Amenaza de ocupaciones ilegales en El Serrallo

La semana pasada se registraron dos intentos de ocupación en la calle Gravina. La colaboración vecinal y la rápida actuación de los Mossos lo evitaron

24 marzo 2025 14:13 | Actualizado a 25 marzo 2025 07:00
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El barrio de El Serrallo está en alerta máxima. En las últimas semanas se han producido varios intentos de ocupaciones ilegales que han alarmado a los vecinos. Intentos que han acabado en nada gracias a la actuación de los Mossos d’Esquadra y a la colaboración vecinal. Sin embargo, hay otros puntos negros del barrio que ya llevan años ocupados y que son una preocupación para los vecinos. Cabe recordar que las ocupaciones ilegales o las usurpaciones de inmuebles en Tarragona se han multiplicado por nueve desde el 2010, pasando de 78 a 785, tal como publicaba hace unos días el Diari. La demarcación pasa de ser la novena a la séptima de Espanya donde se producen más delitos de este tipo.

Dos intentos fallidos en días

Los vecinos de la calle Gravina están pasando un calvario. Aseguran que llevan días sin apenas dormir y pendientes de que no entre ningún ocupa en su portal. La historia empezó hace dos fines de semana cuando los vecinos del número 17-19 oyeron unos ruidos raros. Según ha podido saber el Diari, ya hacía días que veían entrar y salir a personas desconocidas y escuchaban muchos portazos, explican los vecinos. Cabe tener en cuenta que El Serrallo es un barrio pequeño donde todo el mundo se conoce.

Al escuchar los ruidos, uno de los vecinos decidió llamar a la policía, quien se presentó al lugar en cuestión de minutos. Hacía menos de 24 horas que el ocupa estaba en el piso y, por lo tanto, los Mossos pudieron desalojarlo. En este caso, se llevaron al individuo de 40 años detenido por tener dos órdenes judiciales de detención.

Tres días después, la madrugada del pasado miércoles, los hechos se repitieron, aunque los ocupas, en este caso, eran dos jóvenes que apenas llegaban a la mayoría de edad. Gracias a la colaboración vecinal y a que los pisos de este bloque tienen una alarma antiocupación, los Mossos pudieron desalojarlos enseguida.

Se trata de un edificio ubicado en la calle Gravina número 17-19 que, desde hace unos años, es propiedad de la Sareb. Antes, el titular era un particular que cobraba los alquileres de los vecinos, pero que no pagaba la hipoteca. Finalmente, la entidad bancaria se quedó con el inmueble, y, después de un largo periplo judicial, el banco aceptó hacer contratos de alquiler para algunos de los vecinos.

De los siete pisos que hay, dos están en situación regulada, otros dos en trámite, y los tres restantes son los que se han intentado ocupar esta última semana. Según ha podido saber el Diari, sería un mismo vecino quien facilitaría la llave del portal a los ocupas. Los otros vecinos ya han hablado con él y le han dado un ultimátum. Por su parte, la Associació de Veïns del Serrallo quiere asesorarse para encontrar fórmulas de mediación entre los vecinos.

El barrio se siente inseguro y los vecinos, de la calle Gravina y de las otras, aseguran que están preocupados por la situación. Muestra de ello fue la reunión que celebró la asociación de vecinos el pasado viernes, donde este fue uno de los temas que se trató.

Desde la asociación vecinal se pide la colaboración a los serrallencs para detectar cualquier intento de ocupación. «Si alguien oye un ruido extraño o ve gente desconocida por su edificio, que llame a la policía enseguida», dice el presidente de la entidad vecinal, Sisco Cobo.

Trasteros ocupados

Pero no todo ha quedado en intento. Justo en la misma calle Gravina, a pocos metros del número 17-19, hay un inmueble abandonado, en un estado casi de ruinas. El edificio es de tres pisos y desde hace años se va ocupando y desocupando. Ahora, hay solo uno de los pisos ocupados por una pareja. Los vecinos sufren porque aseguran que la vivienda está en muy mal estado y puede suponer un riesgo para los que viven en ella.

Otro de los puntos negros en materia de ocupación se encuentra en las botigues –así las conocen los serrallencs– de la calle Salou. Se trata de unos pequeños trasteros ubicados en la planta baja de las casas de los pescadores y que son propiedad de la Confraria de Pescadors. Hasta hace unos meses, un hombre –que ha muerto recientemente–, habitaba en una de ellas y tenía cuidado del resto. Ahora se han ocupado tres o cuatro más, y la Confraria está buscando la mejor fórmula para poder echar a los ocupas.

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