadera y prótesis de rodilla. En los tres casos el tiempo de espera ha subido claramente con la crisis aunque, en el conjunto de la región, todavía se hacen antes de los seis meses.
La lista de pacientes más larga es la de quienes esperan por una operación de cataratas (1.696 en la región en el mes de abril). Desde que comenzó la crisis pasaron de tener que esperar 71 días a esperar 116, es decir, 45 días más.
En el caso de las prótesis de cadera, una operación por la que están esperando 257 pacientes, la región sanitaria cumple, en conjunto, con el plazo. No obstante, por separado, quienes esperaban en el Hospital Universitari Joan XXIII de Tarragona en abril debían aguardar 213 días y en el Hospital de El Vendrell 187.
Por una prótesis de rodilla esperan en la región 546 pacientes y los que tienen que aguardar más tiempo son los de el Hospital de El Vendrell: 213 días.
Hay otro grupo de intervenciones que también se monitorizan por parte del CatSalut pese a que no tienen un plazo máximo garantizado. En este grupo la operación que acumula, con diferencia, la espera más larga es la de obesidad mórbida. En la región sanitaria esta cirugía solo se realiza en el Hospital Universitari Sant Joan de Reus y, si en febrero había esperando 508 pacientes, en abril estaban la misma cantidad de pacientes en la lista, con la diferencia de que antes de la crisis la espera era de 458 días y ahora de 507, casi un año y cinco meses.
Las pruebas no cumplen plazos
Pero si las intervenciones quirúrgicas cumplen, mayoritariamente, con los plazos, en el caso de las pruebas diagnósticas la realidad es muy diferente. Hacemos una selección de algunas de las pruebas que acumulan más pacientes en espera y el resultado es que ninguna llega a los tiempos garantizados: 30 días para las pruebas de prioridad preferente y de 90 para la prioridad ordinaria. En todos los casos superan los 90 días.
Hay por ejemplo, 2.203 pacientes esperando por una tomografía computada y lo hacen, de media por 105 días. 1.696 esperan por una resonancia magnética (150 días) y 1.004 por una ecografía abdominal (123 días).
Inversión urgente
El presidente del Col·legi Oficial de Metges de Tarragona, Fernando Vizcarro, señala que pese a que durante la crisis del coronavirus se han realizado las operaciones urgentes e inaplazables, ahora tocará poner los medios para que las listas de espera «que ya eran largas» no se disparen.
No hay recetas mágicas, advierte, y reducir las listas pasará por realizar una mayor inversión económica. «Tal como nos recordó la Comisión Europea hace unos días», señala.
En su opinión habrá que contratar más personal o ampliar horarios en los casos en que sea posible. Tocará, además, ampliar la actividad no solo de los centros habituales, sino buscar otros para descongestionar, como hospitales y clínicas comarcales. «Tenemos un sistema infra financiado y urge renovar los equipos y aumentar las plantillas», sentencia.
Vizcarro recuerda que ya tuvimos una experiencia «nefasta» que no se debería repetir, al ver cómo crecieron las listas de espera después de los recortes que siguieron a la crisis económica del 2008.
Prioridad a los casos urgentes
Desde la Región Sanitaria del Camp de Tarragona explican que ya se ha creado un grupo de trabajo para abordar la descongestión de las listas de espera que está trabajando en un horizonte 2020-2021.
Lo que sí está claro, adelantan, es que en el escenario actual, en el cual algunos hospitales todavía tienen un doble circuito, es decir, atienden a pacientes con y sin coronavirus, la actividad todavía no será igual a la que había antes de la pandemia.
En lo que sí insisten es que en esta desescalada se dará prioridad a los casos más urgentes; primará el cuadro clínico del paciente antes que el tiempo que tiene en la lista. Una de las opciones que hay sobre la mesa es hacer una lista de espera única por región sanitaria y no por hospitales, como ahora.
Además de las operaciones y pruebas, aseguran que también comienzan a recuperar el ritmo las visitas de los médicos especialistas, algunos de las cuales están realizando consultas telemáticas.