Los fallecimientos por cáncer en Tarragona no crecieron durante el primer semestre de 2020, que incluyó el confinamiento estricto domiciliario, pero el año pasado dejó un balance más preocupante, por su eventual impacto a largo plazo: hubo alrededor de un 15% de infradiagnóstico de tumores. Es decir, se hallaron y trataron menos cánceres de los esperados debido a la pandemia, rompiendo una dinámica de ligeros incrementos interanuales de detección durante los últimos tiempos.
«Hubo una bajada importantísima en los meses de confinamiento. La Covid-19 ha sido como un gran terremoto en el que no has podido diagnosticar todos los casos de cáncer. Sabemos que va a haber un impacto, pero no conocemos su magnitud. Cuanto más retraso acumule un diagnóstico, más avanzada puede estar la enfermedad y eso hace que sea más grave y más complicada de tratar», admite Jaume Galceran, director del servicio de epidemiología y prevención del cáncer del Hospital Sant Joan de Reus y presidente de la Red Española de Registros de Cáncer.
La incógnita de 2021
El Departament de Salut ha reconocido la tendencia: «La pandemia probablemente afectará al número de diagnósticos en 2021. Eso ya pasó en 2020, sobre todo en los meses de confinamiento. Estos cánceres, con más o menos retraso, se acabarán diagnosticando y, por tanto, es posible que el número de casos en 2021 sea ligeramente superior al que se esperaría sin efecto de la pandemia».
«Hay un claro impacto cdel infradiagnóstico pero aún es pronto para saber la magnitud», dice Jaume Galceran, director del Servei Epidemiologia Hospital Sant Joan de ReusSalut indica que, de alargarse el efecto en 2021, quizás «este año no se compense del todo los retrasos». «Ahora vivimos una nueva ola de casos, pero también es verdad que los hospitales están mejor preparados», comenta Galceran. La previsión para 2020 era de 2.790 tumores detectados en hombres y 1.922 en mujeres. «No llegaremos a lo que estaba previsto», explica el doctor del Hospital Sant Joan. En total, suman algo más de 4.700 tumores malignos. Por lo tanto, según los cálculos del ente que radiografía al cáncer en la provincia, unas 700 patologías estarían sin diagnosticar, lo que genera una cierta alerta y preocupación en el ámbito médico.
El problema no es tanto el tratamiento sino la detección. «Todas las operaciones oncológicas se han intentado mantener, incluso en los momentos más duros de la pandemia, en la primera ola. Los tratamientos han continuado, hasta allí donde ha sido posible y superando todas las dificultades. El problema es la gente que se ha dejado de hacer pruebas por miedo o que aquellos que tenían síntomas no han ido al médico, por temor a un sistema sanitario que estaba estresado y en el que quizás era más difícil que te atendieran», indica Galceran. Así, lo que más preocupa a los facultativos es la demora del primer diagnóstico, que hace postergar el inicio del tratamiento y puede comprometer la evolución de la dolencia.
«Hay mucha patología oncológica que no la hemos podido visitar, que no se ha diagnosticado, porque las personas, aun teniendo síntomas, se quedaron en casa durante el confinamiento, y ahora hemos visto que eran cosas graves», reconoce Tani Francesch, médico especialista en geriatría y paliativos en el Joan XXIII.
«Es deducible que la gente, por estar confinada, esperaba al máximo antes de ir a urgencias o al médico de cabecera. La cirugía oncológica se hacía pero la previa muchas veces no y el diagnóstico se ralentizó», explica en idéntica línea Emili Mayayo, director del Departament de Ciències Mèdiques Bàsiques, de la Facultat de Medicina i Ciències de la Salut de la URV. Mayayo pone un ejemplo: «Durante el confinamiento recuerdo que en Joan XXIII hacíamos menos citologías, que es la prueba para el diagnóstico de prontitud del cáncer de cérvix».
El riesgo de la tardanza
Son riesgos acumulados en los que unos meses pueden resultar decisivos. «Un cáncer no mata de un día para otro, como sí hace la Covid-19, por ejemplo, pero no es lo mismo uno en fase uno que cuatro, cuando tiene más posibilidad biológica de haber generado metástasis», dice Mayayo.
Josep Gumà, director del Institut Oncològic Catalunya Sud, centralizado en el Hospital Sant Joan de Reus, cree que «puede haber algún tumor que haya tardado en diagnosticarse porque el paciente estaba encerrado en casa y no iba al médico». Gumà relativiza la incidencia pero recalca la importancia de un diagnóstico precoz: «Creo que no ha habido retrasos importantes, puede haber algún caso puntual. Eso sí, una demora de dos meses puede ser importante». Hay estimaciones que apuntan a que dos de cada diez pacientes no se han diagnosticado debido al coronavirus. En general, esa infradetección oscila en España entre el 10% y el 20% según el cómputo global de todo el año.
De ahí que el colectivo médico lance un aviso a la población. «Hay que concienciar a la gente de que no tenga miedo de ir al hospital, de la importancia del diagnóstico precoz, de hacerse las pruebas que tocan. Es muy importante abordar cuanto antes la dolencia», explica Jaume Galceran. Incluso en esta tercera ola tan virulenta, las intervenciones urgentes y oncológicas se han mantenido en los hospitales.
El Servei d’Epidemiologia i Prevenció del Càncer del Sant Joan estima que durante 2021 se diagnosticarán en el Camp y el Ebre unos 4.800 nuevos casos de cáncer, 2.850 (el 59%) en hombres y unos 1.950 en mujeres (el 41%). Ahora bien, esas cifras podrían crecer por el infradiagnóstico acumulado de 2020. Los tipos de tumor más frecuentes en hombres serán el de próstata (519), colorrectal (511), pulmón (382) y bufeta urinaria (360). En las mujeres serán el de mama (569), colorrectal (270), cuerpo uterino (124) y pulmón (116).
La supervivencia ha mejorado
La situación general de déficit de detección afrontará a medio plazo el reto de ver qué sucede con la mortalidad. Se estima que este año se morirán en la provincia unas 1.800 personas a causa de un cáncer, 1.130 hombres y 670 mujeres. Está por ver si esta tardanza repercute en un agravamiento futuro de los casos y una mayor letalidad, el gran temor de la comunidad médica.
Los datos más recientes de supervivencia no recogen, por el momento, ningún rastro de la pandemia; más bien es al contrario, ya que la supervivencia de los pacientes con cáncer a los cinco años del diagnóstico ha ido mejorando en Tarragona. En los hombres ha pasado del 47% en el periodo 1995-99 al 57% en la franja de 2010 a 2014. En las mujeres se incrementó del 57% al 64%. Así, la tendencia es que cada vez se diagnostican más tumores pero cada vez muere menos gente por ello. El incremento de la supervivencia se basa en factores decisivos como los programas de detección precoz o los avances terapéuticos.