El restaurante La Caleta se hizo un nombre por su gastronomía, pero también por el trato y la familiaridad que reciben los clientes de toda la vida. Prácticamente puede considerarse uno de estos el periodista encargado del programa matinal de RAC1, Jordi Basté, que en una de sus estancias de veraneo en Torredembarra conoció el establecimiento ubicado en el Passeig Marítim Rafael de Casanova. Sin embargo, el pasado domingo cerró definitivamente sus puertas tras una trayectoria de casi cuarenta años.
Basté recuerda la «voz rota y radiofónica» de quien fue la fundadora y propietaria, Avelina del Olmo, con quien mantuvo una «muy buena relación». Tal es así que Jordi Basté incluso consiguió que le explicara una de los secretos mejor guardados: la receta del gazpacho de cerezas y fresas. «Era maravilloso y siempre me decía que no me la daría, hasta que insistí tanto que accedió. Fue de las cosas más chulas», indica.
de cerezas y fresas
La mezcla de sabores de este entrante fascinaba el paladar del periodista, que reconoce que tuvo que preguntarle en una segunda ocasión que le explicara los detalles de la preparación. Un proceso del que tomó nota de puño y letra, aunque asegura que «nunca me quedó igual». «Ahora le he pillado el truco y me sale bien, pero había días en los que desde el inicio ya veías que aquello era un desastre», reconoce.
A Jordi Basté se le hace la boca agua cuando recuerda la cocina mediterránea y de autor de La Caleta. Especialmente el salmón marinado, así como el brioche de tartar de ternera angus y yema confitada.
El restaurante, junto a la punta del Miracle, «era un espacio precioso», lo que hacía que los clientes nunca tuvieran prisa a la hora de levantarse de unas sobremesas que tendían a alargarse. «Es uno de aquellos establecimientos que forma parte de la historia vital y del que conservo algunos de los mejores momentos», afirma el periodista.
Basté reconoce que con el cierre de La Caleta «se va una parte de mi juventud». Este verano le tocará experimentar y seguir probando nuevos restaurantes del entorno. No obstante, asegura que ha perdido «un referente, de las veces que venía a Tarragona».
De políticos a periodistas, pasando por los empresarios, han sido algunos de los más fieles clientes de este establecimiento que siempre se caracterizó por su discreción. Ahora, su propietario, Román del Olmo, ha decidido poner punto y final al negocio que abrió sus puertas en el año 1985 para dedicarse a un proyecto de catering. No obstante, el recuerdo de La Caleta permanecerá vivo en la trayectoria vital de muchos tarraconenses que han sabido disfrutar de la buena cocina.