Durante media hora estuvo golpeando a su padre octogenario en El Catllar, causándole lesiones graves que provocaron su muerte al cabo de cinco días. Así lo considera la Fiscalía de Tarragona, que pide para el agresor confeso 19 años de prisión como autor de un delito de asesinato por alevosía, además de otros diez de libertad vigilada.
El juicio por este caso tendrá lugar probablemente el próximo año en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Tarragona con un jurado popular.
El acusado es un ciudadano alemán de 47 años, con antecedentes penales. El 15 de julio del año pasado residía con su padre, de 81 años, en un chalet situado en la calle Salvador Seguí, en la urbanización Mas Vilet. El inmueble estaba construido en una parcela vallada, con porche y edificación de dos plantas. El acusado y la víctima disponían de espacios para pernoctar en el interior.
El día antes, el acusado había consumido una botella de vodka y cocaína en su dormitorio, quedando posteriormente dormido. Sobre las ocho de la mañana del 15 de julio, los dos estaban en el porche de la vivienda: el procesado de pie y su padre sentado en una silla.
El acusado «aprovechando su envergadura corporal –1,85 metros de altura y 85 kilos de peso– y al tiempo la dificultad de movilidad de su padre» tras una discusión previa entre ambos, y por causas que no se han determinado, golpeó repetidamente a la víctima, «con propósito de acabar con su vida o representándose dicha posibilidad» en la cabeza y en el cuerpo. Para ello utilizó su mano y su puño. Y así durante aproximadamente media hora.
Las expresiones
Mientras, el agresor gritaba expresiones como «porque pegas a mis perros, te pego como pegabas a mamá, te he dicho que no pegues a mis perros». La víctima no tuvo oportunidad de defenderse ni de huir.
El acusado, al advertir la llegada de los Mossos d’Esquadra, trasladó a su padre al interior del domicilio, dejándolo tirado en el suelo a la entrada de la casa.
Tras recibirse una llamada de los vecinos al 112, se trasladaron al lugar efectivos del SEM y de los Mossos d’Esquadra. Los agentes llamaron desde la parcela, saliendo el acusado al porche, sin síntomas de haber consumido bebidas alcohólicas, con restos de sangre reciente en los brazos y las piernas. No llevaba camiseta, estaba mojado de sudor y exaltado.
Preguntado por los policías sobre su padre, les contestó que estaba bien. Pero ellos le pidieron que saliera, momento en que les dejó entrar al interior de la casa.
Confesión
En aquel momento, asegura el fiscal, el acusado dijo a los mossos que «mi padre pega a mis perros y yo voy a acabar en la cárcel porque le voy a matar a él». Los agentes encontraron a la víctima tirada en el suelo tras la puerta de acceso a la casa, lleno de sangre, consciente pero sin moverse, con la cara llena de golpes sangrantes.
En la parcela se encontraron seis perros, propiedad del acusado, de raza mestiza, con características de Husqui siberiano y potencialmente peligrosos por pelaje y mandíbula. Uno de ellos mordió a una agente. Le causó lesiones consistentes en hematoma y herida por mordedura, con cuatro pequeños orificios.
Durante el traslado del detenido a las dependencias policiales manifestaba repetidamente: «Ya le dije que no pegara a mis perros, eso pasa porque pega a mis perros». En aquellos momentos, el arrestado estaba acusado de un delito de lesiones. Dos días después pasó a disposición judicial. El magistrado decretó su ingreso en prisión como presunto autor de un delito de homicidio/asesinato en grado de tentativa.
En coma
La víctima fue evacuada al Hospital Joan XXIII, donde quedó ingresada en la UCI debido a su estado grave. Posteriormente entró en coma con empeoramiento de las lesiones encefálicas, apareciendo un nuevo foco hemorrágico en el cerebro, asociado también a un proceso infeccioso respiratorio. Recibía medidas paliativas hasta que finalmente falleció a las tres de la madrugada del 20 de julio.
Además de la pena de prisión, el acusado se enfrenta a la responsabilidad civil. La Fiscalía fija en 1.258 euros –357 por las lesiones y 901 por las secuelas– el pago a la agente que resultó mordida por uno de los perros del acusado.